Este martes 30 de junio, José Emilio Pacheco cumple 70 años.
En seguida aparece un portarretratos de Pascual Borzelli Iglesias, una crónica fotográfica del homenaje que recibió el fin de semana pasado en Bellas Artes.
Asimismo, dos poemas en honor de José Emilio Pacheco: espinelas de Eduardo Langagne y un soneto de Julián Hernández, rescatado por Mario Bojórquez.
De José Emilio admiramos
la fértil perseverancia,
-palabra de relevancia-,
connotación que apreciamos.
En su vanguardia ganamos
respeto a la tradición
y su diáfana expresión
de agua clara es la enseñanza.
Esto no es una alabanza,
es sólo una reflexión.
II
En José Emilio Pacheco
la poesía es inteligencia,
es oficio de una ciencia
que encuentra su recoveco,
para un mundo yermo, hueco,
es lluvia y es emoción;
es nítida conjunción
de expresión y sentimiento,
heroísmo en pensamiento,
como dijo Diaz Mirón.
III
Pongo feraz, y la pluma
me corrige por veraz;
yo lo escribo una vez más
para ver entre la bruma.
Pido a mi lápiz que asuma
una corrección más nueva
pero el papel dice cueva,
la lucha es interminable,
el poema inacabable:
José Emilio lo comprueba.
IV
Revela Tarde o temprano
una amplia bibliografía
que nos pone casi al día
la ruta lectora a mano.
Sigo el índice y me afano
con la rosa de los vientos,
encuentro Los elementos
de la noche y El reposo
del fuego, un libro hermoso,
haz de lúcidos conceptos.
V
Y No me preguntes cómo
pasa el tiempo, ya verás:
Irás y no volverás,
a otras páginas me asomo.
El océano policromo
trae islas a la deriva,
Desde entonces, poesía viva,
sé Los trabajos del mar,
Miro la tierra, al azar
mi lectura se reaviva.
VI
Más: Ciudad de la memoria,
El silencio de la luna,
La arena errante se acuna,
Siglo pasado es la historia.
Lectura definitoria:
del dos mil voy atrasado,
una década ha pasado,
dos lustros han transcurrido
y José Emilio ha seguido
escribiendo empecinado.
Un soneto de Julián Hernández:
Con los setenta, Emilio, has completado
la suma que el glorioso florentino
sacó por su mitad cuando el destino
lo puso en el oscuro descampado.
Si estos setenta, Emilio, has festejado
otros setenta más por el camino
habrás de recoger, si ese es tu sino.
Qué tierna edad, la que hoy has alcanzado
¿Cuántas infancias caben en setenta?
El hilo de la vida es maravilla
nos lleva al margen de su propia orilla.
Burla a la muerte que paciente ovilla
Juega tu albur y cada día intenta
Un año más, un año más… y cuenta