A continuación un poema del vate mexicano Ibán de León (Oaxaca, 1980), cuyo lenguaje busca la matización afectiva al recuperar el mundo de la infancia. Actualmente Ibán de León es becario de la Fundación para las Letras Mexicanas en poesía.
Las mañanas,
el golpe de los gallos
y aquel cielo,
donde el luto rasgaba la espesura,
me dolían
como duelen los muertos
que se llevan consigo la sombra de sus padres;
aquel cielo,
por si esto no bastara,
demolía las horas al frente de la casa.
Nos quedábamos tanto,
recluidos del aire,
de los mundos dispersos que nacen en los patios,
observando las grietas correr sobre la tierra,
observando el temblor de los espejos,
observando
el camino cerrado de las alcantarillas.
No éramos rehenes
o lo éramos
tan sólo en las lumbreras del verano.
El inicio del día
se abría para siempre en mitad de la lluvia.