Ana María Iza (Quito, 1941) es una de las poetas más reconocidas e importantes del Ecuador. Ha obtenido importantes premios nacionales con su obra poética como el Premio Nacional de Poesía Ismael Pérez Pazmiño convocado de Diario “El Universo” de Guayaquil en los años 1967, 1974, 1984 y 1995, entre otros.
los pájaros invaden la tarde con sus alas.
La cintura del viento
se retuerce
en los brazos fornidos de los árboles
y suspiran las hojas débilmente
por los besos que crujen en las ramas.
Es sábado.
No me hace falta más para sentirme libre
en un mundo de esclavos.
MONTAÑA
Montaña:
sin aldabas
sin noticias
sin absurdos prejuicios
sin tarados
sin letreros que todo lo prohíben
sin niños limpiadores de zapatos
Amo tu soledad
tus campos verdes
el aire limpio que a vivir contagia
la libertad del pájaro que vuela
la paz del gusano que se arrastra.
Quédate donde estás
ningún viento te mueva
quédate lo más lejos del poblado
Yo que ante la vida misma no me inclino
y de la negra tierra me levanto
ante tus plantas humildes me arrodillo
y ante tu altar sin mitos me descubro
mientras las nubes pasan
EL HABITANTE DE LAS PRADERAS RUMIANTES
Cuando el estómago está satisfecho
al corazón le parece la vida menos dura.
¡Oh, Tonto Corazón!
Una roja manzana te seduce
más que cualquier pintura neorreal,
ante un plato prosaico de sardinas
te pones a dar saltos de alegría;
hablas bien de la vida
y mucho más.
Pero tienes razón:
Eres de carne,
de sed, de sangre y sal.
Envuelto vienes en el papel del hambre
y con hambre infinita de infinito te vas.
Comamos, corazón, aunque sea huesos;
bebamos, corazón, aunque sea el vino
de las uvas más verdes que nos dan.
¡Solamente los ángeles viven de armonías!
Pero tú, corazón, vives de pan.
CONOCIMIENTO
Si tú me amas
la tierra dará flores
árboles, agua, frutos,
los hombres engendrarán,
la vida será hermosa.
Si tú no me amas
la tierra dará flores
árboles, agua, frutos,
los hombres engendrarán,
la vida será hermosa.
RÍO CURARAY
A María Fernanda Espinosa
Soldado
recuerdo tus ojos del color de la hierba
y el guayacán de tus brazos.
De oro estabas hecho
eras bello soldado.
Cuando te vi pensé que el sol había bajado.
Atraías la paz con tu sonrisa blanca.
Y aunque no concordaron tu sed y mi agua seca
un breve pacto hicimos en medio de las aguas.
¿Recuerdas como el río Curaray nos miraba?
¡Qué bien te iba la noche sobre tu piel de seda!
Parecía un capote el gran cielo estrellado.
Hoy que llega el recuerdo como un vino crecido
hago un brindis de versos a nivel de la tarde.
II
¡Quédate donde estás!,
en el pasado
Allí no se envejece ni se cambia.
Serás la eterna fantasía
el sueño de los sueños
que he soñado.
III
¿Qué fuimos tú y yo en la selva infinita…
Dos lámparas ardientes
o dos ardientes cenizas?
Gracias por el lucero que no alcancé a tomarlo
y que tú me ofreciste.
Gracias por las alas en forma de abanico.
Con ellas me refresco cuando la asfixia sopla
y su collar de perlas moradas
me desliza.
Perdóname la estrella
celeste
inmóvil
fría…
Es que por esos tiempos, soldado,
me invadía
el infernal oriente de la desolación.
Es que en aquel diciembre
tus ojos del color de hierba no sabían
que era color de muerte mi corazón.
CÍRCULOS
Regresa Ana María
con su cara de “yo si fui”
a decir lo mismo,
sin lograr inventar otras palabras.
El mundo de ayer no fue bonito,
pero el de hoy tampoco.
Antes se cortaba telaraña
para sanar la herida,
ahora se corta de una vez la herida
porque no hay telaraña.
Pobre Ana,
buscando con su linterna a Diógenes.
Quiso hacerse valiente y comió pólvora
sin saber que el azufre es cobardía,
quiso hacerse paloma sin ser ave.
¡Tonta María!
Regresa,
pero esta vez más sola
porque el mundo ha crecido
y se han hecho gigantes los enanos,
dinosaurios, las piedras del camino.
Las estrellas parecen más distantes;
Himalayas azules los domingos.
Regresa Ana María.
A PRUEBA DE AGUA
Quisieron cambiarme el corazón
por un corazón a prueba de cometas.
Un corazón de humo
que ni llueva ni truene.
Un corazón que no se canse
de estar siempre a la izquierda.
Adiós Cristiand Barnard,
no me transplante usted piezas ajenas.
A fuerza de crecer he crecido,
llevo el heno sin prisa en mi carreta.
Solamente para hacer versos sirvo
y así me quedo.
ESCRITO PARA SIEMPRE
¡Óyeme Jehová!
Tú que no habitas templos
ni cuarteles:
después de tantas mentiras
he llegado a conocer tu Nombre
y a saber que no eres judío
ni banquero.
Una vez tuve cinco años
y una ola gigante iba a comerme.
Yo estaría en el vientre de la espuma,
pero la ola reventó entre tus dientes.
Hoy que aprendí a escribir
-vestida de minúscula-
me acerco a agradecerte.
Yo
que no tuve nunca quien me quisiera mucho,
quien jugara conmigo a estar de a buenas,
envidiaba la dicha de las rosas
por durar solo un día en los floreros.
Sin muñecos de aserrín
ni osos de peluche
trenzaba para jugar, mis dedos.
Sin embargo
largas cartas me hiciste en los crepúsculos,
-convertiste en juguete mis desvelos-.
Por ti tuve vacaciones,
días libres,
caballos incansables de indómitos ensueños.
Lianas y remolinos me elevaron.
Yo conozco el envés del firmamento.
¡Qué muñeca de aserrín estúpida,
qué oso,
qué patín, qué felpa!
Me divertí como nadie con la luna
blanqueando en mis balcones sus luceros.
Qué bueno fue ser tonta.
Por ti
me contestaron las estrellas.
Jehová
te llamo para decirte
que tengo cinco años todavía.
Y de las olas gigantes me defiendas.
DESPUÉS
Yo
chofer de land rovers
y de coches de bebés.
Ex-violín,
media nylon
con los puntos idos
para siempre.
Yo
jaque mate
de mi propia partida de ajedrez,
hacedora de vientos y arreboles
por no saber qué hacer.
Producto de la imaginación ajena
y a ratos de la mía también.
Yo
incapaz de sentarme encima de una rosa
me arrepiento en el alma
no haber aprendido corte
y confección.
HABLANDO EN SERIO
Hablemos de usted.
Usted no vale un céntimo,
si usted no ha sido albañil,
zapato chueco,
huérfano.
Abogado de pobres
espejo de mil caras
cuchillo de tres filos
y nigua al mismo tiempo
Usted
debe aprender a vivir,
no confíe ni en su mamá
y tenga a mano un perro.
II
Posiblemente
no llegará a Presidente de la República,
ni a ocupar
un importante puesto en el Distrito.
,
A lo mejor su país
no tiene distritos,
aunque posee extensiones de piretro
y una sangrante historia de eucaliptos…
De qué le sirve el agua
si usted no siente sed ni de «chiripa».
Cuando se muera usted
si usted no sabe
lo que es morir en vida
se habrá perdido lo mejor
no habrá gozado «lindo»
Habrá vivido como las estatuas
sirviendo inútilmente
de fondo al infinito.
EL PUEBLITO
A Dayana
“Si nacías en París hubieras llegado lejos”
Desde entonces preguntó ¿Dónde está lejos?…
¿Con quién tengo que hablar
de quién valerme
qué gesto
qué ademán
que hay que ponerse…?
De todos modos
siempre estuve lejísimos de Lejos
La tupirosa en los zapatos me impidió
llegar al tren a tiempo
En Lejos no existen puertas
ministerio de finanzas
ni finanzas de los misterios
Sin estatuas en las plazas
La gente de carne y hueso
En los cruces del camino me detengo
por divisar sus estrellas
Si usted encuentra a mi Patria
si logra dar con mi pueblo
dígale caminante por favor
que yo le espero
ANTIGRAVEDAD
Vuela a pescar estrellas alondra ionizada
la alta noche ha crecido el colmo de los colmos
Por la atroz escotilla lo que provoca es irse
sacándoles la lengua sin fe a los tiburones
Qué tiene que ver contigo
la embraguetada sombra
que erecta te persigue como un hombre
Jamás han de alcanzarte sus espermatozoides
si aproximas tus cantos al vuelo de los Dioses
Deja que la basura siga con la basura
aunque las dos se crean dos blancas mariposas
Ya las verás prendidas bajo sus negras llamas
Ni llores ni sonrías por su lejano humo
Vete a pescar en aguas de astros derruidos
quizás pesques l imagen de los seres futuros
Y cuéntales la historia tal cual la verdadera
cuando la noche se hizo el colmo de los colmos
LA HEREDERA
A Alicia Caviedes Fink,
con mi amistad de siempre
El fuego se fue en el río
y el río se secó
Con qué nos taparemos carne mía…
¡Aunque sea una hoja que nos lanzara Dios!
La casa es una fiera de ojos amarillos
danza sobre la cama con sus patas feroz
Cuelga como una lágrima la herida lila
Jamás en mis dominios quiso salir el sol
Porque soy la heredera de la nieve y el frío
aprendí a hacer hogueras
frotando mi corazón contra las piedras
NEGRAS TIJERAS
A Jorge Enrique Adoum
Con el agua de la lluvia no se juega
Las tijeras de la lluvia
pueden cortar los ojos
del que intenta llover dientes afuera
A la lluvia no se puede imitarle sus tormentas
Hay quien cree llover y no ha llegado
ni a la nube primera
Llover es otra cosa y no como lo pintan
Llover es tocar fondo
Ni frío ni calor solo el diluvio
y muy lejos el Arca
Submarinos la noche y la ventana
Y llueves sin parar
y llueves tinta
Y nunca más escampas
PLOMO DE SED
El comunicador lanza sus redes
y me salpica el mar en plena cara
-¿Por qué tanta sal en sus poemas…?
-¿Las olas revientan en sus páginas…?
El rumor de la infancia regresa
como sed salvada de las aguas
balsa que a lo lejos se hunde y no se hunde
Metáforas de sol los alcatraces
sobre el papel mojado del océano
no sé que odie más a mi padre o al mar
no sé que amé más entre el mar y mi padre
El comunicador social insiste
-¿Por qué tanto mar en sus poemas…?
Y es tan intensa la sal que su pregunta
se volvió estatua y mi respuesta estrella
AMANTES
A Violeta Luna,
Sonia manzano,
Sara Vanegas,
Carmen Váscones
Acompaña a la mosca la pata,
a la estrella otra estrella,
al hueco lo redondo,
a la teja otra teja,
a la taza la oreja,
a la oreja el zarcillo,
a la cama la almohada
(y si ya no hay almohada,
un sueño sin camisa).
A la lengua el lenguaje,
al pasaje el turista,
a la dicha lo alegre,
a mí,
la gota de agua
que se escapa del grifo.
EN TU NOMBRE
A José Riccio, siempre…
Pude escribir tu nombre en sus cuadernos,
enseñarles a cruzar las calles.
Apagaron los pañuelos sus balcones
sin la seda rosada de tus manos.
Para ellos que no existen compro tiendas
en dulces que cerraron.
En el rostro de la nada su perfil invicto,
en los ojos virtuales del viento sus ojos salvados.
II
Una vez en la tierra hubo una cuesta
y un pedazo de miel raspó mi sangre.
Farallón amanecías
por decreto del mar te hiciste agua.
III
Te extraño, compañero.
No sé hacia dónde ir,
con quien toparme.
Aprendí a jugar al escondite
y olvidé como se escribe balsa.
IV
Muchedumbres extinguidas,
pueblos defenestrados,
campanas de recreo demolidas,
bandazo vil,
turbio coletazo.
V
Colón y Chimborazo 530,
una araña me hace compañía,
me lanza una escalera
y tu recuerdo trepa hasta una lágrima.
Con el eco converso de cosas que me pasan
y el eco me responde solo cosas pasadas.
Rumio, metido, muerdo, camino,
saludo, paso, río, me meto al cine, salgo,
cuando puedo bajo al mar a espiarte.
En tu nombre respiro,
en mi nombre y en el nombre de los que no llegaron.
VI
Amor mío
te perdono la ausencia,
te eximio la herida.
Jamás adentro un puerto,
jamás viga
ni ancla.
Datos vitales
Ana María Iza (Quito, 1941) es una de las poetas más reconocidas e importantes del Ecuador. Licenciada en Ciencias de la Comunicación, ha ejercido su labor de periodista sobretodo en la en radio. Consta en las más importantes antologías de Ecuador y América Latina, como por ejemplo Poesía Viva de Jorgenrique Adoum; Diccionario de literatura española e hispanoamericana de Ricardo Gullón (España); Joyas de literatura ecuatoriana de Hernán Rodríguez Castelo; Literatura Ecuatoriana de Ernesto Proaño S.J.; Antología cósmica del Ecuador de Rodrigo Pesantez Rodas (México); Between the silence of de voices de Alicia Caviedes y Tedd Mayer; Los cien mejores poemas ecuatorianos de Sergio Núñez, entre muchas otras. Fue seleccionada por Gustavo Saravi en la Galería de poetas americanas en Argentina. Formó parte de la selección de seis poetas ecuatorianos que aparecieron en Young poetry of the American, edición de la Unión Panamericana, de Washington. Ha obtenido importantes premios nacionales con su obra poética como el Premio Nacional de Poesía Ismael Pérez Pazmiño convocado de Diario “El Universo” de Guayaquil en los años 1967, 1974, 1984 y 1995; Premio único de la sétima edición de El poeta y su voz (Manabí, 2003); Primera bienal de poesía Juegos florales (Ambato, 1995). Su obra poética está contenida en los siguientes volúmenes: Pedazo de nada (1961), Lírica Hispana, (Caracas, 1963), Los cajones del insomnio (1967), Puertas inútiles (1968), Heredarás el viento (1974), Fiel al humo (1986), Reflejo del sol sobre las piedras (1987), Papeles asustados (1994), Herrumbre persistente 1995; Papeles asustados (2005), y Poesía Junta (2009).