A continuación, una breve selección de la poesía de la novísima autora ecuatoriana Ana Minga (1983). Estos textos pertenecen al volumen Pájaros huérfanos.
1
Dentro del cuerpo vive un despojo de la rutina
una infancia que ya no quiere dormir
con el fantasma del miedo.
En esta jaula
los minutos muertos como borrachos caen al suelo.
¿Alguien puede encender la vida?
2
Ayer fue difícil existir
pesaron las imágenes de la noche
la madrugada amenazó con recuerdos grises
y el día lastimo los pies.
Es complicado vivir tres veces en un solo giro.
Al corazón le dio taquicardia
cuando miro como un excursionista
las sombras que dejo un cuerpo sin norte.
Hubo lágrimas de animal abandonado
que sabia de todas las ausencias
de las disculpas que no sirven para nada.
el tiempo fumo otra vez en las tinieblas
y un niño entendió la moraleja de su cuento:
en uno no existe olvido
pero el resto nos olvida.
El payaso se confundió en plena función
no supo si reían con él o de él
y los aplausos desaparecieron
cuando ya no tuvo su nariz roja.
Luego de la fiesta
el ebrio lloró con todo su cuerpo
mientras el sobrio encontró el punto final
al temblarle las manos.
La llama de la vela no consumió la plegaria
el teléfono no escucho la única llamada.
Me dolieron los huesos
los fantasmas me miraron desde el techo.
Ayer fue difícil existir
mañana ya es hoy
es decir un prematuro ayer.
Es complicado vivir tres veces en un solo giro.
3
Llueve
ahuecada lluvia en la que un cadáver pide limosna.
Nunca había visto a un cadáver pedir limosna.
Los pies caminan sobre la locura
ese engendro que no cierra la boca.
Rinocerontes son el perro y el por qué
audaces son el sí y el no
el azar se entiende con el quizá.
Sigue la lluvia
ese cadáver arde en dolor
llora como lo hace un borracho
con todo su cuerpo.
Desde la migraña
quito una lagrima de cebolla
y con uno ojo abierto y otro cerrado
me llega la realidad a palazos:
bajo la lluvia
un cadáver pide limosna.
4
Abandonada en la calle
¿a quién pertenece
esta sombra?
Alejandro Jodorowsky
Adolorida detrás de las pestañas
Culpable por escuchar pianos a media noche
Por quedarme en las calles como huérfano de los días.
Soy culpable de probar la hierba de otros
De caminar con miedo vagabundo
Que lleva en un costado abierto el desprecio.
Soy culpable de estrenar esta melancolía de delfines
De mirar la nada con ojos llenos de muerte.
5
La memoria muestra ojos deteriorados
la muerte se arrastra como un enfermo
los demonios murmuran cuchillos
mientras las cosas raras se sientan
el lado mas oscuro del cuarto siente el temblor de las
manos
todo tiembla
cuando el Dios vino reza en las venas.
6
Mas allá de la vela
oscuridad
tengo miedo
mi sangre brota entra lagrimas de marihuana
tengo miedo.
Soy maldición
estoy hecha un cuervo
me he sacado la mirada
la llevo en algunas canicas de mi suerte.
Negada por cada uno de mis dedos
la luna vuelve a su insomnio
la vela se apaga
el entierro es inevitable
aunque los niños no deban morir.
7
Es difícil convertirse en león
o en algún Dios invencible
cuando las palabras se rompen y lloramos pájaros
muertos.
Cuando por enésima vez golpeamos la pared
diciendo:
¡esto es todo!
Ya no podemos desconocer
las conversaciones alrededor de una mesa llena de
botellas.
Es imposible negar que la vela consume un sueño.
Ya no podemos abrazar a los que se cansaron de
parirnos.
Doctor:
Para despistar siempre nos convertíamos en otra cosa
pero esto es un desatino
lo que somos ya no se desprende.
8
Algo se hunde
se rompe
su cabeza ya no avanza.
Nadie lo conoce
su dolor alcoholizado busca una ventana
pero en su casa solo hay espejos
que hablan de su regreso.
Gira como Lucifer en el silencio
y otra vez se pregunta:
¿Qué se hace con el niño que nace soñando
con la muerte?
9
Otra vez este huérfano
Fue tentado por las botellas del alcohol
Y por los tabacos que son necesarios en la despedidas
No hay regreso se repite
mientras observa el horizonte
ese camino donde se pierde el alma.
Poco a poco su huesos se adormecen
el alcohol corta su voz
y el corazón se le arruga
como las frases que tiene escritas en el papel.
Mientras bebe
sus manos enloquecen
y buscan un cordón umbilical
no lo encuentran
y él llora en el fondo del bar.
Huérfano de vida y de ataúd
su canción de cuna siempre saldrá de una rokola.
10
Un abismo se acerca
cuenta regresiva
no importa
ya estamos adiestrados para mutilarnos los ojos
ya conocemos como preparan su menú los demonios
sabemos que vendrá el vacio a mitad de semana
que se acerca al filo oxidado de una navaja.
Hay poca arena en el reloj
la muerte nos dejara con la boca abierta.
Pero no importa
a punta de reiteraciones ya estamos preparados
para que el infierno nos envuelva
entonces
por qué el miedo
si ya somos completamente ingenuos
nosotros sin nadie:
absurdos.
Datos vitales
Ana Minga nació en Loja, Ecuador, en 1983. Es periodista. Realizó sus estudios de Comunicación Social en la Universidad Central de Ecuador. También tiene estudios de Psicología y Semiótica. Ha triunfado en varios concursos de cuento y poesía. Es autora del libro de poesía A espaldas de Dios, obra preseleccionada para el I Festival Hispanoamericano de la Lira de Oro. Textos suyos están publicados en antologías poéticas nacionales e internacionales.