Foja de Poesía No. 129: Fernando Balseca

Fernando Balseca  Fernando Balseca (Guayaquil, 1959) es autor de los libros los libros de poemas Cuchillería del fanfarrón (Guayaquil, Casa de la Cultura, 1981), De nuevo sol, abajo y frío (Quito, El Conejo, 1992) y A medio decir (Quito, Seix Barral, 2003).

 

 

 

Escrituras por venir

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para Maritza

 

Poco tiene que decir el que mucho publica.

[me lo dijo Santiago Páez]

           

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La más perfecta expresión de la incomprensión humana

la vega donde recalan plácidos los sueños que sosiegan

tocas el timbre con la firmeza del salto de una atleta

te descuelgas salva de una tarabita que burla el precipicio

al caminar brillas y tus destellos llegan hasta el sótano

cuando te ríes vibras y tus ondas anegan la racionalidad

si te vas el tiempo empieza a dar vueltas hacia atrás

tu sabiduría es dorada piel que pasa electricidad que no desgarra

sabes ser y estar en el momento en que se vierte la cascada

de tarde al amanecer de día en la madrugada en el ocaso

la visión nocturna del animal que descubre la fuente del placer

el choque de la piedra que saca chispas al basalto que se enfría

el agua de la ducha que bautiza la materia que ha sudado

porque me quiero prender de todas las partes de tu cuerpo.

 

 

 

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Cuando debo tomar decisiones cruciales, trato de emular alguna situación que haya leído. A veces parezco un poco lento porque el acto que para ti quiero repetir es copiado de La vida y las opiniones del caballero Tristram Shandy, y, dado lo voluminoso del tomo, me cuesta dar con la escena que duplicaré.

 

 

 

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No permaneces a mi lado, pero rondas por aquí.

Por eso escribo: para irme lejos y provocar

el juicio del que carezco de noche en que solo duermo.

 

 

 

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Una vez a la semana voy a la tienda de los deliciosos enrollados de canela a sustraerme unas cuantas servilletas, pues he descubierto que son magníficas para limpiar los lentes antirreflejos. Seguramente son importadas, pues no dejan pelusa alguna, como sucede con algunos papeles u otras servilletas de fabricación nacional. La operación exige el máximo sigilo, pues podría quedar fosilizado si alguna vez llegas a preguntarme por qué me llevo las servilletas sin comprar un solo panecillo.

 

 

 

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Si cambio las sábanas

es para impedir que el aire oxide

las huellas de tu paso por la cama.

 

 

 

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Mi gusto por los m&m se ha ido incrementando con la edad. En horas de trabajo me acomodo lo mejor que puedo y empiezo a saborear una por una las pastillas. Las azules me hacen habitar tu cuello y tu nuca; las verdes me transportan al día en que luciste un pantalón de bayeta; las anaranjadas me recuperan la danza de las caderas en tu andar; las rojas me llevan a la región de pliegues y humedades en que existes en condición nocturna; las de color chocolate me conducen al clima benigno que siempre impera en tu boca. Una vez encontré una gragea blanca. Ese día nos quedamos en casa mientras en la oficina no podían ser resueltos los asuntos importantes.

 

 

 

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Si me ven que me duelo no hagan caso

es sólo un ejercicio de rutina para investirme de mí mismo.

Si me ven que flaqueo en la palabra

no se desesperen porque ya vendrá un día en que el callar me determine.

Si alguien observa que cuando hablo nada digo

no muevan ni un centímetro la cornisa en la que me equilibro, soñoliento.

 

 

[Tomado de Guaraguao: Revista de Cultura Latinoamericana (Barcelona), no. 28 (verano 2008)]

 

Datos vitales

Fernando Balseca nació en Guayaquil en 1959. Estudió literatura en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, literatura comparada en Emory University de Atlanta, y literaturas hispánicas en la State University of New York en Stony Brook, donde se doctoró. Formó parte de los talleres literarios Sicoseo y de Miguel Donoso Pareja. Ha publicado los libros de poemas Cuchillería del fanfarrón (Guayaquil, Casa de la Cultura, 1981), De nuevo sol, abajo y frío (Quito, El Conejo, 1992) y A medio decir (Quito, Seix Barral, 2003). Desde 1992 trabaja como profesor en la Universidad Andina Simón Bolívar, en Quito, en la que actualmente es Director General Académico. Mantiene una columna de opinión en diario El Universo de Guayaquil y en la revista Capital de Quito. Sus poemas han aparecido en antologías preparadas, entre otros, por Jorge Velasco Mackenzie, Jorge Boccanera, Miguel Donoso Pareja y Jorge Enrique Adoum. En 2009 publicará un libro acerca del alcance cultural de los modernistas ecuatorianos.

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