Foja de poesía No. 154: Ángel Rafael Nungaray

Ángel R. Nungaray

Ángel Rafael Nungaray (Yahualica, Jalisco, 1968) ha publicado los poemarios: Estaciones de la noche, En el vacío de la luz, Morada ulterior, Plexilio y Escalar el vértigo. Ofrecemos un atisbo a su obra a través de once poemas de su último libro.

 

 

11 poemas del libro Escalar el vértigo

 

                                                            Desprendido de mí

                                             un pensamiento descendió

                                                         en diabólica imagen.

 

                                                              Juan Martínez 

 

1

 Boca-calígine

 Desde esa boca miro

 palpo la lengua de fuego

 el rostro es una cascada de rostros

 

 “Éste es tu último día”

 

 No temo

 regreso

 la voz de la sangre sigue siendo

 mi lápida

 

 

 

2

Está lloviendo dentro de la luz

La carne se extiende para tocar alguna gota

Los pasos de la tormenta se adelgazan

hasta confundirse con la noche

 

En el cielo inconsútil de la carne

relampaguea un metal crispado

 

 

 

 

3

Germina la lluvia

en los cristales

Germinan las calles

en los pasos

en el refugio incandescente

de las sombras

 

Un metal florece

en la dolorosa carne

un metal da frutos

que la sangre digiere

 

 Un metal y su antorcha

 confluyen en el tamiz del relámpago

 

 

 

 

4

El camino del retorno

la antesala de la Voz

 

El camino del retorno

lame los ojos

 

Soy mi asesino oculto

en el vértice de la sombra

 

Sólo los heridos buscan el resplandor

 

La herida es boca de Dios

 

 

 

 

                                                                      A la familia Martínez Rodríguez

 

5

Amanece

el hospital es un organismo que se desplaza invisible

como lo corpóreo de la luz en la sombra de la conciencia

como el pulso del dolor en el cuerpo de la enfermedad

como el suero en las venas sosegadas

 

Los pacientes son una reiteración de lo frágil

lo expresan los síntomas

Son la coraza lábil del hospital

 

Despertar es un canto insondable

para los agonizantes

un movimiento apócrifo del espíritu

 

 

 

 

6

 

La sal de la sed

muerde las entrañas

 

Seis días bajo la lengua

del ayuno

 

El único alimento

sólo llega a los dientes

de las venas

 

A esta sala impregnada de muerte

se adhiere el olor de la comida

 

Estoy en un páramo

los espejismos son olores

más cercanos que el de la sangre

 

 

 

 

                                                      Mi dolor está en Dios:

                                                      Dios es mi dolor.

 

                                                                           Eckhart

7

Con el intestino expuesto

al sueño y la vigilia

el estómago engrapado

y el dolor zumbando

como una abeja en el cerebro

resisto el desamparo de la anestesia

resisto la estruendosa voz del ser

que deambula sobre la débil

bóveda del insomnio

en la sedienta corteza del espíritu

Resisto la presencia de Dios

en las entrañas.

 

 

 

 

                                                                                                    A la enfermera Ana López Castro

 

                                                              

8

Las enfermeras lavan

mi cuerpo con esponjas

Lavan las heridas que balbucean

un crepúsculo de rojas costras

un silencio de pus

donde la carne se infecta

de desasosiego

Lavan mi humanidad oculta

en la convalecencia y el ayuno

 

 

 

 

9

 Reconstruyo la soledad

 bajo el eje del ser

 Todo ha sido borrado

 en este cielo blanco

 

 Se mueve mi carne

 hacia el olvido

 y cicatriza el hambre

 como la piel del agua

 

 Estoy lejos   la soledad

 avanza hacia donde

 las plegarias germinan

 como soles

 

 Es invisible el retorno

 porque ya han desaparecido

 los signos de la salud

  

El espíritu crece

 

 

 

 

10

En esta sala

el dolor de los cuerpos

es una flama que se inscribe

a los temporales de la noche

y se agudiza  como el apetito

después de una semana de ayuno

 

Con la alevosía del grito y la fiebre

la flama se corporiza y se libera el cauce

El cuerpo de la flama palpa

los linderos de lo espiritual

 

En el dolor de la flama

está la gracia del ser

 

 

 

 

                                                                                                     A Isabel Meza Montes

 

 11

 En el árbol del cuerpo

 la enfermedad madura

 desde la raíz

 

 Cada fruto   un extravío

 un canto agónico

 que subleva al mecanismo del ser

 

 Cada cuerpo

 una Cruz de los alumbramientos

 que emerge desde la enfermedad

  

Cada árbol resiste la voluntad de su raíz

 

 

Datos vitales 

Ángel Rafael Nungaray (Yahualica, Jalisco, 1968). Es autor de los poemarios: Estaciones de la noche (Secretaría de Cultura de Jalisco, 2002), En el vacío de la luz (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2002), Morada ulterior (Secretaría de Cultura Jalisco, 2004), Plexilio (Editorial La Zonámbula, 2008) y Escalar el vértigo (CECA, 2009). Está incluido en Poesía viva de Jalisco (Secretaría de Cultura Jalisco/UdeG, 2004), Muestrario de letras en Jalisco (Impre-Jal, 2005), Los mejores poemas mexicanos (Joaquín Mortiz, 2006), Animales distintos. Muestrario de poetas mexicanos, españoles y argentinos nacidos en los sesenta (México, D.F, Arlequín-Fonca-Conaculta, 2008), El mapa poético de México (Ediciones Zur, 2008) y Panorama de poesía mexicana (Los Acúfenos, 2009). Fue  becario en el Programa de Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico de Jalisco, auspiciado por Secretaría de Cultura Jalisco y Conaculta 2007-2008.

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