Un cuento de Valentín Chantaca

 Valentín Chantaca

A continuación presentamos un relato de Valentín Chantaca González (México, D.F., 1986). Es estudiante de la licenciatura en Literatura y Ciencias del Lenguaje por la Universidad del Claustro de Sor Juana. Actualmente, es becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, Jóvenes Creadores 2009-2010, en cuento.

 

 

Sus dedos cosquilleaban ante el contacto travieso de las olas. La espuma, enredándose entre sus piernas, acariciaba tiernamente la carne sonrosada. Se despojó de los últimos vestigios de ropa, exponiendo los templos desnudos de su piel y se adentró en el vacío del mar. El cuerpo de la mujer era alto y delgado; únicamente los brazos asomaban sobre la superficie, agitándose con la vitalidad de una juventud repleta de alegrías y despreocupaciones ingenuas. Fresca y hermosa, zambulló su cuerpo aperlado en el abrazo colosal del océano, dejándose envolver en la calidez de las primeras aguas, probando entre sus labios el sudor del mundo. Los resplandores desfallecientes de la tarde avanzaban con dedos de fuego, atrapando la roja cabellera de la mujer; el rubor brotaba en la blancura de sus níveas mejillas. El cuerpo flotante, rodeado por las tinieblas acuosas, se fundía con el último rayo de sol, su piel derretida en líquido terso y luminoso.

            Desde la lejanía marítima, la playa recordaba la ilusión de un espejismo desértico, se retiraba imperceptiblemente hacia el fondo del horizonte. Agitó sus piernas con furor, intentando alcanzar la orilla antes de ser atrapada por la corriente. Pero ya era tarde. Poco después, la lluvia golpeó su frente con una ráfaga implacable de gotas; los proyectiles quemaban con refrescante vigor, mientras la tormenta confundía su oscuridad con el reflejo de las aguas. La mujer reservó sus fuerzas, dejándose tragar por la voluntad del torrente, como una rama azotada hacia el núcleo de la tempestad. Confiaba en que el mar la escupiría a tierra si aguardaba lo suficiente. Desesperada, se mantenía a flote con dificultad, tan sólo su cabeza y una maraña carmesí de algas sobresalían entre la marejada.

            En las profundidades, la bestia abisal despertó de su letargo, alertada por la tibia presencia que se agitaba en la bóveda superior. Los peces que mordisqueaban los dedos de la mujer huyeron al advertir el inminente peligro: el bullicio del mar había de ser acallado, un sacrificio de doncella para aquietar la furia del huracán. El primer embate del escualo acertó rasgando su piel, la cual se había ablandado debido al efecto de la sal sobre el cuerpo. El monstruo, exhibiendo demoníaca inteligencia, permitió que se desangrara un tiempo, embriagándose con el aroma invisible que la sangre diluía en el oleaje. Circundaba con su nado la figura herida de la mujer, palpándola terrible con su enorme cola. Cada nuevo toque accionaba el mecanismo del desgastado corazón. El primer instinto de la mujer fue huir, aunque pronto se dio cuenta de la inutilidad de su esfuerzo. Se entregó entonces al designio del vendaval, navegando resignada hacia la deriva eterna. La fiera, convertida en colmillos, atacó por segunda vez, reclamando la pierna izquierda con una dentellada salvaje. La pierna derecha se desprendió con la misma facilidad, cual si se tratara de un delicado cirio ante el filo de una navaja. No hubo gritos. Los ojos muertos del animal observaron el rostro pálido de la sirena, antes de arrastrarla de vuelta al olvido de los abismos. La luna, asqueada, dio un último vistazo sobre la repugnante escena: la impresión la hizo vomitar una cascada de estrellas. Sobre las olas, un pantano efervescente de sangre se disipaba rápidamente; un pantano que recordaba la suavidad de una larga cabellera roja.

 

 

 

Datos vitales

Valentín Chantaca González (México, D.F., 1986) es estudiante de la licenciatura en Literatura y Ciencias del Lenguaje por la Universidad del Claustro de Sor Juana. Ha participado en distintos seminarios de la Sociedad de Escritores de México (SOGEM), como el curso La Comedia Humana después de Balzac, Narrativa Española Contemporánea y Poesía Española de Posguerra, entre otros. En 2007, participó en el Festival de la Palabra Centro Histórico  en la Ciudad de México, organizado por la asociación Festival de la Palabra, A.C, la Autoridad del Centro Histórico, el Centro Cultural del México Contemporáneo y la Secretaría de Educación Pública (SEP). Durante el 2008, participó en diferentes lecturas con el grupo de escritores “Los narradores de la patineta” en la UCSJ, así como actividades destinadas al fomento de la lectura. A su vez, formó parte del equipo de colaboradores de la revista “Mediaciones” de la UCSJ Año 4, Número 11, en noviembre de 2008, con el artículo La venganza disfrazada de niebla. En 2009, obtuvo una mención en la categoría de cuento durante el Concurso 40 de la Revista Punto de Partida, coordinado por la Dirección de Literatura de la Universidad Nacional Autónoma de México. Entre sus publicaciones más recientes, se encuentra su participación en la antología de cuento Estación Central bis, publicada por la editorial Ficticia: Colección de cuento: Biblioteca de Cuento Contemporáneo No.23 en la ciudad de México. Actualmente, es becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, bajo la dirección del programa Jóvenes Creadores, período 2009-2010, en la especialidad de cuento.

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