Definitivamente jueves, de Waldo Leyva

Hoy, que se cumple la fecha indicada por Waldo Leyva en su poema “Definitivamente jueves”, celebramos y descubrimos con gusto varias cosas. La más importante: Waldo no es un fantasma porque, como dice James Joyce en su conocida definición: ni ha muerto ni ha cambiado de costumbres ni está ausente. La segunda sorpresa surge al comprobar que el 21 de agosto del año 2010 es sábado y no, definitivamente jueves. Es lo de menos. La fuerza del poema no se corrobora en la exactitud de una fecha, sino en la emoción que dimana cada vez que lo releemos y en la posibilidad, hasta el día de ayer, de la existencia de un fantasma del futuro como lo planteó el poeta cuando se sentó a escribir en el verano habanero, el jueves 21 de agosto de 1980.

 

Sin embargo, debemos preguntarnos de dónde proviene la insistencia que aparece en el título. Confío en que, además del día en que fue escrito, es un homenaje a un poema de César Vallejo, aquel que comienza evocando la propia muerte:

 

 

 

Piedra negra sobre una piedra blanca

Me moriré en París con aguacero,

un día del cual tengo ya el recuerdo.

Me moriré en París -y no me corro-

tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso

estos versos, los húmeros me he puesto

a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,

con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban

todos sin que él les haga nada;

le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos

los días jueves y los huesos húmeros,

la soledad, la lluvia, los caminos…

 

Gracias a Waldo Leyva porque jamás un sábado pareció más jueves que el del 21 de agosto del año 2010.

 

 JMR

 

 

 

 

 

Definitivamente jueves

 

 

Quiero que el veintiuno de agosto

del año dos mil diez,

a las seis de la tarde como es hoy,

pases desnuda atravesando el cuarto

y preguntes por mí.

Si estoy, pregunta, y si no existo,

o si me he extraviado en algún lugar de la casa,

de la ciudad, del mundo,

pregunta igual, alguien responderá.

El primero de enero del año dos mil uno será lunes

pero el veintiuno de agosto de la fecha indicada

tiene que ser definitivamente jueves

y el calor, como hoy, agotará las ganas de vivir.

Las calles serán las mismas para entonces,

los flamboyanes de efe y trece seguirán floreciendo,

muchos amigos no estarán

y el tiempo habrá pasado por la historia de la casa,

de la ciudad, de mi país, del mundo.

Quiero que el veintiuno de agosto, al despertar,

prepares la piel

el corazón

las ganas de vivir.

 

 

 

 

 

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