Ernesto Cardenal y Marilyn Monroe: una plegaria, un poema

Ernesto Cardenal Foto- Ramón Castillo

A continuación presentamos un texto del ensayista Joel Dávila, Profesor Investigador de la Universidad de Tlaxcala, sobre “Oración por Marilyn Monroe”, del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal (1925). Este ensayo fue leído en el marco del Homenaje que se le rindió a Cardenal en Puebla el mes pasado.

 

 

Ernesto Cardenal y Marilyn Monroe: una plegaria, un poema

 

 

¿Quién no tardará en olvidarla?

“Yo”, respondió, la página,

empezando a desvanecerse,

“Yo seré la primera en olvidarla.”

¿Quién mató a Norma Jean?

Bob Dylan

 

I

 

El 5 de agosto de 1962 la sociedad norteamericana se despierta con la noticia de que Marilyn Monroe (MM) había muerto víctima de una sobredosis de nembutal, aparentemente, la incomparable rubia platinada se había suicidado. A los 36 años y en el pináculo de su carrera artística, termina una vida caracterizada por la soledad, el desamor, la violencia doméstica, el abandono familiar, la explotación sexual, el ninguneo de la crítica especializada , el desprecio de algunos actores y actrices contemporáneos, la persecución de los sectores moralistas más retrógradas de la sociedad estadunidense y, contrariamente, adorada y admirada por  un público diverso de diferentes partes del mundo que la elevó al estatus de símbolo sexual, el único y verdadero símbolo sexual del siglo XX que pudo crear y explotar a sus anchas la industria cinematográfica hollywoodense. A partir de esa fecha nació el mito que hoy conocemos. Su muerte fue sentida por sus incontables admiradores, entre ellos Bob Dylan. Los oscuros sucesos que rodearon su desaparición física han alimentado cientos de especulaciones y, paradojas del destino, han continuado engordando las arcas de los magnates de la industria fílmica norteamericana. Aún muerta MM sigue generando dividendos económicos como los generó en vida. Sus imágenes fotográficas y fílmicas continúan embelesando a viejos y nuevos fans.

            Por esas fechas, el poeta Ernesto Cardenal, nacido en 1925 en Granada, Nicaragua –apenas un año mayor que MM- había publicado varias colecciones de poemas en diversas partes de Latinoamérica.

            La muerte de MM lo llevó a crear el que para varios críticos es su mejor poema: “Oración por Marilyn Monroe”, plegaria que fue ampliamente leída por un gran número de lectores jóvenes en las décadas de los años 60 y 70, años marcados por las ideologías y las luchas de emancipación de varios pueblos del mundo en especial en los países latinoamericanos.

            La realidad cotidiana con todas sus aristas, complejidades, contradicciones y riquezas, nutre y camina en buena parte de la poesía de Cardenal. Una poesía que vino a revolucionar y a identificar el estilo literario de un artista no sólo con el ámbito literario sino también con el entorno social. Cardenal  y varios críticos señalan que la poesía creada por el nicaragüense, sobre todo en su segunda etapa poética, se mueve dentro de un estilo que nominan como exteriorismo.

            El exteriorismo es la poesía creada con las imágenes del mundo exterior, el mundo que vemos y palpamos, y que es, por lo general, el mundo específico de la poesía. Es la poesía objetiva: narrativa y anecdótica, hecha con los elementos de la vida real y con cosas concretas, con nombres propios y detalles precisos y exactos y cifras y hechos y dichos. En fin, es la poesía impura. Poesía que para algunos está más cerca de la prosa que de la poesía, y equivocadamente la han llamado prosaísta, debido a que su temática es tan amplia como la de la prosa y debido, también, a que, por decadencia de la poesía, en los últimos siglos la épica se escribía en prosa y no en verso.

            Para Cardenal, el exteriorismo es tan antiguo como Homero y la poesía bíblica, en realidad, es lo que ha constituido la gran poesía de todos los tiempos. Enfáticamente ha dicho: “He tratado principalmente de escribir una poesía que se entienda”. En este sentido, se habla de una poesía de gran amplitud temática que incluye, desde los elementos ordinarios de la vida hasta aquellos que conducen a la participación política comprometida con la liberación de los pueblos, la aspiración metafísica y la comprensión del universo; todo ello dentro de una propuesta que trascienda las elites literarias.

            Se ha señalado asimismo que su transformación de poeta lírico y subjetivista en su inicio, a poeta solar, diáfano y de tono épico de la mayoría de su obra, se debió en gran parte al descubrimiento de la poesía norteamericana y en especial al impacto que le produjo la obra de Ezra Pound, a quien tradujo al castellano, luego de su permanencia en Nueva York como estudiante de la Universidad de Columbia. De Pound va a tomar un recurso que, como apunta Pablo Antonio Cuadra, “consiste, más que en un collage, que en la cita de un trozo de rango poético, en una sabia redistribución de la prosa del historiador o del viajero hasta que alcance un nivel lírico o épico. Sus poemas son así, bellos y vastos documentos ajenos, cuya gracia está en los cortes y en las junturas”

            A propósito, en una conversación con Mario Benedetti, Cardenal expresa que la poesía norteamericana ha marcado en él una gran influencia, y que Pound le hizo ver que en ella “cabe todo; que no existen temas o elementos que sean propios de la prosa, y otros que sean propios de la poesía. Todo lo que se puede decir en un cuento, o en un ensayo, o en una novela, puede también decirse en un poema. En una poema caben datos estadísticos, fragmentos de cartas, editoriales de un periódico, noticias periodísticas, crónicas de historias, documentos, chistes, anécdotas, cosas que antes eran consideradas como elementos propios de la prosa y no de la poesía”.

            Desde luego que esta poesía no surge de la nada. Corrientes vastas y poetas imprescindibles están en sus orígenes y recorrido. En primer lugar está la propia experiencia de la poesía nicaragüense, tan importante en nuestra lengua y cultura como escasamente conocida, desde Rubén Darío hasta Pablo Antonio Cuadra, pasando por Alfonso Cortés, el “poeta loco”, Joaquín Pasos, el gran innovador del primer exteriorismo, Carlos Martínez Rivas, el asombroso poeta de La insurrección solitaria a quien todos consideran junto con José Coronel Urtecho, el maestro espléndido de una poesía densa y luminosa, culminando con Ernesto Mejía Sánchez, poeta de la misma generación de Cardenal. Todos ellos se nutrieron, a su vez y en una u otra medida, de los clásicos españoles en primer lugar, pero luego y a partir del magisterio de Coronel Urtecho, de la poesía norteamericana, y muy en particular de Ezra Pound de quien casi se van a considerar tributarios.

            En el caso de Cardenal habría que añadir a esas fuentes la poesía china, los textos zen, las elaboraciones cósmico-teológicas y humanísticas de Teilhard de Chardin, la poesía de san Juan de La Cruz y de Thomas Merton que le marcan la pauta mística, y la de los norteamericanos Stephen Vincent Benet y Vachel Lindsay. También la lírica de los populares epigramáticos latinos, Catulo, Marcial, Propercio, así como la poesía que él llama “primitiva”, es decir la creada por los indígenas latino y norteamericanos.

 

II

Oración por Marilyn Monroe y otros poemas se publicó originalmente en el año de 1965, ha aparecido en varias antologías poéticas del autor en diferentes lugares y sellos editoriales.  En esa década, además, da a la imprenta Salmos (1961),  El estrecho dudoso (1966) y Homenaje a los indios americanos (1969). Junto con Oración… aparecen los poemas: DC-7B, Murder Inc., Llamadas, El lugar “Armonía”, Kentucky, Managua 6:30 p. m., Estrella encontrada muerta en Park Avenue, “… Las riquezas injustas” (Lucas 16, 9), La noche y Apocalipsis.[1]

            Varios aspectos podemos establecer en el acercamiento al texto, sin embargo y, por cuestiones de extensión, sólo me referiré a algunos elementos extratextuales e intertextuales que se pueden desprender de la lectura de la obra.  Es indudable que diversos elementos propios del exteriorismo señalados anteriormente fueron trabajados ampliamente en el texto por Cardenal.

            El poema, la obra artística en general, es un universo de sentidos, una galaxia de signifaciones, que se intersectan continuamente al interior del propio texto pero también con la experiencia textual y extratextual del lector. La obra, en consecuencia está en constante movimiento de sentido, en la medida que cada lector entra en contacto con ella, la actualiza, la hace suya, la resignifica, al amparo de los diferentes códigos que tiene a la mano.

            El poema tiene toda la estructura de una oración, de una plegaria, de un ruego a Dios. La argumentación expresada por el hablante lírico, buscará mostrar la debilidad del personaje femenino, la culpabilidad de sus explotadores (diversos y diferentes en cada etapa de su vida) y la necesidad de la protección divina y el perdón para ella y para los espectadores (nosotros) tan culpables como el sistema cinematográfico norteamericano donde vivió atrapada y aterrada, donde su sueño se convirtió en pesadilla.

            Mediante el empleo de frases explicativas, verdaderas acotaciones, Cardenal, expresa la realidad que despoja de la máscara con que se obligó vivir a MM. El primer paréntesis que aparece en el poema (pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años y la empleadita de la tienda que a los 16 se había querido matar)” nos remite, señala Luis Arán,  “al conocimiento que tienen o pueden tener Dios, el propio hablante lírico y el lector. Dios, omnisciente y omnipresente, conoce el verdadero nombre de Marilyn Monroe, su orfandad y que fue violada a los nueve años. Tampoco es ajeno a él que fue una empleadita de tienda que intento suicidarse a los dieciséis años. Por otra parte el poema se proyecta al extratexto, al conocimiento o información que poseen tanto el hablante lírico como el lector del poema acerca de la vida de MM. El hablante lírico sabe que su verdadero nombre no es el que figura en el mundo del celuloide, su orfandad y el atentado que sufriera en su niñez, como igualmente su suicidio frustrado. Este conocimiento es muy probable que también este en poder de los lectores del poema, producto de sus lecturas acerca de la vida de la actriz. De todas maneras el hablante lírico se encarga de darlo a conocer o de recordarlo”.

            Al continuar con la explicación del sueño, Luis Arán señala que parte de ella se hace entre paréntesis “(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz)” para aludir al espectáculo cinematográfico: admiradores y sala de cine. Al hablar de “masa de cabezas” se está refiriendo al carácter informe, impersonal e indeterminado de los espectadores. La “oscuridad” y “el chorro de luz” están reflejando el espectáculo en sí, al cine y a sus convenciones, al público, atraído como las mariposas por la luz.

            El verso “Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor)” está enfocado a resaltar la irrealidad del mundo del cine, la evasión, el mundo del parecer en el que están inmersos los actores, directores, productores y el público que paga por el espectáculo. Se enfrentan dos realidades: la del ser y la del parecer pero la más dramática de todas es esta última pues condena a los actores a la inautenticidad. Se entiende mejor con la expresión “(era un set cinematográfico)”; nos encontramos otra vez frente a la dicotomía ser/parecer, realidad/irrealidad, verdad/ficción.

            El último paréntesis encierra la duda respecto  al destinatario de la llamada: “(y tal vez no era nadie/o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de Los Ángeles)”. Al hablante lírico parece no preocuparle mayormente el destinatario humano de la llamada: lo que si le interesa es que se le responda y para ello invoca al Ser Supremo: “Señor […] ¡contesta Tú el teléfono! “   Es interesante señalar cómo mediante el empleo de los pronombres indefinidos nadie y alguien se aleja de lo contingente, de lo humano, para proyectarse hacia lo divino: Dios, principio y fin de nuestras vidas.

            La frase explicativa “de mármol y oro”, entre guiones en el poema, alude a la riqueza espiritual que debe poseer el alma para agradar a Dios. Se aprecia en estos versos el carácter sagrado del cuerpo humano, al ser considerado casa de oración. El hablante lírico en estos versos no hace sino confirmar la visión que el cristianismo le ha atribuido siempre al cuerpo humano. Por otra parte estos versos nos remiten a otro texto: la Biblia. El hablante lírico a escogido el texto bíblico en que Jesús expulsa a los mercaderes del templo[2]. La perífrasis Hijo del Hombre, por Jesús, se encuentra repetidamente en la Biblia. En Marcos, por ejemplo, se describe la escena en que Jesús, ante el sanedrín, se llama a si mismo Hijo del Hombre.

            La referencia al templo “Como el templo de su cuerpo” puede encontrarse en el evangelio de Juan: “Respondió Jesús y dijo: destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Replicaron los judíos: Cuarenta y seis años se han empleado en edificar este templo ¿Y tú vas a levantarlo en tres días? Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Cuando resucitó de entre los muertos se acordaron sus discípulos de que había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había dicho”.

            En síntesis, el sentido está dado en estos versos fundamentalmente por el carácter intertextual de ellos con los textos bíblicos, en que los mercaderes (judíos) han sido reemplazados por los mercaderes de la 20th Century-Fox, que han convertido en mercancía el cuerpo (templo) de MM, lugar sagrado, casa de oración, de donde los expulsa el Hijo del Hombre.

 

Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara

y el odio al maquillaje –insistiendo en maquillarse en cada escena-

y cómo se fue haciendo mayor el horror

y mayor la impuntualidad a los estudios.

 

En estos versos se muestra el hastío, el cansancio vital, la lucha por lograr la verdadera identidad. Palabras como pavor, odio, horror expresan sus esfuerzos por liberarse de todo lo que la liga al mundo aparencial del cine. Se explica entonces su odio al maquillaje, la máscara de la inautenticidad de la que quiere deshacerse sin lograrlo. Su insistencia en maquillarse en cada escena lo demuestra. Le desagrada, pero debe hacerlo para complacer a directores y admiradores. La frase entre guiones no es otra cosa sino la contradicción de su vida: la lucha entre el ser y el parecer, el querer liberarse y la imposibilidad de hacerlo, porque el script que le dimos, el que debe representar exige la máscara, la apariencia.

Llama la atención la expresión “WRONG NUMBER” en que la mayúscula está en servicio del significado. El empleo de esta lexía apunta a una situación cotidiana. ¡Cuántas veces nos habrán dicho: número equivocado! Sin embargo, en el poema es una respuesta muy dolorosa. Esta expresando su desvinculación con el lazo humano, pues la voz que le responde es la de un disco, es decir lo mecánico, lo desvitalizado, lo programado igual como lo fue ella. El hablante lírico quiere hacer resaltar la inmensa soledad en que se encuentra frente a una situación límite, sin una voz amiga que le tienda la mano.

 

III

La desaparición física de MM ha generado una buena cantidad de registros bibliográficos, fílmicos, icónicos; la indagación sobre su muerte ha revelado las inconsistencias de la verdad oficial: el suicidio y ha abierto la posibilidad de un crimen. Por ejemplo el crítico cinematográfico Rafael Aviña señala: “Pese a anteriores estados depresivos, esa bellísima, frágil y sensible criatura llamada Marilyn Monroe no atentó contra su vida el 4 de agosto de 1962. Sólo esa noche se le negó su ritual cotidiano de llevar encima dos gotas de su perfume favorito: Channel No. 5, cuya botella permaneció intacta.”

            ¿A quién le convenía que muriera? no es materia de este trabajo, sin embargo, podemos señalar finalmente que, contrario a lo expresado por Dylan, la imagen y la memoria de MM no han desaparecido, a pesar del tiempo transcurrido siguen vigentes en los nuevos y viejos seguidores cinematográficos y, tal vez vivirá por siempre, en la oración poema cristiana más humana creada en el siglo XX, La oración por Marilyn Monroe de Ernesto Cardenal.

 

Bibliohemerografía

Angulo, Luis Alberto. “Aproximación a la poesía de Ernesto Cardenal”, 2006.

Arán, Luis. “El aspecto gráfico en Oración por Marilyn Monroe de Ernesto Cardenal”, Instituto de Filología Hispánica.

Argente, Héctor. “Misterios de una muerte planeada” en Somos, El mito del siglo: Marilyn Monroe, núm. 208, 1 de junio de 2001, pp. 84-85.

Aviña, Rafael. “Fin de una vida atormentada” en Somos, El mito del siglo: Marilyn Monroe, núm. 208, 1 de junio de 2001, pp. 80-83.

Cardenal, Ernesto. Canto a un país que nace, Universidad Autónoma de Puebla, México, 1978.

Antología poética, HomoSapiens Ediciones, Argentina, 2004.

Poesía completa, T. I, pres. José Luis Rivas, Universidad Veracruzana, Xalapa, México, 2007, Ficción, 379 pp.

Dylan, Bob. “¿Quién mató a Norma Jean? en Pantalla, núm. 2, agosto, septiembre-octubre, 1985, p. 32.

Marta Sosa, Joaquín. “Ernesto Cardenal, la poesía como anuncio y rebelión”, Prometeo Digital, 2006.

Martínez Andrade, Marina. “La poesía exteriorista de Ernesto Cardenal” en Literatura hispanoamericana: búsquedas y hallazgos, UAT/BUAP/Siena Editores, México, 2010,  pp. 113-134.

Trujillo, Carlos. “Ernesto Cardenal y la poesía chilena de los años setenta y ochenta: visión personal de un poeta del sur”, ALPHA, núm. 26, julio 2008, pp. 281-291.

 


[1] Ernesto Cardenal. Poesía completa, T. I, pres. José Luis Rivas, Universidad Veracruzana, Xalapa, Méx., 2007, pp 193-220.

[2] Los cuatro evangelistas se refieren a este hecho: Mateo 12, 12-13; Marcos 11, 15-17; Lucas 19,45-47; Juan 2, 13-17.

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