Un cuento de Juan Manuel Mendoza

Juan Manuel MendozaPresentamos a continuación el primer cuento de Juan Manuel Mendoza. Actualmente estudia Lingüística y Literatura Hispánica en la BUAP. Colabora con Círculo de Poesía en la preparación de la Antología de Narrativa Mexicana Contemporánea.

 

 

Figuras

 

Ella comenzó, como todo, siendo una palabra sin nombre propio: mujer. Todos los días, Yo me esmeraba en ponerle color de ojos, de cabello, manos de pianista, senos cálidos y tal vez una boca incitante. No recuerdo bien. Poco a poco fue cobrando forma, las líneas, se entrelazaban y la iban diciendo, casi nombrando: incluso, creí ver alguna vez un guiño desde la hoja. Hasta que, de repente, sus rasgos comenzaron a intentar gestos, mientras sus manos casi temblaban impacientes; sentí que me requería un nombre, uno como el mío. Y se lo di.

            Al principio fue excitante controlarla, manipularla. Después la sensación mutó en una comodidad inquieta. No puedo negar que era sumamente agradable hacerla dar piruetas -y dio una pirueta-, cantar -y cantó sirena- llorar -y lloró con amargura- y servirme absolutamente -y obedeció, desde los mandatos que más la exaltaban hasta los más denigrantes.

            Comencé a enamorarme. La hacía hacer -y hacerme- las cosas más diversas y, sin darme cuenta, la dejé, poco a poco, ser. Cierto día me costó trabajo darle una orden, otro, escribí lo que creí mejor para ella, hasta que, para colmo, escribí una imprevista sonrisa. Y peor, una sonrisa irónica. Sentí algo de temor no exento de una ambigua pero poderosa fascinación. Empecé a admirarla mientras danzaba macabramente en las palabras temblequeantes, haciendo repentinas cosas inefables, hipnóticas; yo no podía dejar de escribir, de rayonear sobre un trasfondo cada vez más profundo y oscuro.

            Comenzamos a charlar. En un principio, este ejercicio parecía más bien un monólogo: Que la vida del hombre no puede ser gobernada por las fantasías… aunque no pueda prescindir de ellas -claro, muy cierto-; Que el mundo real no es lugar para una fantasía, su hogar está, pues, en ese espacio escondido al que sólo puede accesar cada hombre -oh sí, sin duda-; Que la fantasía es pertenencia exclusivamente de un hombre, el que la creó, y por lo tanto no puede hacer nada por sí misma -No, por supuesto que no…-; y así por el estilo. Pero Dios mío, no me di cuenta, la Mujer comenzó a dar respuestas que yo no programé, ¡Que yo no tenía previstas! No le pertenezco a una sola fantasía (le dije harto una noche), no puedo dedicarle mi vida a una sola, puedo imaginar otras, ¡muchas más!, mi creatividad es el límite… cada una mejor que la anterior -añadí, como tratando de justificarme-. Ella rió con ironía, ¡no pude controlarlo!, mientras yo temblaba y me embargaba la certeza del “no hay vuelta atrás”. Pero aun así, o mejor, por eso mismo, seguí. Todo había comenzado desde que no pude más con la pesada e imperativa soledad, pero en este momento perdía ya toda ilusión de control. Mientras la admiraba -ya no hacía otra cosa-, no sabía si destruirla o si rendirme, abyecto. Era Majestuosa. Ya no sentía que la escribía, sino que estaba presenciándola cada vez más pasivo y embrujado, ¡y ella me miraba se contoneaba me señalaba reía cruel me hacía sentir impotente! ¡No! Me levanté y empuñé la pluma afilada, quise enterrarla en su negro corazón, pero sólo pude escribir con mano aterrorizada: ¡Desnúdate! ¡No!, contestó, lo gritó con tanta firmeza y con un odio tan Único en sus ojos que tuve que retroceder, tirando la pluma sobre el papel. Me había usado y ya no podía hacer nada. La pluma estaba ya en su mano y Ella ya estaba escribiendo esto FIN.   

                      

 

Datos vitales

Para hacer una ficha curricular habría que ser algo, más o menos, pero no es mi caso, si tomamos en cuenta que vagabundear y sangrar a la familia no tiene estatus todavía. Apóstata de todo (desde Dios y sus variaciones hasta la decadencia gozada, pasando por la literatura, la música, las mujeres, etc.), me caigo mal por usar la palabra apóstata, qué payaso. Nací en Puebla pero me chocan desde mi ciudad hasta el país que me tocó, estudié por 15 años como una sombra en el Inst. Carlos Perrera y también terminé odiando la literatura y su carrera en la BUAP. He trabajado en toda clase de placebos económicos, como sears, librerías, de profesor, videocentros, vendiendo trajetas, de mesero, haciendo tareas, vendiendo porno pirata, de periodista cultural (o sea lo más bajo después de policiales), enamorando a alguien para que me mantenga y no sé qué más. Todo me ha salido mal y entonces me fui de intercambio en 2009 a España y luego a rolar por Francia, en donde viví de dibujar caricaturas en la calle. Nunca he logrado que relación humana alguna perdure y ahora sólo me conformo con la frívola mentira deseosa y satisfecha. Nunca he publicado nada, pienso largarme otra vez fuera del país al primer chance y estudiar sicología, para ser más apóstata aun, ahora de la carrera de lingüística y literatura hispánica y de la mexicanidad. Guácala. La porra los saluda. 

 

 

 

 

 

Datos vitales

Para hacer una ficha curricular habría que ser algo, más o menos, pero no es mi caso, si tomamos en cuenta que vagabundear y sangrar a la familia no tiene estatus todavía. Apóstata de todo (desde Dios y sus variaciones hasta la decadencia gozada, pasando por la literatura, la música, las mujeres, etc.), me caigo mal por usar la palabra apóstata, qué payaso. Nací en Puebla pero me chocan desde mi ciudad hasta el país que me tocó, estudié por 15 años como una sombra en el Inst. Carlos Perrera y también terminé odiando la literatura y su carrera en la BUAP. He trabajado en toda clase de placebos económicos, como sears, librerías, de profesor, videocentros, vendiendo trajetas, de mesero, haciendo tareas, vendiendo porno pirata, de periodista cultural (o sea lo más bajo después de policiales), enamorando a alguien para que me mantenga y no sé qué más. Todo me ha salido mal y entonces me fui de intercambio en 2009 a España y luego a rolar por Francia, en donde viví de dibujar caricaturas en la calle. Nunca he logrado que relación humana alguna perdure y ahora sólo me conformo con la frívola mentira deseosa y satisfecha. Nunca he publicado nada, pienso largarme otra vez fuera del país al primer chance y estudiar sicología, para ser más apóstata aun, ahora de la carrera de lingüística y literatura hispánica y de la mexicanidad. Guácala. La porra los saluda.

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