Minificciones de Nicolás Granada Silva

Pedro-Coronel-4A continuación algunas minificciones (a medio camino siempre entre la narrativa y la poesía) del escritor paraguayo Nicolás Granada Silva, pertenecientes al volumen “Que de mi piel un robot haga origami”.

 

Que de mi piel

Un robot haga origami

 

 

3

Fui gusano

Con una idea fija salgo por la puerta, le arrebato la ballesta a Guillermo Tell, acierto el árbol o al  niño, pero acaramelo la manzana. Instalo un puesto de venta en el mercado, le robo la manzana al primer cliente con quien la comercio.  Enseguida envuelvo la manzana a manera de regalo con las primeras páginas del Génesis, asisto al cumpleaños de una bruja, su presente es la manzana. Ella la envenena, me disfrazo de bella durmiente, me devuelve la manzana, la guardo en la heladera, duermo una siesta y, cuando el príncipe me besa, arengo a mis amigos de más corta estatura para que lo apaleen por acosador. Mientras, salgo sigilosamente con  la fruta y, ya solo, la diseco: la manzana es el mundo.

 

5

Los 3 (tres) estadios evolutivos del cerebro humano

                Un hombre empezó a caminar para atrás y se transformó en mono  y después en reptil. El reptil empezó a caminar hacia adelante y se transformo en mono, y después en un hombre.  Éste se tropezó y cayó  de espaldas un mono, que dio una pirueta a contrarreloj y cayó erguido un reptil, el que sin embargo era cuadrúpedo y,  sin poder mantener la postura, cayó de bruces el mono golpeándose  la cara, por lo que al pararse, el hombre sangraba por la nariz. Esto se repitió varias veces hasta quedar el hombre muy desfigurado con la familia preguntándose qué era esa cosa tirada en la sala.

 

10

Antropología

                Erase Hansel  y una Gretel  vez, apunto de extraviarse irremediablemente. Hansel propuso ir dejando semillas –el pan ya se lo había comido él a escondidas- de modo que señalaran el trayecto para poder volver sobre sus pasos cuando fuese necesario. Así que  lo recorrieron alegremente, daban saltitos, volviéndose un par de veces a admirar la ruta de semillas marcadas por su ingenio.

                Una última vez miraron hacia atrás: de las semillas había crecido una selva  tropical impenetrable. No encontraron ni a la bruja, siguen ahí.

Antropólogos estudian su descendencia.

11

Vida complicada de dos, tres flores

Nunca presto atención a consejo alguno, hizo de su culo un florero. Para desgracia suya, sin embargo, el jardinero diagnosticó que la extracción sería impracticable. Se vio  obligado a convivir: no podía sentarse, dormía boca abajo, etcétera, aunque si, sus pedos eran otra cosa mariposa. Sin soportarlo más, empezó a marchitarse, pero un día encontró una buena mujer que prometió regarlo y podarlo por el resto de su vida , cosa que no hizo, por lo que él acabó prostituyéndose  a las viudas dominicales: por poca  cosa se agachaba frente a las lápidas de los señores, mientras aquéllas oraban excitadas.

 

13

La maravillosa combustión del huevo

                Bajeando la calle del desierto te encontraras con un hombre prendido en llamas que, sin poder mantenerse de pie, cae de rodillas. Exclamás: ¡Dios mío! Lo dejás atrás y al rato te encontraras con un arbusto prendido en llamas y, sin poder mantenerte de pie, caés de rodillas. Exclamás: ¡Dios mío!

                Es un buen momento para decidir si vas a ser Moisés o, claro, como de costumbre te calienta un huevo.

 14

Piedra, papel o tijera

El escritor esgrimió el papel, pero perdió su mano ante la peluquera. La tijera de ésta, sin embargo, nada pudo hacer contra el niño, quien desde una distancia segura tensó la honda y se la puso en medio de la frente. Cargó otra piedra, pero el escritor, malherido, saco un nuevo papel. Literatura infantil, dijo. El niño agudizó la vista y, al ver que el texto no traía dibujos, lo remató.

18

Souvenir

Le fue bien económicamente.

Mientras contabilizaba las ganancias de prostituir a su esposa, sentía como le crecía el cuerno, cuyo tamaño era proporcional al miembro del consumidor. Luego lo serruchaba de su frente, tomaba una  aspirina y lo trabajaba artesanalmente.

Al salir, la mayoría de los clientes compraba su guampa de recuerdo. 

 

 

19

Pacman

Pacman  a contrasentido, la idea es ir arrojando pedazos de uno mismo por el camino. Y cuando en alguna alfombra vomita un trozo enorme, intermitente y radioactivo, se mira en el espejo y no se ve amarillento. También que ya a pasado rato que  no ve otro fantasma que no sea él mismo. Es terco, Pacman niega la bulimia.

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