Presentamos a continuación la poesía de José Antonio Banda (Coatzacoalcos, 1982). Actualmente vive en Guanajuato, donde estudia Maestría en Literatura. Se trata de un poeta emotivo y de lirismo desbordado.
UN DÍA CUALQUIERA, COMO SIEMPRE
Un día me levantaré, como siempre, y frente a la puerta me preguntaré para qué todo esto: para qué dejar mi frente bajo la mirilla de la puerta y hacer vacilar las sílabas, para qué las puertas al campo, para qué la poesía.
Por la mañana habré de despertar, como siempre, y estarán sobre la mesa el vaso de leche, el pan tostado, la mermelada y un par de ojeras en el cuchillo. Por la tarde el desamparo lluvioso al salir de la oficina me hará esperar impaciente, torpe e inaudible. Por la noche, como siempre, no podré sostener mi cuerpo y mi boca estará seca de tanto callar.
Ya en la madrugada tendré sueños mezquinos, nidos de pájaros salvajes, ladridos de perros que despertarán a los vecinos, nunca a mí.
Un día me levantaré, como siempre, y miraré mis brazos antes de abrir la puerta y nada habrá entonces.
NIEBLA ENTRE RUINAS
La niebla camina sobre las ruinas
de lo que he perdido
Esos ojos esa noche ese sueño
Ese nombre impronunciable
entre los dientes del silencio íntimo
Ese querer decir sin abrir los párpados
las sombras del espejo
Ese lugar donde se quiebra el horizonte
No sé si he comprendido
la terrible vastedad de las olas
Invento el silencio o la noche
las dulces campanadas o la lluvia
Ese instante inocente
Ese canto al mundo o a la nada
Ese rumor de vidrios quebrándose
La niebla cárdena me impide hablar
decir las cosas con soltura
intentar el poema o el insomnio
la quebrada lejanía del paisaje
Este pensar a solas tan a solas
en habitaciones alquiladas al olvido
Una estrella hunde sus raíces
en el golfo de México
El mar golpea la quietud de los muelles
Esos ojos esa noche
Esa línea de la mano que adivino
tan recta en los sueños
Esa hora condenada a la muerte
Esas ruinas de la memoria
que la niebla poco a poco descubre.
BALADA DE LO QUE SE PIERDE
Se me pierden los sueños
La ventana que es laguna
La promesa que es tu nombre
Los cielos se llenan de pájaros
Los perros buscan sus ladridos en la sombra
La soledad resbala por las horas como la niebla
por el espigado talle del silencio
Quisiera pedir la vuelta de tus meses
La vuelta de tus lunas
Hay manifiestos en busca de tus letras
Hay letras en busca de tus sílabas
Sigo los ríos a la orilla de los vientos
Y tus huellas se me pierden en la noche
En mis ojos anidan campanadas fúnebres
Y el silencio se llena del silencio de antaño
Andan en tu busca las cicatrices del tiempo
del tiempo decididamente anárquico
Las farolas callan en las plazas
Y el cielo se cubre de pájaros
Es inútil mirar en otros ojos tus ojos
Inútil el delicado sabor de las preguntas
Inútil buscar en los astros tus astros del futuro
El corazón cierra sus párpados
Y las nubes dan campanadas en las sombras
En vano las palabras callan los secretos
Inundan los copos de la mar los cielos de la noche
En los ojos anidan campanadas fúnebres
Se me pierden tus horas en los claros
Se me pierden los sueños
Esa ventana que es laguna al caer la noche
La puerta de los campos está sola
Se fueron tus andenes a otros puertos
Tus ojos a otros párpados
Tus caricias a otras palmas
Tus caminos no perfuman las oraciones
de los himnos
Y el dolor resbala por las horas como la resina
por el desgarrado talle de estos versos.
HABITACIÓN QUE SE RAMIFICA EN EL ABANDONO
Estamos solos
en una habitación sin ventanas,
solos como las lascas de los días,
solos como la niebla
que arrasa las calles
con su hedor oceánico.
Habitamos entre ruinas.
Un vidrio roto es nuestra mirada.
Un vidrio sucio, abandonado
en la dudosa luz de los cementerios.
Siempre buscamos una salida indefinida.
Hablar, hablar apenas
o mirar el horizonte hueco
o escuchar el lamento o ladrido
de los perros nocturnos,
rasgar la herida de los sauces,
hundir los ojos
en el oscuro epitafio de las horas.
No hay salida posible de este valle.
DESGRACIA, SÓLO DESGRACIA
Como una paloma en su madriguera
o como una rata herida al fondo del jardín
o como las calurosas lluvias del verano,
una sensación de pérdida aroma
mi habitación lacerada.
Todo se vuelve amarillo,
no puedo escapar hacia los parques,
huír
del fúnebre silencio de las horas.
No hay descanso
en esta noche cóncava.
Ah, lo que el corazón no puede ocultar
en el silencio de los ojos,
en la herrada dicha
de un ancho atardecer.
DECLARACIÓN DE ORFANDAD
Grande y dorado, amigos, es el odio
Eduardo Lizalde
Yo odio profundamente la ciudad donde crecí
porque no me dio a beber de su limpísimo néctar
porque no inoculó en mis ojos el frío polen
del verdadero odio
porque gesticulo tontamente
frente al espejo diario
de la soledad de sus calles.
La ciudad grita en mi oído
me deja sordo
sabe todo lo que no podré ser
conoce todo lo que he perdido
bajo su taciturna sombra de rigor.
No puedo evitar su presencia
al rasurar los bulevares con mis huellas:
una palabra de sus manos
arroja mi sangre al matadero.
AHORA PUEDO PRESCINDIR DE TODO
Murió aquella voz, habitante del vuelo de las aves, y el frío de Octubre dice que todo se ha perdido: el dulce aroma de las plazas será uno más entre nosotros. Hay una sensación amarga en la punta de la lengua como una palabra cualquiera cuando la digo.
Este otoño bien puede ser sustituible, pero ahora mismo no sé dónde coger otra estación benéfica a los ojos. La multitud de la calle, por ejemplo, no saciará su sed con mi silencio y buscará alimentarse de mi olvido y volverán entonces los recuerdos: la boca fresca de la lámpara de noche, la lluvia golpeando furiosa los chopos y los cristales de la ventana, la fotografía hecha ceniza al fondo de los días y el viento de la calle a la deriva como un pez en el océano.
La ruina aparca en las calles y en los dedos rasgados por el callado oficio de los muros. No importa que lleve una oración en el bolsillo, las campanas dejaron de doblar hace tiempo. Ninguna petición es escuchada.
Datos vitales
José Antonio Banda (Coatzacoalcos, 1982) estudió una ingeniería en Madrid y actualmente realiza la Maestría en Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Guanajuato.