En el marco de “otra muestra de poesía argentina”, preparada por Carlos Aldazábal, presentamos el trabajo de Jorge Boccanera (Buenos Aires, 1952), piedra angular de la poesía argentina contemporánea. Vivió exiliado en México (1976- 1983) y voluntariamente en Costa Rica (1989-1997).
Para leer la introducción de Carlos Aldazábal a esta muestra sigue el enlace
Intimidad
La tarde giraba como un barco,
con voluntad de pan
y empuñadura de juguete nuevo.
Él llegó con su ración de pájaro en la frente
y aquella vieja moto.
Ella traía un sol empecinado en su cintura
y una canción de pólvora en los brazos.
Se encontraron en el instante justo
en que los pueblos arrojan sus muelles a temblar.
Él se quitó la intemperie
y un pantalón que alguna vez fue azul.
Ella apoyó sus rodillas en el suelo de tierra
y con sumo cuidado
desató sus cabellos de los dedos del aire.
Después,
en un lugar
dolido de humedad y otras barbaridades
los dos cuerpos pusieron los ojos a cantar.
(de Contraseña)
Comentarios X
suena/ un tiro en la noche: el poeta/
ya/ no/ duerme.
Rafael Góchez Sosa
La gente ha escondido sus ruidos,
sus modos de doler,
ha incendiado sus nombres,
fusilado su ropa,
puesto a dormir su sangre y sus saludos.
Por si esto fuera poco,
los perros de la noche
llevan mi nombre entre sus dientes.
(de Contraseña)
Del oficio de la poesía
Hay que incendiar a la poesía
y cantar luego
con las cenizas útiles
(de Poemas del tamaño de una naranja)
Noticias de la historia
Según la historia universal,
a la paloma de la paz
se la comió
la gallina de los huevos de oro.
(de Poemas del tamaño de una naranja)
VI
Lluvia,
somos dos extranjeros.
Mi nombre –como el tuyo- es una travesía,
un deambular por puertas cerradas para siempre.
La gente entra en mi sueño como por otra casa
y tus breves colores se deshacen contra el olvido,
pero ya lo sabemos:
no hay nada que tratar con su navaja,
nada que preguntar en sus regiones.
Lluvia,
somos dos extranjeros.
Nos separa una herida.
(de Oración para un extranjero)
Polvo para morder (III)
Bésale las piernas a la poesía
aunque diga que no que aquí nos pueden ver.
Bésale las palabras hurga su lengua hasta
que abra los brazos y diga ¡santo dios!
o hasta que santodios abra los brazos de escándalo
bésale a la poesía a la loba
aunque diga que no que hay mucha gente que aquí
nos pueden ver. Bésale las piernas las palabras
hasta que no de más hasta que pida más
hasta que cante.
(de Polvo para morder)
Exilio
expulsados de la selva del sur de Sumatra
por los hombres que vienen a poblarla, 130
elefantes emprendieron hoy una larga marcha
de 35 días hacia la nueva ciudad que les fue
asignada.
(afp. 18/11/82)
No hay sitio para los elefantes.
Ayer los expulsaron de la selva en Sumatra,
mañana alguien les impedirá la entrada al Unión Bar.
Yo integro esa manada hacia Lebong Hitam,
yo sigo a la hembra guía,
cargo con la joroba de todas mis valijas sobre las
cuatro patas del infierno.
Llegarán a destino –dijo un diario en Yakarta.
Los colmillos embisten telarañas de niebla.
Llegarán a destino,
viejas empalizadas que sucumben bajo mareas de carne.
Llegarán -dijo el diario-.
La estampida cruza por suelos pantanosos
y mi patria –la mía- es sólo esta manada de elefantes
que ha extraviado su rumbo.
¡Guarde celosamente la selva impenetrable este ulular
de bestias!
tambores y petardos, acompañan.
Algo de todo el polvo que levantan, es mío.
(de Polvo para morder)
Universo
El poeta, como el cazador pobre,
a lo que salga.
Baldomero Fernández Moreno
El domador que mete su cabeza dentro de la boca
del león, ¿qué busca?
¿La lástima del público?
¿Que tenga lástima el león?
¿Busca su propia lástima?
El poeta que arroja su anzuelo en la garganta de la
Sordomuda, ¿qué busca?
¿La lástima del público?
¿Que tenga lástima la Sordomuda?
¿Busca su propia lástima?
Y el público, ¿está loco? ¿por qué aplaude?
(de Sordomuda)
Alejandra Pizarnik abre su cuaderno de apuntes
A Jorge Arturo
El hombre que saca la cabeza del agua,
es un pez que se asfixia.
El pez que mete la cabeza en el agua,
es un hombre y se ahoga.
El poeta escribe en la línea del agua,
y se asfixia,
y se ahoga.
(de Bestias en un hotel de paso)
Servicios del insomnio
a Vicente Muleiro
Apilo noches cada noche.
Paredones de sombra donde mi sombra reza, traga
un bocado, un ruido de hojas secas.
Es a destajo y es de mala gana.
Yo tuve otros trabajos. Eso está en otra historia.
Ahora dedicación, la vista baja.
Castigo de las manos, pena. Una sobre la otra,
apilo noches, de barro son, cuadradas.
Ahora dedicación, la paga escasa
Reseca es esta noche, hosca, de madres muertas.
Yo tuve otros empleos. Eso está en otro cuerpo.
Ahora dedicación, la lengua muda.
Soy el que apila noches toda la santa noche.
El que traslada escombros de una carta a la otra.
(de Bestias en un hotel de paso)
Datos vitales
Jorge Boccanera (Buenos Aires, 1952). Vivió exiliado en México (1976- 1983) y voluntariamente en Costa Rica (1989-1997). Publicó los libros de poesía Los espantapájaros suicidas (1973), Noticias de una mujer cualquiera (1976), Contraseña (1976), Música de fagot y piernas de Victoria, (1979), Poemas del tamaño de una naranja (1979), Los ojos del pájaro quemado (1980), Polvo para morder (1986), Sordomuda (1990), Bestias en un hotel de paso (2002) y Palma real (2008). Sus poemas fueron reunidos en varias compilaciones personales, entre ellas Marimba (1986), Jorge Boccanera. Antología poética (1996), Zona de tolerancia (1998), Antología personal (2001), Servicios de insomnio (2005) y Libro del errante (2009). En 2007 salió en México el CD Jadeo del viaje, con una selección de poemas en su voz. Obtuvo los premios: Casa de las Américas (Cuba, 1976), Nacional de Poesía Joven (México, 1977), TEA de Periodismo (Argentina, 2007), Internacional de Poesía “Camaiore” (Italia, 2008) y Casa de América (España, 2008). Poemas suyos fueron traducidos al holandés, italiano, inglés, japonés, checo, portugués, búlgaro, francés, sueco y húngaro.