Antonio Caso. A casi un siglo de la fundación de la cátedra de Estética en México

Leonarda-Rivera-Presentamos a continuación un ensayo de Leonarda Rivera (Uruapan, 1984). Mereció el Premio Estatal de poesía Carlos Eduardo Turón 2010. ha sido becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes, en el área de Jóvenes Creadores,  2005. En el 2007 la Secretaría de Cultura de Michoacán editó su libro La noche que derramó el vaso.

 

 

A sólo un año del centenario de la fundación de la cátedra de Estética en la Escuela de Altos Estudios cabría preguntarse por el alcance que tuvieron algunas de las ideas que en su momento fueron defendidas por el precursor de esta disciplina en nuestro país. Nacido en la ciudad de México en 1883, Antonio Caso perteneció al Ateneo de la Juventud y llegó a ser rector de la Universidad Nacional; en 1913, junto con otros allegados a la Filosofía, instituyó oficialmente la cátedra de Estética.

Bajo la influencia de algunos pensadores alemanes, Antonio Caso postuló una serie de ideas para una estética sustentada en una armonía universal; asumió el afán hegeliano de encontrar en las artes la manifestación del absoluto; Caso sostuvo que las artes son una fuente primaria para reconocernos como seres humanos, pero también para dar cuenta de una fuerza que nos sobrepasa. Sus reflexiones sobre las artes y la estética se encuentran esbozadas en más de sesenta y tantos escritos que muestran una prolífica vida dedicada no sólo a la escritura, sino también a la cátedra y a las conferencias. La mayoría de estos textos fueron compilados en el volumen cinco de sus obras completas por Rosa Krauze, quien se dio la tarea de dar forma a unos escritos que en principio fueron concebidos como artículos para revistas y suplementos culturales. Un aspecto que resalta en la obra de Caso es su religiosidad, una dimensión poco común entre el círculo de intelectuales, pero que muestra una dimensión humana insoslayable. Se podría decir que la estética de este pensador se encuentra atravesada por dos líneas, una de carácter religiosa y la otra de tinte vitalista; pues otra de las particularidades de Caso es su anti-intelectualismo, y que en algún momento le llevó a rechazar el sentido abstracto de los valores.

Otro aspecto que distingue no sólo a Caso, sino a otros precursores de la Estética en México como José Vasconcelos, es que dentro de sus concepciones estético-religiosas encontramos un intento de redimir la carne y la esfera de lo sensible, por lo que las críticas a Platón y a la condenación del mundo sensible serán frecuentes. Vasconcelos, por ejemplo, sostenía que no existe una antinomia entre el espíritu (supuesta fuerza ascendente) y la materia (fuerza descendente) ya que todo forma parte de una misma sustancia. Mientras que para Antonio Caso, el espíritu y el cuerpo no son sino diversos aspectos de una misma realidad.[1] Distanciándose de Platón, Antonio Caso sostuvo que si la armonía se aleja del plano de lo sensible para acercarse al plano de las ideas se vacía de significado.

           En el discurso de Caso, la religión y el arte constituyen instrumentos de salvación porque desean la inmoralidad en la belleza, en la armonía o unión de las partes entre sí o con el todo; pareciera estar de acuerdo con Hegel en que el arte es una manifestación del espíritu absoluto, sin embargo rechaza la jerarquización de las artes llevada a cabo por el pensador alemán. Recordemos que para Hegel el arte no puede ser sino la representación de la Idea, y en cierta forma se trata de la idea platónica, sólo que se encuentra sobre principios generales de síntesis metafísica. Según Hegel, gracias a la libertad el arte cumple la misma misión que la religión y la filosofía. De ahí que Hegel haya sostenido que el arte es la realización sensible del espíritu absoluto.

En su Estética,[2] Hegel contempla una progresión en el arte, la cual estaría dividida por tres formas o estadios: la simbólica (representada por la arquitectura) la clásica (la escultura) y la romántica (pintura, música y poesía). Antonio Caso crítica esta jerarquización tildándola de insostenible, y propone una nueva jerarquización bosquejada por su hermano Alfonso Caso.[3] Esta crítica de Caso a Hegel se encuentra expresada en el apartado X de Principios de estética: “La división de las artes de Hegel y su crítica. Ensayo de una clasificación objetiva. Artes puras e impuras”, donde además el filósofo mexicano sostiene que todos los sentidos pueden aproximarnos a una experiencia estética, ya que no existen unos que estén más elevados que otros, no hay pues sentidos estéticos y no-estéticos, aunque él mismo reconocía que la vista y el oído son más propicios a la belleza.

Dentro de su estética, a diferencias de otras, encontramos consideraciones sobre la caricatura[4] y la gastronomía instaladas en el terreno de las artes. Lo cual llegó a hacer mucho ruido entre los estetas de cuño platónico, quienes se prohibían que el arte culinario les evocara la sombra de la belleza. En 1917 en el ensayo “Moralidad del arte” aparece por primera vez la teoría de la intuición artística como desinteresada; esta teoría del arte como desinterés[5] será fundamental para la estética de Caso, [6]  pero no será la única columna que sostenga su estética, en ella aparece igualmente la figura de Theodor Lipps y su teoría de la Einfühlung. [7]

La estética de Antonio Caso parece estar trazada básicamente por tres líneas que son su espíritu religioso, pero con raíces profundamente vitales -ya que a pesar de que sus fundamentos la dirigen a la búsqueda de un todo universal no existe un olvido de la parte sensible o corporal del ser humano-. La otra línea proviene de la estética kantiana con la que asume el concepto de arte como desinterés; mientras que la última tiene su raíz en la Einfühlung de Lipps. En 1943 en La existencia como economía, desinterés y caridad,[8] Antonio Caso sugiere que una vez reconociendo el interés de los valores económicos por ser necesarios a la vida, el espíritu se proyecta por amor desinteresado en la creación artística y en la belleza, así como también el espíritu se proyecta desinteresadamente en las buenas acciones.  Antonio Caso murió en 1946, después de haber formado parte de la fundación del Colegio Nacional, y de haber pertenecido a la Academia de la Lengua Española.

 

 

 

Datos vitales 

 Leonarda Rivera (Uruapan, 1984) es licenciada en Filosofía, con mención honorífica, por la Universidad Michoacana y Maestra en Filosofía (Estética), con mención honorífica, por la UNAM. Ha sido becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Michoacán, en el área de Jóvenes Creadores, 2005-2006  y 2011-2012. También es coautora y co-coordinadora del libro de ensayos: María Zambrano en Morelia. A 70 años de la publicación de Filosofía y poesía (Plaza y Valdés, México, 2010).

 

 


 

[1] “lo que llamamos espíritu y lo que denominamos cuerpo no son sino diversos aspectos de una misma realidad (…) dos eternos símbolos irreductibles”. Antonio Caso, Principios de estética. México, UNAM, 1971, p. 146

[2] Cfr. la edición de H. G. Hotho, editada por Alta Fulla.

[3] El profesor Alfonso Caso, en “Ensayo de una nueva clasificación de las artes” postulaba el siguiente esquema, que para Antonio Caso se trataba de un verdadero ordenamiento objetivo de las artes y no subjetivo, y por tanto era superior a la clasificación realizada por Hegel, ya que además de fundarse en el principio de la intuición estética no establecía jerarquías entre unas y otras artes. Reproduzco la clarificación: 1. Artes de la vista (representan el ser que se ha movido): la arquitectura, la ornamentación. 2. representan el ser que se mueve: escultura y pintura. 3. Artes del oído (representan el movimiento del ser): poesía y música. 4. Artes de ambos sentidos (vista y oído) representan el ser y su movimiento: danza, drama.

[4] El caricaturista difiere del pintor en un solo aspecto pero decisivo y fundamental, pues no solamente ve sino que opina sobre lo que mira; de ahí que provoque el deseo de reír. Caso decía que siglo XX gustaba del arte caricaturesco, poderosamente expresivo y maldiciente. Pero la esencia de la caricatura es siempre ésta: por un lado, intuición desinteresada de la vida, por otro, despiadada crítica de lo real. Cfr. Antonio Caso “Ensayo sobre la caricatura”.

[5] En el capitulo IV del libro  La existencia como economía, desinterés y caridad, titulado “el arte como desinterés”   sostiene que en el arte se rompe el círculo del interés vital, y como consecuencia inmediata, el alma desligada de su cárcel biológica, refleja el mundo que se ocultaba a su egoísmo. Pues cuando el alma era egoísta no conocía, porque pensaba en sí misma, ignoraba todo. Cuando deja de querer comienza a conocer lo que le rodea y a los otros. Tal es la victoria del alma sobre la vida, el principio de la vida superior, la vida misma como desinterés.

[6]Antonio Caso asume el concepto de belleza kantiana en tanto aquello que place universalmente sin concepto alguno. Para él, el artista alcanza lo universal  cuando crea. Recordemos que la definición de bello que Kant deriva  del tercer momento de la Crítica del juicio sostiene que la belleza es forma de la finalidad de un objeto en cuanto es percibida en él sin la representación de un fin.

[7] En el capitulo VI de Principios de estética, Antonio Caso considera in extenso la Einfühlung de Lipps, aunque también hace una revisión general de los antecedentes de la teoría de la proyección sentimental, desde Platón, pasando por Plotino, hasta Novalis y Vischer.

[8] En realidad en 1915 apareció por primera vez un pequeño folleto con el título La existencia como economía y como caridad y llevaba el subtítulo Ensayo sobre la esencia del cristianismo. Sin embargo, en el mencionado folleto aún no encontramos referencias a Lipps, cuya obra Los fundamentos de la estética fue  traducida por Eduardo Ovejero Y Maury en 1923. Por otro lado, José Gaos señala en su ensayo “El sistema de Caso”, la línea divisoria entre dos periodos de evolución intelectual, donde la segunda parte de la obra de Caso estaría marcada por su recepción de ciertas corrientes de la filosofía alemana, entre ellas la de T. Lipps.

 

 

Datos vitales

Leonarda Rivera (Uruapan, 1984) ha sido becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes, en el área de Jóvenes Creadores,  2005. En el 2007 la Secretaría de Cultura de Michoacán editó su libro La noche que derramó el vaso en la colección “opera prima”. Premio Estatal de poesía Carlos Eduardo Turón 2010, por su libro Deshojal. También es coautora y co-coordinadora del libro de ensayos: María Zambrano en Morelia. A 70 años de la publicación de Filosofía y poesía (Plaza y Valdés, 2010). Licenciada en Filosofía, por la Universidad Michoacana. Maestra en Filosofía por la UNAM.

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