Un poema de Dennis O’Driscoll

o'driscollPresentamos, en versión de Una Pérez Ruiz, un texto del poeta irlandés Dennis O’Driscoll (Thurles, 1954). Ha merecido, entre otros, el Lannan Literary Award, the E.M. Forster Award of the American Academy of Arts and Letters, the O’Shaughnessy Award for Poetry from the Center for Irish Studies in Minnesota. Su último poemario es “Dear life”.

 

 

 

 

Normally speaking

 

To assume everything has meaning.

To return at evening

feeling you have earned a rest

and put your feet up

before a glowing TV set and fire.

To have your favorite shows.

To be married to a local

whom your parents absolutely adore.

To be satisfied with what you have,

the neighbors, the current hemline

the dual immersion, the goverment doing its best.

To keep to an average size

and buy clothes off the rack.

To bear the kind of face

that can be made-up to prettines.

To head contentedly for work

knowing how bored you’d be at home.

To book holidays to where bodies blend,

tanned like sandgrains.

To be given to little excesses,

Christmas hangovers, spike high heels,

chocolate éclair binges, lightened hair.

To postpone children until the house’s extension

can be afforded and the car paid off.

To see the world through double glazing

and find nothing wrong.

To expect to go on living like this

and to look straight forward. No regret.

To get up each day neither in wonder nor in fear,

meeting people on the bus you recognize

and who accept you, without question, for what you are.

 

 

 

 

Como suele decirse

 

Suponer que todo tiene significado.

Regresar en la tarde

sintiendo que te ganaste un descanso

y poner los pies en alto

frente al resplandor de la tele y la chimenea.

Ver tus programas favoritos.

Estar casada con un vecino

al que tus padres quieren con locura.

Estar satisfecha con lo que tienes,

los vecinos el largo de la falda que está de moda,

la doble inmersión, el gobierno que hace su mejor esfuerzo.

Mantener una talla promedio

y comprar ropa en las tiendas.

tener el tipo de cara

que puede maquillarse hasta ser bonita.

Ir con gusto al trabajo

sabiendo lo aburrida que estarías en casa.

Planear vacaciones adonde los cuerpos se mezclan,

dorados como granos de arena.

Permitirse pequeños excesos,

crudas navideñas, tacones de aguja,

atracones de pasteles de chocolate, cabello aclarado.

Posponer los hijos hasta que se pueda

ampliar la casa y terminar de pagar el carro.

Ver el mundo a través de cristales dobles

y no encontrar nada mal.

Contar con seguir viviendo así

y mirar hacia adelante. Sin arrepentimiento.

Levantarse a diario sin asombro ni temor,

encontrando en el autobús a gente que reconoces

y que te acepta, sin cuestionarte, tal como eres.

 

 

 

 

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