Rastro, cuento de Luisa Iglesias Arvide

La mirada del voyeur construye este relato con un lenguaje de matices y detalles que captura la gris y rolliza imagen que contempla. Luisa Iglesias Arvide (ciudad de México) ha sido guionista y locutora de radio. Obtuvo la beca del FONCA y actualmente es becaria de la f,l,m. en narrativa. 

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Rastro

 

Miro a través de la grieta cómo rasuras tus piernas.

…………Azulejos sudados en las paredes.

…………Tu ventana abierta al fondo del baño.

…………Un rastrillo lila genérico.

…………Tus vellos son gruesos, aguijones negros distribuidos entre tus poros.

…………Las hojas transitan la piel reseca de tus pantorrillas y estás tan viva, que siento escuchar los raspones con cada una de tus brazadas. Eres tan rolliza, eres tan peluda.

…………Tienes tanta carne.

…………Tu ropa interior no me interesa. Me interesan tus estrías, el camino que surcan y le zanjan a tus muslos. Me interesan tus pliegues sobre la taza del retrete turquesa, que pareciera tan pequeño bajo esas ancas brillosas.

…………Enjuagas el filo matizado de óxido en el lavabo. El chorrito cobrizo de agua, imagino, se lleva en un vórtice tus púas.

…………Quisiera verlo todo. Tus cañerías llenas de púas.

…………Levantas uno de tus brazos y revelas el alambrado revuelto que brota de tu axila.

…………Estás distraída, ¿me viste?

…………Rasgas.

…………Te abres tan profundo que las navajas se atragantan en tu cuenca y batallas por desencajarlas sin llevarte de tajo un pedazo de bistec.

…………Y cuando te cortas sólo quisiera, preciosa, chuparte la herida.

…………Masticar (en) tu cuenca.

…………Me pregunto por qué te saboreo desde las grietas.

…………Por qué nunca cierras la ventana de tu baño.

…………Si yo no te miro desde ahí.

*

Buenos días, nenita. ¿Dormiste bien? ¿Ya no te duele?

…………Así te diría bajo el sudor en tus cobijas floreadas.

…………Así te besaría los holanes de tus culpas católicas bajo el Cristo colgado tan cerca de tu cama.

…………Te miro tan deliciosa cuando desayunas.

…………Vecina, qué bonito has decorado tu departamento.

…………Qué pequeñito se distingue entre estos agujeros.

…………¿Por qué nunca lo limpias?

…………Tus montoncitos de polvo.

…………Regreso.

…………Los dientes encienden tu piel terrosa.

…………Te salen de los labios, turbia cuadrícula.

…………Desayunas con el aceite bullendo en la sartén.

…………En el plato. Nunca apagas la estufa.

…………Comes todo el día.

…………Imagino que hueles a rib-eye, corte fino.

…………Me das tanta hambre.

*

Te adoro.

…………No es un cariño adolescente.

…………Las rayas verdes-moradas-verdes-moradas de tu blusa. La forma de tu cuerpo marcada en los asientos hundidos de la sala. Los dedos regordetes de tus pies. Esa carcajada gangosa que inflas al hablar por teléfono con tu madre.

…………El auricular negro monoaural presiona tu cachete.

…………Te adoro toda desde aquí.

…………Has de almacenar tanto calor bajo todos tus estratos.

*

No cuestiono el origen de estas fisuras.

…………No eres tonta.

…………Cómo no darte cuenta de las rendijas que filtran nuestras paredes compartidas.

…………Benditos sean los muros de tabicón.

…………Pienso.

…………Si tan cuidadosa eres, si tan oronda.

…………Tan despierta.

…………Me queda claro por qué las hiciste.

…………Porque sí, cielo, me queda claro que tú hiciste las grietas.

…………Quieres tanto que te mire.

…………Y yo, que quisiera verlo todo. La grasa de tu sartén.

…………Entonces.

…………Dime.

…………Aclárame por qué dejas abierta la ventana de tu baño si soy yo la única persona que debe mirarte.

…………Has de querer que todos te espíen, que te subrayen.

…………Dime.

…………Si hay alguien más.

…………Puedo soportarlo. No puedo soportarlo.

…………Manteca perniciosa.

…………Te miras en el espejo. Las manchas roídas de leopardo trozan la cara que te mira de regreso. Y tus cachetes tan tristes, derrumbados.

…………Cierra la ventana del baño, somos tú y yo y eres tan fea.

…………Te digo que la cierres.

*

Perdóname.

…………Es que me gustas tanto, es que me das tanta hambre.

…………La imagen termina por disolverse en la pared.

…………Tu profundidad de campo es infinita.

…………Borde que se difumina alrededor de todas tus partes.

…………Cámara estenopeica.

…………No puedo.

*

Salgo a caminar. Me siento atrapado en los hoyos de tus paredes. Nuestros departamentos son hermanos gemelos; toda la unidad habitacional es tan idéntica, que podría perderme si no recordara la letra del edificio, el número sobre nuestras puertas. Camino y recuento, lo hago como todo el mes desde que llegué aquí. No he desempacado, eres mucho más interesante que todas mis cajas. Recuento de la A hasta nuestra N y sigo caminando sobre las calles de la R y la W.

…………Los arbustos son tan idénticos, tan recortados, las fachadas tan blancas y tan baratas. Departamentos de una recámara, estancia, cocina y baño; todos con la misma ventana. No tengo amigos, no conozco a nadie pero estás tú y con eso me basta, con que quieras que te mire, con que nunca salgas de casa, con que me recibas en tu bata gastada y sin que digas una sola palabra, yo sepa que no saliste porque todo el día te dedicaste a hacer tiempo.

…………A comer y a esperarme.

…………Camino de regreso; me detengo en el pasillo que contrapone las espaldas del Edificio P con nuestra N. Y entonces lo veo. Ahora entiendo. La ventana de algún departamento en el P coincide con la de tu baño, las dos están abiertas. Te separan escasos metros de los ojos de alguien más ¿lo sabías? Claro que lo sabías.

…………Quieres tanto que te miren.

*

Subo la primera escalera y pienso en ti. Las dos marcas perpendiculares a la vertical esponjosa de tu cuello, como si te lo apretaran con una cuerda.

…………La carne hinchada que aprisiona tus rodillas, tus muñecas y tus codos como si no tuvieras bisagras; sólo dobleces.

…………Esta noche no quiero verte.

…………Pero no duermo.

…………¿Estarás buscándome entre las rendijas?

*

Edificio P. Tercer piso. Calculo. Tendrá que ser a la derecha, la cuarta puerta, imagino. Toco un par de veces. ¿Pensaste que no lo haría? ¿Pensaste de verdad que iría a mi departamento después de lo que hiciste?

…………Crujido.

*

Buenas noches, vecino. Olvidé las llaves de mi casa, ¿podría usar su teléfono?

…………No me cree. Me doy cuenta. Me invita a pasar. ¿Por qué lo hace? Me invita a sentarme en la sala, junto a la mesita del teléfono. Me pregunta qué número debe marcar: seis-seis, tres-siete-tres-siete, siete-tres-dos-cinco, le digo, es el número de mi esposa. Cómo quisiera que te casaras conmigo para engendrarte tantos hijos; pero nada entre nosotros es cierto. Lo marca y me alcanza la bocina negra monoaural. ¿Por qué tiene un teléfono tan idéntico al tuyo?

…………El número que usted marcó no existe.

…………Gracias, está marcando. Le digo. Hola, amor. No… olvidé las llaves, ¿tú crees?… Claro… No, no, yo te espero. Besos.

…………Le paso el auricular. Cuelga. No tarda, le digo. Espérela aquí. También quiere conocerme. Me pregunta si soy el vecino nuevo. Me dice que ha visto el camión de la mudanza hace unas semanas. Me dice que me ha visto tirar la basura por las tardes. Me sirve una taza de café y me pregunta si lo quiero con azúcar. Le digo que lo tomo con dos cucharadas y regresa a la cocina.

…………El departamento está repleto de figuras prehispánicas y telares en las paredes. ¿A qué se dedica? Le pregunto, soy arqueólogo me responde mientras busca el azúcar en la alacena. Reparo en las figuras: en su mayoría son mujeres rechonchas de terracota. Las hay sonrientes. Otras son sólo contornos gruesos tallados con poco cuidado. Hay tantas.

…………¿Le gustan las Venus paleolíticas? casi todas las que tengo aquí son réplicas. Me entrega mi café y levanta una de las figuras, me recuerda tanto a ti. Ésta, la acaricia con su pulgar, es la Venus de Willendorf; la original debe tener unos veintidós mil años de antigüedad. Fue descubierta en 1908…

…………Sigue hablando. Recuerdo wikipédico, advierto. No es arqueólogo. No le creas nada.

…………¿Ya notó lo voluminosa que tiene la vulva? La acaricia. Jugosa…

…………¿Cuántos años lleva viviendo aquí? Interrumpo.

…………Siete.

…………¿Puedo usar su baño antes de irme? Pregunto.

*

Enjuago mi cara en el lavabo. Una jabonera de barro; tiene su vida tan hecha, mira todo lo que te ofrece.

…………Siete años.

…………Soy yo el engaño. No es él.

…………La cortina nueva de la regadera. Todavía huele a plástico, se le notan los dobleces del empaque.

…………La jalo con cuidado para que no escuche el recorrer de las argollas sobre el tubo de metal.

…………La ventana. Abierta.

…………Te lavas los dientes.

…………Estás tan remota.

…………No tienes cortina en la regadera.

…………Tu espejo leopardo es tan lejano. ¿Cómo puede amarte?

…………No conoce tus estrías ni los dibujos blanquecinos que le trazan a tus nalgas.

…………Garras de oso.

…………Cómo puede amarte si no conoce el olor a sangre de tu aguayón. No las púas, la grasa de tu sartén y los dedos pringosos de tus pies.

…………Pero tiene la ventana.

…………La tienda de embutidos al cruzar la calle.

…………Tiene el todo de tu ambulante carnicería.

…………Y es tanto, mucho más hermoso que una grieta en tu pared.

…………Que tus cañerías.

…………Ya sé que me estás viendo.

…………Puerca.

*

Salgo del baño. Gracias. Abandono el departamento. ¿Creíste que pelearíamos por ti?

*

Subo la escalera de nuestra N.

…………Sí. Así tendría que ser este tipo. De otra manera no tendría ningún sentido que lo dejaras mirarte.

…………Imagino, un verdadero admirador de la forma completa de tu cuerpo.

…………Redonda. Fértil.

…………Quisiera verlo todo. Su departamento de Venus paleolíticas.

…………Su pretenciosa azucarera prehispánica.

…………Sus rincones de cucarachas.

…………Quisiera ver la ventana que lo une contigo.

…………Tocaría a la puerta y le diría algo así como Es mía, ¿entiendes? Te saco los ojos si la vuelves a ver. Sí, eso es lo que yo debería de decirle.

…………Pero no te daría el gusto. Le daría las gracias y abandonaría el departamento.

…………Ésta es tu crisis. No mía.

…………Estoy en casa.

*

Miro a través de las grietas. Te busco.

…………Todas tus luces apagadas, pero la del baño.

…………Te miro asomada por la ventana.

…………¿Por qué estás tan triste?

…………La cierras.

…………Caminas hasta la grieta. Me miras.

…………Te acercas.

…………Azulejos pálidos.

…………Nunca había notado que tus ojos son tan negros.

…………De laberintos púrpuras, venosos.

…………Parpadeas y con la pupila permeas los bordes de la rendija.

…………No hay nadie.

…………Tu ojo empotrado en la grieta.

…………Me busca.

…………Y en cada molinete del iris:

…………Te preguntas cómo me veo.

…………Si sería un buen padre.

…………Cuánto mido.

…………Qué profesión darme antes de que desempaque mis cajas.

…………Si no tengo a nadie, como tú.

…………Si tendría buena amistad con tu madre.

…………Si me das tanta hambre que te arrancaría las faldas.

…………Y los filetes.

…………Y las culpas católicas.

…………Quieres tanto que te miren. Autora.

…………Harías de mí lo que tú quisieras.

…………Un manojo de nervios, un garabato de caprichos.

…………Esta crisis es tuya, no mía.

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Datos vitales

Luis Iglesias Arvide es egresada del diplomado en Creación Literaria de la escuela de escritores de la Sogem. Cursó la carrera de Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Fue guionista en Radio UNAM y locutora en el Instituto Mexicano de la Radio. Becaria del programa Jóvenes Creadores (2009-2010) del Fonca en la disciplina de Cuento. Ha publicado reseñas y artículos en la revista R & R. Actualmente es becaria de narrativa en la Fundación para las Letras Mexicanas.

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