Presentamos, en versión del poeta y traductor José P. Serrato, algunos textos del poeta italiani Andrea Zanzotto (1921-2011). Autor de libros como Dietro il paesaggio, Vocativo, A che valse?, Fosfeni, entre muchos otros, fue uno de los continuadores en Italia de la poesía neovanguardista. Varias veces fue nominado para obtener el premio Nobel.
Al mundo
Mundo, sé, y bueno:
existe buenamente,
haz que, procura que, tiende a, dime todo,
aquí, que yo me revolcaba, eludía
y toda inclusión era activa,
no menos que toda exclusión;
Sé valiente, existe,
no te enclaustres en ti mismo, en mí mismo.
Yo pensaba que el mundo así concebido,
con ese súper-caer súper-morir
el mundo así facturado
era sólo un yo mal esbozado
era mi yo indigesto mal fantaseante
mal fantaseado, mal pagado
y no tú, bello, no tú, “santo” y “santificado”
un poco más allá, de lado, de lado.
Prueba (ex-des-as- etc.)-istir
y todas las demás proposiciones conocidas e ignoradas,
otórgate una posibilidad,
haz, “buenamente un poco”:
y que el engranaje funcione.
Vamos, hermoso, vamos.
Vamos, münchhausen.
Así somos
Decían, en Padua, “yo también”,
los amigos: “lo he conocido”
Y así era el rumor del agua sucia
cercana, y de una sucia fábrica:
adecuado en medio del silencio.
Porque era de noche. “Yo también,
lo he conocido.”
He pensado vivamente
en ti que ahora
no eres objeto ni sujeto,
ni lengua usual ni jerga
ni quietud ni movimiento
ni siquiera el no que negaba
y que cuando se hunden
mis ojos dentro de su aguja
nunca te niego suficiente.
Que así sea: aunque yo
creo con semejante
fuerza en todo mi vacío
por ello no te he perdido
o, cuando te pierdes más y más me pierdes,
más te asemejas a mí, más te acercas.
Sylva
Mortal, ayer, mi corazón te dijo.
Y aún inicio no tenías
y aún en el inicio no estás
y siempre eres anuncio del inicio.
Intacta, vigorizante piedra.
Mundos, furor nítido,
innumerables llagas excelsas.
Cuerpos y ojos en joyeros y cunas, cuerpos
cándidos, células
de activas nieves,
móviles cuerpos, ternuras
en la mano, terror
en el alma, bruñidas
fosforescencias sobre tifones y fallas. Yo
yo les reclamo, yo soy.
Sigue todo: otros sabrosos arcoíris
tentáculos psíquicos,
otros escombros infestados de semillas,
otros misterios latentes, todo
sigue
todo para consumirse y para servir.
No tiene inicio el amor.
“O vuelve el año, por encima de la colina…”
Y frondas oscuras, oscuridad en el fondo
del bosque, del único bosque,
del bosque eterno me hacen, me viven,
me murmuran en mil
diversos coros de sombra.
Río al alba
Río al alba
agua infecunda tenebrosa y leve
no secuestres mi vista,
no las cosas que temo
y por las cuales vivo.
Agua inconsistente, agua incompleta
que hueles a larva y transiciones,
que hueles a menta y ya te ignoro,
agua luciérnaga, inquieta a mis pies.
De portales con inscripciones
de flores amadísimas te desprendes
te inclinas y vuelas
más allá de Montello[1] y del querido rostro imberbe,
porque yo nada espero de la primavera.
Al mondo
Mondo, sii, e buono;
esisti buonamente,
fa’che, cerca di, tendí a, dimmi tutto,
ed ecco che io ribaltavo eludevo
e ogni inclusione era fattiva
non meno che ogni esclusione;
su bravo, esisti,
non accartocciarti in te stesso in me stesso
Io pensavo che il mondo così concepito
con questo super-cadere super-morire
il mondo così fatturato
fosse io indigesto male fantasticante
male fantasticato mal pagato
e non tu, bello, non tu “santo” e “santificato”
un po’ più in là, da lato, da lato.
Fa’ di (ex-de-ob etc.)-sistere
e oltre tutte le preposizioni note e ignote,
abbi qualche chance,
fa’ buonamente un po’;
il congegno abbia gioco.
Su, bello, su.
Su, münchhausen.
Così siamo
Dicevano, a Padova, “anch’io”
gli amici “l’ho conosciuto”.
E c’era il romorio d’un’acqua sporca
prossima, e d’una sporca fabbrica:
stupende nel silenzio.
Perché era notte. “Anch’io
l’ho conosciuto”.
Vitalmente ho pensato
a te che ora
non sei né soggetto né oggetto
né lingua usuale né gergo
né quiete né movimento
neppure il né che negava
e che per quanto s’affondino
gli occhi miei dentro la sua cruna
mai ti nega abastanza.
E così sia: ma io
credo con altrettanta
forza in tutto il mio nulla,
perciò non ti ho perduto
o, più ti perdo e più ti perdi,
più mi sei simile, più m’avvicini.
Sylvia
Finita, ieri, il mio cuore ti disse.
E ancora inizio non avevi
e ancora mai nell’ inizio non sei
e sempre sei l’annuncio dell’ inizio.
Intatta, vigoreggiante pietra.
Mondi, furore nítido,
piaghe innumeri eccelse.
Corpi e occhi in scrigni e culle, corpi
candidi, cellule
di attive nevi,
mobile corpi tenerezza
alla mano, terrore
all’anima, fucate
fosforecenze su tormenti e faglie. Io
io vi richiamo, io sono.
Ancora tutto: altre iridate sapide
tentacolate psichi,
altre macerie inféstate di semi,
altri misteri inesplosi, tutto
ancora
tutto da consumare e da serviré.
Non ha inizio l’amore.
“Or volge l’anno, sovra questo colle..”
E fronde cupe cupo nel fondo
del bosco, dell’unico bosco,
del bosco eterno mi fanno mi vivono
mi stormiscono in mille
diversi cupi cori.
Fiume all’alba
Fiume all’alba
acqua infeconda tenebrosa e lieve
non rapirmi la vista
non le cose che temo
e per cui vivo
Acqua inconsistente acqua incompiuta
che odori di larva e trapassi
che odori di menta e già t’ignoro
acqua lucciola inquieta ai miei piedi
da digitate logge
da fiori troppo amati ti disancori
t’inclini e voli
oltre il Montello e di caro acerbo volto
perch’io dispero della primavera.