La poeta y traductora venezolana Erika Reginato nos acerca al día a día de la poesía italiana actual. En esta oportunidad nos presenta el trabajo de Roberto Cogo (Vicenza, 1963). Es especialista en literatura en lengua inglesa, traductor de Shakespeare, Gary Snyder y poetas australianos contemporáneos. Estudió en la Università Cà Foscari di Venezia. Su último poemario es Io, cane, (2011).
Sumergirse en el río salvaje
Entre vivir la sustancia de la poesía y escribirla hay un instante muy frágil. Una mínima diferencia separa esta actitud de la reconquista en el poeta Roberto Cogo (Schio cercanías de Vicenza, 1963). Encontramos entre sus publicaciones: Mobius y otras poesías, (1994), En el movimiento (2004), Confondi il vento, («La Clessidra» -2007); Senza il Peso di un pensiero, (2011), Io, cane, (2011) y otros. Escribe el poeta Cogo un enunciado: Lector, tú no me podrás conocer, eso esta bien. Podrás conocer, si quieres, mis palabras, y también eso sería bueno, pero son las tuyas las que te pertenecen… Traductor de W. Shakespeare y de poetas como Jack Kerouac, W. Least Heat-Moon, John Deane, Charles Olson, Les Murray y Gary Snyder. Su libro de poesía: “De sumergirse y nadar. Wild Swimming”, (Dell’immergersi e nuotare. Wild Swimming, 2012) es buscar un lugar apartado. Sumergirse en los ríos de la infancia es entrar en la vida. Salir aumenta su instinto, contemplación de lo natural en el ruido del respiro: “el agua hace ruido cuando cae cuando fluye…aquí termina el mundo…”. Es el poeta realizando clavados iniciativos en aquellos mundos que apenas se le presentan entre las ramas de otoño, para hacer una colección de insectos que nadan dentro y fuera de las corrientes montañosas de Europa: un águila, un martín pescador, una mariposa marrón y blanca, una cigarra o la pulga de agua y un dragón volador “descubriendo ángulos del cielo escavados en la tierra y abandonados…”
VALLE Y HOJAS
separado, disuelto completamente
entre sombras de ramas marchitas
las ausencias del viento son
prolongadas ilusiones en otoño
una después otra, hojas en caída libre
o sujetas al hilo de la memoria
en el desequilibrio del péndulo
ramas extrañas y despojamientos
uno tras otro se encuentran los libros
en la mente en caídas entrelazadas
como una lluvia en cámara lenta
está el caer en el precipicio en espirales
mezclándose en el aire de mi cuerpo acabado
una aquí, una allá
rebasando el terreno
en cálculos esfumados entre amarillo y marrón
con el trino del mirlo en el silencio del aire
un crujido del confuso trafico al fondo
el monótono avanzar
de los pasos del hombre
y la húmeda hipnosis de estaciones impetuosas
entregadas a sus discretas maravillas
una a una y después la otra
la inexorable caída, el cúmulo de muertes
en el barro del terreno
la impregnada descomposición del renacer.
De Wild Swimming
4
el agua hace ruido cuando cae y fluye, el agua incide y arranca
llena, excava y corroe, el agua modela sin apuro deforma y cambia
se lleva todo, el agua desaparece entre curva y grieta emerge más adelante
donde quiere ir, busca el cielo el mar el vuelo, el agua sube no quiere terminar
más allá del salto de la vida, el estruendo de la cascada en un nubarrón de insectos
escondido atravesando fulminantes espejos de una orilla hasta la otra
en busca de alimentos, cuatro brazadas en la oscuridad, cuatro palabras en el
don de caer en la sombra; todo un fluir de silencios en el cielo violeta
aquí termina el mundo, aquí se recarga de humedad el enloquecido andar humano
la luz hace filtro, hace el trozo del silencio en las partes de las ramas abandonadas
el abrazo protectivo y tenaz se reúne limbo de cada reventón
del agua, cada grieta que el hombre cava y no dura
el crepito del cielo al atardecer, inmerso hasta las orejas
en mí pozo perfumado de silencio, el aire violeta contra el negro de las alturas
una nube se enciende mientra brilla una estrella, los mirlo quedan
la aventura del día; respiro la inmensa periferia del universo
confío el bolígrafo a la corriente del cosmos