Presentamos, en el marco del dossier de poesía española contemporánea, un acercamiento al trabajo del poeta, ensayista y traductor salmantino Juan Antonio González Iglesias (1964). ha merecido distinciones como el Premio Vicente Núñez, Premio Generación del 27, Premio Loewe. Es Doctor en Filología Clásica y profesor titular de Filología Latina en la Universidad de Salamanca.
EL REINADO DE ADRIANO
«Se trata, sobre todo, de una teoría del conocimiento,
del modo en que un hombre se sustrae poco
a poco a las ideas de su tiempo, que rechaza.»
MARGUERITE YOURCENAR, [sobre Zenón],
Carta a Alain Bosquet, 1 de enero de 1964
El reinado de Adriano
se parece al octubre que celebran
los japoneses. Pero la nostalgia
que siento de esos años no se debe
a la ausencia de dioses. Ni tampoco
al gobierno feliz de este monarca.
Ni a su cultura helénica, sus viajes
o la estabilidad de las fronteras
de su imperio. Percibo
aquello como patria,
como época propia,
porque intuyo que entonces no tendría
la sensación de exilio
creciente que despierta
en mí la época que me ha tocado,
la cultura angustiosa
dictada por algunos que no aman,
los intelectuales
de clase media, aquellos
que no son ni poetas ni filósofos,
el futuro nublado,
la situación incierta de mi patria.
FRANCESCO
Homenaje a Álvaro Pombo
Relajado.
No jerárquico, ajeno
a las categorías.
Simple, indocto, desnudo
sobre la nieve. Súbito.
Homogéneo.
Primero en la pobreza, en la fiesta del frío.
Abstracto, delicado, limpio de corazón.
Dueño de una montaña diminuta.
Monócromo, concreto,
carne sobre la tierra.
Audacia y sencillez donde descansan
los intelectuales.
Enamorado, herido
cinco veces.
Solar. Aventurero.
Indistinto del cosmos.
Astronauta de humilde
escafandra. Teorema
tranquilo, de una línea.
Sorpresa de los atlas.
Nombre puro de amor
junto al océano.
Colega de los pájaros.
Lobezno.
Hermano de las cosas.
Criatura.
Poeta.
EXCESO DE VIDA
Desde que te conozco tengo en cuenta la muerte.
Pero lo que presiento no se parece en nada
a la común tristeza. Más bien es certidumbre
de la totalidad de mis días en este
mundo donde he podido encontrarme contigo.
De pronto tengo toda la impaciencia de todos
los que amaron y aman, la urgencia incompartible
de los enamorados. No quiero geografía
sino amor, es lo único que mi corazón sabe.
En mi vida no cabe este exceso de vida.
Mejor, si te dijera que medito las cosas
(fronteras y distancias) en los términos propios
de la resurrección, cuando nos alzaremos
sobre las coordenadas del tiempo y el espacio,
independientemente del mar que nos separa.
Sueño con el momento perfecto del abrazo
sin prisa, de los besos que quedaron sin darse.
Sueño con que tu cuerpo vive junto a mi cuerpo
y espero la mañana en la que no habrá límites.
EL LADRÓN DE HIELO
Excele una cabeza sobre la muchedumbre
puntuando de oro esto que respiramos.
¿A dónde retirarme después de la hermosura?
¿A qué grado de homéricos han de llegar mis labios
para decir lo humilde?
Un muchacho muy serio trabaja transportando
de una barra a la otra
una caja repleta de cubitos de hielo.
Atraviesa la sombra láser de las estatuas
con su carga de cuarzo recién cristalizado.
Deja una línea de agua escrita sobre el alto
meridiano desnudo de los pechos más duros
El alzado de mi soledad
a veces equivale
milimétricamente a mi estatura:
quiero decir que soy feliz y libre.
Hay un ladrón de hielo. Su belleza proviene
del gesto clandestino
y limpio
con que toma un puñado de unidades polares
y las lleva a la boca.
Siempre lo elemental me maravilla.
De su mano me ofrece un cuadrado de frío.
MISÁNTROPO, MA NON TROPPO
Que no te pase a ti con los misántropos
lo mismo que a los hombres con los hombres
(Meditaciones, 7, MARCO AURELIO)
Durante veinte años he tratado
con muy pocas personas. Desatento
a todo lo que no fuera solsticio
o equinoccio,
en la soberanía del invierno
y el verano
celebraba mis fiestas
esperándote.
Adonde me invitaban no acudí.
¿El motivo? Uno solo:
me concentro mejor en un ciprés
que en las conversaciones.
Así he concluido
que cada árbol es un incontable
como el agua.
Así son cada vez más las personas
a las que quiero mucho y veo poco.
Un ángulo me basta,
un libro y un amigo, un sueño breve.
Tiempo para el amor es lo que pido.
En los actos sociales pienso en ti.
Casi siempre
entre el ruido de copas, de palabras,
llega cierto momento en el que pienso:
Necesito urgentemente ver a un limpio de corazón.
Hablar con él. Guardarme entre sus brazos.
Descansar mi cabeza
encima de la roja frecuencia de su vida.
Únicamente esto.
Que en los actos sociales pienso en ti.
FELICIDAD NATURAL
para Ángeles Pérez López
Es bueno para el cuerpo contemplar los trigales
verdes esta mañana de principio de mayo.
Es bueno para el cuerpo imaginar
que esta alta pradera, tan sometida al viento
que parece estar hecha sólo del mismo viento,
no terminara nunca en una suma
de áridas aristas.
Es bueno para el cuerpo que el único sonido
sea
el rumor de la lluvia sobre el techo del coche.
Es bueno para el cuerpo detenerse.
Y salir.
En un punto indeterminado de esta península, la más
occidental de Europa,
recuerdo la liturgia de la Iglesia de Oriente,
que en el momento de la comunión
se limita a decir:
lo bueno,
para los buenos.
VLTIMVS ROMANORVM
para Rafael León
En el último disco Robbie Williams
canta aquellas palabras memorables
que con apenas diecinueve años
pronunció en África Agustín de Hipona.
Tal vez las musitó casi en silencio,
mientras la Antigüedad se terminaba.
La más humana de las oraciones,
la que probablemente ha conmovido
como ninguna a su destinatario.
Ahora que también algo se termina,
Robbie Williams dirige su micrófono
hacia la multitud, que sin saberlo
repite la plegaria de aquel joven
romano apasionado y la propaga
en videoclips y en radios y en ipods.
La más humana de las oraciones:
da mihi castitatem, continentiam,
sed noli modo. Oh Lord,
make me pure — but not yet.
Dame la castidad, la continencia.
Hazme puro, Señor,
pero no todavía.
ACEPTO QUE BELLEZA ES LA FULGURACIÓN
Acepto que belleza es la fulguración
natural de las cosas naturales.
Me digo que tus dientes mostrados en sonrisa
son eso. Que tus ojos me dan tanta dulzura
porque cumplen remotas instrucciones genéticas.
Que tu cuerpo de hombre con mi cuerpo de hombre
construyen un lugar necesario en el mundo.
Que nada extraordinario hay en dos que se aman.
Pero, cuando te abrazo una noche tras otra
y me encuentro tu pulso a oscuras en cualquiera
de los puntos que laten en tu cuerpo dormido,
cruza por mi cerebro la palabra milagro.
Datos vitales
Juan Antonio González Iglesias (Salamanca, 1964) ha publicado La hermosura del héroe (1994, Premio Vicente Núñez), Esto es mi cuerpo (1997), Un ángulo me basta(2002, Premio Generación del 27), Olímpicas ( 2005) y Eros es más (2007, Premio Loewe). Esos cinco libros, además de uno inédito —Selva de fábula— se reúnen en un volumen aparecido en 2010 en la editorial Visor, bajo el título Del lado del amor, que a modo de emblema renacentista busca dar un sentido único a todo lo que ha escrito. Acaba de aparecer su antología de poemas deportivos Decatletas. Su volumen Poesía y Poética ha sido publicado, en papel y en la web, por la Fundación Juan March. Sobre poética ha publicado un comentario personal al Arte Poética de Horacio (Cátedra) y en un inminente número de Ínsula. Está incluido en numerosas antologías poéticas Selección Nacional, última poesía española, de José Luis García Martín (1995), y en Feroces: muestra de las actitudes radicales, marginales y heterodoxas en la última poesía española, preparada por Isla Correyero (1998), Poetas de los noventa, de Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 2007 y La inteligencia y el hacha, de Luis Antonio de Villena (2010). En diveersas antologías y revistas está traducido al francés, inglés, italiano, portugués y griego. Acaba de aparecer en francés (edición bilingüe) su libro Esto es mi cuerpo/ Ceci est mon corps, con estudio de Emmanuel Le Vagueresse y está en prensa la traducción al inglés de Eros es más, premio Loewe, titulada Eros is more, en versión de Curtis Bauer, que aparecerá en Estados Unidos, publicado por Alice James Books. Doctor en Filología Clásica. Tras su tesis doctoral (Estudio del género del diálogo en autores latinos tardíos), completó en Florencia y en París su formación en Teoría de la Literatura y del Arte. En la actualidad, es profesor titular de Filología Latina en la Universidad de Salamanca, en la que ha sido Asesor de Actividades Literarias. Su especialidad empezó siendo la literatura tardía (pagana y cristiana) y ha acabado siendo la tradición clásica y la vigencia de la cultura antigua en el panorama contemporáneo. Es coeditor, junto a Carmen Codoñer del volumen Antonio de Nebrija. Edad Media y Renacimiento. (Usal, 1994). Autor de varios libros y decenas de artículos, dirige un proyecto de investigación del Ministerio de Ciencia titulado ” Felicidad y Literatura. Vigencia de los mitos grecolatinos”. Ha sido profesor visitante en la Universidad de Oregón y profesor invitado en la Universidad de Borgoña. Ha traducido, entre otros autores y obras, Amores y Arte de amar, de Ovidio (Cátedra, 1993), Anónimos y menores. Doce poetas latinos , (Rafael Inglada Ediciones, 1996), Cuatro odas, de Horacio y Horacio (Instituto Miraflores, Málaga, 1996) o las poesías de Catulo (Cátedra, 2006) y Arte Poética de Horacio (Cátedra, 2012). También ha traducido del francés a Stendhal (Quién me defenderá de tu belleza, Pretextos), , del inglés a James Laughlin (Poemas de amor, Linteo), y del griego moderno (en colaboración con Nina Anghelidis) la antología Símbolos solubles, de Kikí Dimulá (Linteo). Colaborador literario en ABC y El País y El Cultural de El Mundo. En 2012 sido poeta residente en la Villa Marguerite Yourcenar, en Francia. Es acádemico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo (Málaga).