Iniciamos un dossier preparado por Jorge Contreras sobre la poesía de Hidalgo, en México. El primer autor es uno de los mayores referentes de la poesía del estado, Agustín Cadena (Ixmiquilpan, 1963). Es novelista, cuentista, ensayista, poeta y traductor. Ha publicado más de veinte libros y merecido distinciones como el Premio Nacional de Cuento Infantil Juan de la Cabada, Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí, Premio de Poesía Efrén Rebolledo, entre otros.
Lapidaria
Sé, niña, como las piedras.
Míralas:
Ellas ruedan con el agua,
no les preocupa dónde van a detenerse.
Se mueven con la Tierra,
un milímetro cada dos mil años:
no tienen prisa.
Las piedras, niña, no se aferran a nada.
Abandonan solas su playa
y van a adornar una fuente,
un pasillo en un palacio,
la celda de un sabio que ha aprendido a oírlas.
Son humildes las piedras:
permanecen enterradas durante siglos
y un día salen y se quiebran sin más.
Tienen fe, una fe de piedra.
Por eso el profeta Jesús las hizo pan.
Tú no preguntes, niña.
Sé como las piedras nada más.
Un día, bajo la tierra,
yo te estaré esperando.
La Gorda
Hoy pasó una voz por la ventana.
Creí que era la Gorda.
La Gorda era inmensa;
de sus pechos brotaban pichones
por toda la casa.
Hacia ellos corría el verano
como un niño de pudor oscuro.
Se oía en su vientre la música de las esferas.
Ella bastaba para poblar el mundo,
para contenerlo.
Dormía llenando la cama
y su sueño era un hervor de carne satisfecha.
Cuando era amante
su cuerpo cantaba como un globo de lluvia.
La Gorda iba por la calle
como una bestia de miel
en un jardín de juguete.
Cuánto he estirado mi tristeza
para que su ausencia tenga sitio.
La ex alumna
Cómo decirle —aún ahora—
que hablaba para ella,
que la clase, todas las clases
no eran más que para ella.
Cuando sus pasos entraban, se cerraba la puerta.
Cómo decirle —aún después de estos años—
que cuando ella faltaba, el salón estaba vacío.
Las palabras se perdían en el aire
y eran como insectos que volaran ciegos
en busca de una llama inexistente.
Torpes, locos, se estrellaban en los muros,
en los cristales de la ventana,
hasta explotar de silencio.
En realidad, nunca decía yo nada;
todo se quedó dentro.
Le hubiera preguntado tal vez por sus proyectos,
dónde vivía, qué hacían sus padres.
Cuántos diálogos imaginados, soñados tan sólo.
Es que su edad la hacía de otro espacio.
Y andaba de novia. No era posible.
¿Con qué derecho perturbarlos?
Ella nunca lo sabría.
De cualquier manera
—era mejor pensar así—,
no hubiera sido posible.
Datos vitales
Agustín Cadena nació en Ixmiquilpan, Hidalgo, en 1963. Es novelista, cuentista, ensayista, poeta y traductor, además de profesor universitario de literatura. Ha publicado más de veinte libros y ha colaborado en más de cincuenta publicaciones de diversos países. Premio Nacional Universidad Veracruzana 1992, Premio de los Juegos Florales de Lagos de Moreno 1998, Premio Nacional de Cuento Infantil Juan de la Cabada 1998, Premio Netzahualcóyotl del Gobierno de Hidalgo 2000, Premio Timón de Oro 2003, Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí 2004, Premio Nacional de Cuento José Agustín 2005, Premio de Poesía Efrén Rebolledo 2011. Parte de su obra ha sido antologada y traducida al inglés, al italiano y al húngaro. Algunos de sus libros: Tan oscura (México, Joaquín Mortiz, 1998), Los pobres de espíritu (México, Patria / Nueva Imagen, 2005), Las tentaciones de la dicha (México, Editorial JUS, 2010), Alas de gigante (México, Ediciones B, 2011), y Operación Snake (México, Ediciones B, 2013).