Narrativa joven de México: Carlos Rubén Espinoza Guerrero

Carlos Rubén Espinoza Guerrero

Presentamos algunos textos de Carlos Rubén Espinoza Guerrero (Estado de México, 1994). Asistente al taller de Narrativa en el Centro Toluqueño de escritores impartido por Eduardo Osorio.   Asistió al Curso de Creación Literaria para Jóvenes 2013 de la Fundación para las Letras Mexicanas y la Universidad Veracruzana.

 

 

 

 

 

 

 

Un pelo de calvo.

 

La persona fue identificada como Guillermo, estas son notas encontradas en su celular.

1:

Ella se fue hace dos días, con aquel logotipo de servicio público, mi amigo el taxista, lo sé porque el pendejo dejó su licencia.

2:

En la casa su asqueroso perfume, el que huele a secundaria, el que se ponía antes de hacerlo, rompió la botella en el cuarto antes de irse, qué puta.

3:

Me recuesto y los de al lado tienen fiesta, ellos sí tienen problemas y su esposa no se va con el taxista,  ¿y yo qué? Una o dos veces que ebrio le reclame sus amistades, otras tantas que discutíamos por el hijo que no pude darle, pero parecía que todo estaba bien.

4:

En el espejo me miro cansado, dejado y pelón. Un único superviviente entre lo que una vez fue una gran melena. Aquel cabello que aquella siempre quiso arrancar, bailaba solitario en mi frente.

5:

Lo considero un poco, no voy a hacer lo que ella quiere pero ya no esta así que ya no le importa, lo haré. No por ella, en verdad se ve mal.

6:

Lo tomo entre índice y pulgar, es grueso, cano y detestable. Tiro de él y se resbala entre mis dedos. Ahora le doy una vuelta y tiro con más fuerza, un escalofrío me recorre la espalda y siento un deslizamiento que va desde la pierna, miro en el espejo y ahí sigue, con la parte inferior llena de sangré. Lo veo y siento miedo, se jaló desde la pierna. Llegaba hasta ahí. ¿Se que ningún cabello es así, entonces el maldito qué es?

7:

Me tranquilizo un poco y me aseguro que me lo estoy inventando, que si vuelvo a tirar de él se irá y me podré seguir quejando. Lo vuelvo a hacer y lo vuelvo a sentir, como se desliza bajo mi piel. De nuevo ese escalofrió. Un zumbido y me desplomé.

8:

Desperté y ahí esta ese olor a secundaria, de golpe recuerdo todo y las otras notas lo confirman espero haya sido un sueño, me miré en el espejo y otra vez, con sangre seca. Y el doble del largo de los demás, tome otro cabello y lo jale, no quería volver a sentir el escalofrió por mi espalda, y no lo sentí, el otro cabello solo muere, con todo y raíz.

9:

Al lavarlo rara vez lo jalo y evitó el molesto escalofrío. Hoy volvió mi esposa y no sé cómo explicarle, a nadie había tenido que hacerlo. Sólo vino por más de sus cosas y se fue, De nuevo me siento jodido.

10:

Me quitaré la gorra y he decido quitar esa cosa, sé que me encontrare con el escalofrío, lo ignoraré, será más largo que un metro y seguirá saliendo, en ocasiones tiene pequeños coágulos y por lo que tendré que tirar más fuerte.

 

La persona fue hallada muerta con un agujero en su cabeza, cicatrizado en el exterior, ningún cabello ni nada parecido fue encontrado. Aparentemente fue auto infligido.

 

 

 

 

¿Continuar? 10, 9, 8, 7, 6.

 

Caminaba por la acera como todos los días, ese era mi trabajo, caminar y ver cómo todos caminaban sin saber por qué, de vez en cuando tomar el automóvil y conducir de manera tranquila, común la escena de verme varias veces en el día y por las noches ir a mi casa a la cual nunca se cómo llegue y ver a mi familia que no recuerdo como conocí, mi ciudad es pequeña y con mucha delincuencia, es frecuente oír cómo la gente grita, acerca de las pandillas o del único que conduce rápido, la policía y el ejército son muy eficientes y lo matan o detienen seguido, pero como todos, aquí vuelve a aparecer, él en un hospital, yo normalmente caminando por una calle distinta. Pero todo es monótono la gente grita, muchos mueren y cuando por fin muere el único que hace lo que quiere, una pantalla que dice “estás muerto” aparece, todos nos detenemos todo se cambia a estar en blanco y negro, excepto la sangre. Un click en el botón Continuar hace que todo vuelva a empezar.

 

 

 

 

El general.

 

Sabía que el retrato en la pared me observaba, lo tolere un momento, en cuanto me pareció incómodo lo mire a los ojos y desvío su mirada.

 

 

 

 

Entre hermanos.

 

Jamás debí de haberla tocado, unas pláticas con mi padre y el padre me hicieron ver el pecado que había cometido, mi mano fue cortada y la culpa sigue ahí.

 

 

 

 

Efigenia.

 

Escuche a mis espaldas a mi esposa despidiéndome para ir al trabajo, volteé y el moño negro en mi puerta me recordó su muerte, ahora sólo falta que algo se la recuerde a ella.

 

 

 

 

El mimo.

 

La gente miraba todo menos al mimo, yo vi cómo llegó la lluvia y en su rostro un terror sincero, los demás por fin le prestaron atención, gritaba sin emitir sonidos, su ropa se fue junto con el maquillaje y desaparecieron junto con el mimo.

 

 

 

 

Mujeres.

 

La miré una vez y observé un rostro completamente desconocido, una segunda mirada y pude ver a mi madre, en la tercera vi a una mujer que me enfermaría ser, dejaré de mirar el espejo.

 

 

 

 

El ángel. 

 

Al ver la escultura del ángel, pude ver lo que pensaba y sentir lo que sentía, siglos de odio pasaron por mi cuerpo convirtiéndome en mármol.

 

 

*

 

 

Me despertó por sus gritos acerca de los olores, un cavernoso interior y esa ballena que lo perturbaría por siempre. Ya estaba acostumbrado a esto y lo desperté para decirle.

– Ya paso Jonás.

 

 

 

 

Mi padre me lo advirtió.

 

Mi padre me advirtió, que no me dejará llevar por un par de tetas y nunca lo hice. Fue entonces cuando vi los tres senos de aquella mujer y mandé todo al carajo.

 

 

 

 

Bajo el sillón.

 

Ese día su hijo cumpliría nueve años si no hubiera desaparecido y a esas alturas sólo su madre lo recordaba, salió de la cocina y lo vio, como si jamás hubiera desaparecido, estaba frente a ella, cinco años más que la última vez.

Al preguntar dónde había estado, el niño le respondió.

-Bajo el sillón.

 

 

*

 

 

El sultán, decidió que aquel jarrón era muy feo para estar en sus aposentos y lo mandó a desechar, paso a manos de un siervo que lo regaló a alguien que también lo considero feo y término enterrado. Muchos años después es el único jarrón de su época, una época de jarrones feos.

 

 

*

 

 

Un disparo hizo que callera al piso, nada pude volver a mover y yo no estaba herido. Acababan de matar al titiritero.

 

 

*

 

 

Dicen que a un hombre, con revólver en mano le pidieron todo lo que tuviera de valor y que sólo pudo platicar con el ladrón un rato, ya que lo único valioso era su tiempo.

 

 

*

 

 

En un dije guardé unas lágrimas para tiempos mejores, momentos en que ya no llorara. La última vez que paso, las extrañe tanto que empecé a llorar.

 

 

 

 

Cosas de monjas.

 

Mi hermano me dijo, que una vez vio a una monja revolcándose con otra, que sin sus hábitos se transformaban. La idea me mantuvo cautivado por mucho tiempo hasta que decidí seguir a una, la vi desnuda, ¿quien pensaría que tienen escamas?

 

 

*

 

 

El cuervo graznaba desolado, me acerqué a el y se convirtió en ella, una mujer hermosa, pero urraca finalmente.

Me sacó los ojos.

 

 

 

 

Pepe.

 

Llevaba más de un año preguntando por su amigo José, decía que un día no llego a dormir y desde esa noche no lo veía. Ojalá no lo encuentre, por que el que se perdería sería el. A quien desde hace un año llamamos Pepe.

 

 

*

 

 

En su sueño, mi padre conocía otros mundos, conocía otras razas y ellos lo adoraban, hablaba de un lugar que jamás creí conocer, la Tierra.

 

 

*

 

 

Mi querida Collie agitaba su peluda cola con mucho entusiasmo, sabía que era luna llena, al llegar las doce después de ladridos y estremecimientos se convertiría y me desgarraría la ropa.

 

 

 

 

Una gran mosca.

 

Escuchaba el revolotear de esa mosca junto a mi cabeza, la veía como una sombra cuando interfería con la luz del foco, cerré los ojos e intente dormir, la luminiscencia llegaba atraves de mis párpados en un tono roji-blanco, pronto todo se oscureció y la escuche aterrizar con sus eclipsantes alas.

 

 

 

 

Vida y pianos.

 

Hora tras hora en su soledad, intentando escuchar vida en su instrumento, nota tras nota en melodías perfectas y mecánicas, las teclas en el piano bajo sus cansados dedos dejaron de sonar cuando pensó darse por vencido. Al terminar el recital mientras todos aplaudían, el piano bostezaba.

 

 

*

 

 

Pronto llegó la noche y la espera del niño terminaría. Preparado tras esas puertas en cuánto escuchó el primer ruido, saltó hacia el clóset con su linterna y el monstruo se desmayó.

 

 

*

 

 

Las mujeres más cansadas que pudieron ser pintadas, vendedoras en un mundo donde no existen los clientes, la sensación fue tan fuerte. Tuve que comprar el cuadro.

 

 

*

 

 

Después de robar al anciano decidí que conservará su báculo, lo arroje hacia el piso. Al caer se convirtió en una serpiente.

 

 

 

 

Conquistador.

 

Dicen que cada cierto tiempo un hombre enamora a la luna y como recompensa, deja caer un pedazo de ella. En un pequeño cofre tengo un pedazo de Marte, otro de Plutón, pero la luna sigue haciéndose del rogar.

 

 

 

 

Embestida.

 

Desperté con el dolor que me produjo la cornada, las pesuñas galopantes a lo lejos, cada vez que veo la cicatriz, me pregunto cómo entro el toro a mi habitación y como salió sin que nadie lo viera.

 

 

 

 

 

Pequeños jodedores.

 

Unos ruidos perturbaron mi sueño y molesto me incorporé para ver de qué se trataba, una pareja de hombrecillos practicaban la posición de a perrito en mi piso, al verse descubiertos tomaron su ropa y se fueron por la puerta entreabierta, unas horas después desperté con una erección.

 

 

 

 

Liz en un vestido azul.

 

Al monstruo debajo de mi cama nunca le temí, hasta esa mañana sin escuela, que vi a mi mamá darle de comer.

 

 

*

 

 

Todos los niños se divertían en el trampolín, competían por ver quien saltaba más alto, un niño salto tan lejos que nunca regresó y después de que lo perdieron de vista cambiaron de juego.

 

 

*

 

 

Tomé la navaja de su pequeña bolsa entre mis dedos. Cerré los ojos y la deslicé muchas veces sobre mis venas, justo en la muñeca, no pensé que fuera tan indoloro, no vi sangre y seguí raspando hasta encontrar: “Modelo XtR24 a prueba de suicidios.”

 

 

*

 

 

Ella terminó conmigo, dejándome confundido. Se fue con sus cosas, llevándose hasta su boa. Mientras yo me arrastraba suplicante, diciendo déjame a la boa.

 

 

 

 

Milagro.

 

Una pata de conejo, el consolador de su madre, una canica de rosario y un frijolito. Fueron las cosas que el doctor, saco de la nariz de Juanito.

 

 

*

 

 

Lo quería y no quería lastimarlo, era su hermano y lo acababa de matar pero él no tenía la culpa solo crecía en el vientre de la madre y él era más rápido en eso.

 

 

 

 

¿Ya te habías dado cuenta?

.
En la oscuridad y cerrando los ojos, somos más altos. Hoy casi me golpeé con el techo.

 

 

*

 

 

Cuidar que no meta a sus novios a la casa, que no brinque en la cama y que tome su medicina, lo normal. Hoy me toca cuidar a mi abuela.

 

 

 

Datos Vitales

(Creg) Carlos Rubén Espinoza Guerrero (Estado de México, 1994) Asistente al taller de Narrativa en el Centro Toluqueño de escritores impartido por Eduardo Osorio.   Asistió al Curso de Creación Literaria para Jóvenes 2013 de la Fundación para las Letras Mexicanas y la Universidad Veracruzana. Reportero y estudiante de Ingeniería mecánica en la UAEMex.

 

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