Presentamos tres poemas inéditos de A.E. Quintero (Culiácán, 1969) pertenecientes a su nuevo poemario, El taxista saca su pene. Estudió el doctorado en Teoría de la Literatura en la Universidad Autónoma Metropolitana. En 1996 ganó el Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa por el poemario Los postigos del verano. En 2011 obtiene el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes, con el poemario Cuenta Regresiva, publicado por Ediciones Era ese mismo año
Nada bueno me ha traído
ser paciente,
ceder el paso,
no engancharme en las cosas
que la lluvia pelea,
que la noche discute.
Nada bueno me ha traído no engancharme.
Creer que el verde, el blanco
y el rojo
me darían empleo y un seguro para gastos médicos
por si se necesitara (¡toco madera!).
De niño siempre quise crecer
para comprarle a mi madre un collar de perlas o brillantes
y pagarle con algo
el que me quisiera tantos años.
Pero el tiempo y el dinero
caminan por patios diferentes, se asoman
a balcones distintos, juegan en jardines separados,
se desconocen
siempre, o casi siempre.
Y uno termina por entender
que la paciencia
es cosa de arañas y de santos.
Ahí viene el sol
acercando su escándalo hacia la ventana.
Qué fiesta tan triste
es un jardín sin flores,
una puerta abierta sin macetas,
una pelota olvidada bajo un árbol.
Para mí el sol es muchas cosas
menos sol.
Ni tampoco un muerto o un fantasma
aunque eso parezca este sol de diciembre.
En ocasiones me gustaría decir sol
en lugar de tarde:
-llegas demasiado sol esta mañana, por ejemplo.
Sólo por llevarles la contraria.
Pero hoy
el sol se ha hecho pasar por una nube
todo el día; porque así es febrero,
y porque el sol puede suplir cualquier palabra
en un poema, en una ciudad,
o en el corazón de un hombre abandonado.
La cáscara de plátano en el piso
tiene su propia intención
como si estuviera viva:
y ahí viene el primero en caer,
trae bolsas de mandado, por consiguiente
sus dos manos vienen ocupadas en cargar y en soñar que llega a casa;
sus lentes bajan poco a poco
hasta la punta de la nariz; el sudor
los hace moverse como un niño en la resbaladilla.
El hombre no puede hacer nada
por detenerlos, tal vez caigan antes que él.
O quizá los lentes hagan que se detenga,
baje sus bolsas,
acomode sus gafas, seque la nariz,
ajuste los anteojos en el hueso nasal. Y no caiga.
Tal vez los lentes eviten que el hombre pise la cáscara de plátano
y resbale, y logren cambiar el futuro que tú y yo sabemos le espera.
Porque algo es seguro
la soledad de ese hombre tiene ojos miopes
y sólo necesita un pretexto así
para tener el peor día de su vida.
Ha enterrado a mucha gente. Ha perdido muchos empleos.
Se ha quedado varios días sin luz
y sin pagar también el agua.
Desde hace dos semanas
se baña sin gas, a lo frío, a lo abandonado,
a balde y brinco.
La cáscara de plátano sigue ahí,
y el hombre ahora ha levantado más la cabeza
para que sus lentes no caigan.
No se ha detenido a secar su nariz.
Ahora
el hombre pisa la cáscara de plátano.
* Estos tres poemas inéditos forman parte del poemario de próxima aparición: El taxista saca su pene, de A.E. Quintero, Editorial Praxis.
Datos vitales
A. E. Quintero (Culiacán, Sinaloa, México). Radica desde muy joven en el Distrito Federal. Licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas por la Universidad Nacional Autónoma de México. Estudió el doctorado en Teoría de la Literatura en la Universidad Autónoma Metropolitana. En 1996 ganó el Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa por el poemario Los postigos del verano. En 2011 obtiene el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes, con el poemario Cuenta Regresiva, publicado por Ediciones Era ese mismo año. Ha publicado los libros: Un tragaluz en la memoria (1991), La mesa de los portarretratos (1992), Un ferrocarril murmurante (1993), Corceles de agosto (1996), Los postigos del verano (1998), Cuenta regresiva (2011), 200 gramos de almendras, Andraval Ediciones (2013) y El taxista saca su pene, de próxima publicación (2014), por CL Editorial Práxis.