De nuestros lectores v.3

Presentamos algunos textos de nuestros lectores. Esta sección aparecerá los días sábados. Si deseas aparecer aquí, manda tus textos al correo circulo.poesia@gmail.com con el asunto “De nuestros lectores”.

 

 

ESPACIO VACÍO

 

Israel Carrillo (Guadalajara)

 

Un decir no es vacío,

ráfaga centrada en el instante,

qué bueno imaginarse entre jardines.

Entramos en la flor

¿Qué es la flor?

Inquietud o niebla, roce.

Afuera, lo que no llegó vuelve,

arrullo ciego, sequia, juegos imaginarios,

polifacética vigilia,

huracán benévolo de la posibilidad

en la esquirla del sonriente muro,

paredes ratificando el efecto mariposa o la teoría del caos.

Dios nos mira con su equilibrio al límite,

materia, silabas del aire, antítesis orgánica.

Un hacer en su trazo original,

aparte,

primera lluvia, asciende o cae,

teorema sobre almohadas.

El cardo en el umbral inalcanzable,

pequeños,

próximos conquistadores de planetas.

Desde la catarsis alguna acción sonámbula,

frontera suspendida por la inercia.

El espacio no sueña,

se abre.

 

 

 

 

ULTRAMARINA

(fragmento)

 

Ángel Fuentes Balam (Mérida, 1988).

Mar y sal brotan desde un corazón al horizonte,

iluminado por la sangre de la tierra;

comenzándose a hundir en la primera noche

del centauro Quirón sobre el espacio.

Voy en lánguida barcaza

al encuentro con ese corazón.

Remo con melancolía hacia la luz,

permitiendo que la respiración del mar

penetre mis pulmones con las olas

desidiosas, que bailan una danza anaranjada

en la garganta del abismo azul.

Sé que mi existencia fue como las olas:

Revuelta en ella misma,

redonda espera hacia la muerte,

(un largo suspiro por llegar hasta su orilla)…

Resumo entre las gotas la tristeza

exacta de mi cuerpo

y no vacilo de mirarme en el cristal

de la más ínfima lágrima: esa fue

la que me trajo aquí.

Escucho el doloroso cantar de una ballena

que surge desde el fondo de mis días

y deseo transformarme en Jonás,

para derretirme en el ácido

de su entraña madre.

 

 

La Renuncia de Gaia

 

Milza López (Santiago de Chile, 1990)

 

Mordería mi vida por ti,

por cruzar los siete mares

y alcanzar los tesoros piratas

Clavaría mis dientes cual piraña,

con tal de ir de tu brazo,

en mi propio brazo

y en el nacimiento de las mandrágoras

Llovería sal en mi pueblo por ti,

secaría las cabañas y los cerros,

cavaría en los micelios

destruyendo lo biomas del fin

Sepultaría mis espinas por ti,

talaría mis bosques y resucitaría mi leña

por construirte una casa,

una casa isleña

Encerraría mis sueños en la piedad,

en una caja musical obsequiada por ti,

guardaría permanentemente todos mis mañanas

y los alcances verdes

de mi florística pasión

Me subiría a mis caballos para derribarlos

si andas por mi carretera,

me arrojaría al tren para detener su transito

si cruzas las alamedas

Tomaría tus cuchillos y tus navajas,

y cortaría a mis ángeles

a la orilla de los manglares

con todas sus almas devotas

Rompería todas las botella

y te haría el cielo de cristal,

extraería del manantial

hasta la última gota para tu sed saciar

Estrangularía mis nogales

mis piedras,

mis reservas,

el perfume de Magallanes

Mordería mi vida por ti,

mascaría uno a uno mis sueños

asfixiaría mis añoranzas

y despedazaría mis recuerdos…

Mordería mi vida por ti

pero, si el arrecife oscuro cae de mi boca,

no me pidas que lo disfrute

como si no hubiera sacrificio

que yo sólo me conformo

con andar de tu mano

y que tú seas el Atlas

el guardián, el amado…

 

 

 

ALGÚN OMBLIGO DE MÉXICO

 

Miguel Ángel Dirzo

 

Alguna vez estuve aquí pero en otro lado

el cielo era el mismo, azul/cansado,

las fachadas de las casas se veían igual

los techos tenían las mismas grietas

el sol y la lluvia caían por los mismos lugares,

eran distintas, iguales a éstas, pero diferentes,

son viejas como ahora pero antes,

al aire huele a tierra a tortilla a maíz quemado.

El perro aúlla con hambre

como el coyote de otro tiempo.

El rostro de la señora/madre tierra,

está lleno de grietas

y de la cabeza le cuelgan dos trenzas

como canastas de pan,

sus ojos acuosos me miran

reconociéndome en otro lugar.

El niño no tiene zapatos y juega

alzando sus blancos dientes como luz de nieve

en el desierto,

rostro de quetzal quemado.

La gallina cruza la calle buscando un grano perdido,

choca conmigo y me despierta en algún ombligo de México.

Recuerdo haber estado aquí alguna vez

pero en otro lado.

 

 

 

Sirena de tierra adentro

 

Armando Chávez Tapia

 

Tu cabello, olas de un mar

Que a oscuras busca las costas de tu cuello.

Velo que se mueve entre el pudor y

La sensualidad.

 

La luna, tu sonrisa blanca

Que recibe al cansado viajero.

Tu cuerpo la costa, que los marineros soñamos despiertos.

 

Qué lejos estas de mis manos cansadas

Y de mis ojos tristes.

 

Piel bronceada, y

Delicado caminar.

Sirena terrena, que me robas el sueño

Cuando el mundo yace en silencio.

 

Tú, sirena de tierra adentro

Que cantas con la voz de las golondrinas

Arroja tus redes de lino y algodón,

Arroja las redes de tus labios

Al pez de mi boca,

Deja que se enreden con los tristes corales de mis ojos.

Poco importa que esté lejos del mar

Si tus ojos brillan como la estrella polar,

Faros de la vida que guían mi caminar.

 

 

 

eli

 

Bernardo Barrientos D.

 

Nadie quiere a su muñeca más que yo. La mía es adorable. Se llama Eli. Sus ojos son

azules, su cabello está hecho de estambre negro y largo, su cabeza es de plástico.

Lleva también un vestido de organdí, violeta con motitas moradas como sus calzones.

Tiene un lindísimo lazo rojo que adorna su delgada cintura. Sus zapatitos son

negros y lleva calcetines blancos con flores. Está bien bonita. Y no sólo porque

lo digo yo. Me lo han dicho otras personas.

La llevo a todos lados, aunque no salgo mucho. Jugar en la casa es más seguro. Así

no se me pierde. Le cuento mis secretos, me duermo con ella. Todo el día estamos

juntos y, si no, nos extrañamos. Cuando no la peino, se le hacen trencitas; es como

si estuviera viva. Eli es la más linda, la mejor. En fin, mi muñeca es especial. Tiene

una cara que no está sonriendo así como así, pero sabes que está contenta. No tiene

la carita toda cachetona y muy feliz, porque luego esas dan más miedo que nada.

No. La mía sonríe con los ojos, no con la boca. A veces la baño, pues se llena de

mugre y porque la cuido, pero de tantas veces que la lavo he visto que el agua se

le sale por unos agujeros. Sí, ya se la han hecho hoyos. No importa. Sigue siendo

la muñeca más adorable.

Tengo muchas. La mayoría está en el sillón, las menos, recargadas contra la pared

de mi cuarto o arrumbadas en el piso. Hay unas que tienen la falda bordada, otras

que tienen el cabello rubio, rizado. Tengo unas con baberos. Sí, son bonitas, pero

mi preferida es Eli.

Nadie quiere a su muñeca más que yo. La mía es adorable. La verdad no quiero

deshacerme de ella, porque cuando ya no sea posible volver a inflarla, sabré que

nadie podrá suplir ese hueco.

 

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