Quince instantáneas del mundo light

El crítico y narrador Luis Bugarini nos presenta un texto en torno al “mundo light”. Reflexión sobre la cultura e ironía son el tema y el tono de esta nueva entrega de la columna Sinapsis.

 

 

 

 

Quince instantáneas del mundo light

 

 

1. El encuadre y la perspectiva.

El mundo que nos rodea amerita una explicación. Estas quince instantáneas son respuestas personales a preguntas habituales y carecen de rigor. Tienen una intención lúdica pero no excluyen la indagación auténtica. Todos sabemos intuimos lo que es lo light. Lo evitamos, descalificamos y hacemos burla de ello: es fácil, se presta por su propia constitución y todo mundo parece estar dispuesto a ridiculizarlo. Quedan las preguntas que pocos intentan responder y menos aún formular: ¿Qué es lo light y cómo identificarlo? ¿Dónde reside la calidad de light? ¿Es una categoría compartible o se refugia en su unicidad inquebrantable? ¿Tiene algo que decir sobre la realidad, o es un lenguaje que encubre al decir auténtico? Estas notas surgieron después de alguna lectura, de una visita al cine o de la contemplación morbosa de algunos actores de la vida cultural, política o farandulesca. Clic.

 

 

[Lo light como indagación del mundo.]

Calificar algo de light es una operación que evita la profundización sobre el sentido de los objetos clasificados como tales. Es una comodidad que atiende a una liberación instantánea: etiquetar es una forma de ahorro neurológico pues absuelve al sujeto de la aproximación y el esfuerzo. Dicha calificación se presenta como un subgénero del ninguneo tradicional que se realiza de manera voluntaria y cuyos efectos son la anulación del sujeto-objeto de la supresión, así como el posterior posicionamiento del calificador como superior de lo clasificado. En la literatura el fenómeno funciona así: es más sencillo señalar diez o quince libros como light que hacer un análisis de la escritura para ir a la raíz de su trivialidad, de haberla. La desconfianza y el recelo son las armas predilectas del censor.

 

 

[Lo light como duda integral.]

En estos tiempos todo puede ser sospechoso de caer en los tentáculos del mundo light. La masificación nos pone a todos en riesgo. El toqueteo de la colectividad ávida de entretenimiento instantáneo es perjudicial para lo que se concibió como cultura auténtica. Lo light está al acecho y busca una oportunidad para posicionarse en el gusto de los consumidores. Un índice elevado de ventas, apariciones reiteradas en los periódicos, o el hecho de que el producto se venda sin descuentos en las boutiques, son otro pasaporte para integrarse al mundo light. Así, lo recomendable es actuar a la manera cartesiana y ponderar la calidad light antes de abrir el producto.

 

 

[Lo light como objeto de deseo.]

El consumo light es atrayente. Todos son aptos para consumirlo y todos, si llegan a ser descubiertos, alegarán diversas causas para excusar el consumo. El gusto por lo light, salvo por quienes asumen esta trivialidad manifiesta, se concreta en el murmullo y los corredores poco iluminados. Al igual que en los primeros tiempos del cristianismo, el culto por lo light se reserva para las catacumbas y pórticos de la lejanía. Sentirse parte del mundo light no es siempre un pecado: es tal cuando los demás detectan su presencia y cuando señalan al consumidor como un leproso al que hay que aislar. Pero todos son presas de la nube light.

 

 

[Lo light como presencia múltiple.]

La totalidad de los objetos del mundo tiene elementos para entrar a esa masa informe que es lo light. El concepto, que nació de los alimentos procesados y las bebidas sin calorías, ha permeado la realidad. Se pueden encontrar objetos light en el puesto de periódicos, en una librería o en la plaza comercial. Basta con estirar la mano para acogerse a los beneficios del mundo light: mendigar jamás fue tan cómodo. Porque el mundo light es democrático y lo mismo pueden gastarse miles de dólares en caprichos incomprensibles, que unas monedas en los calcetines rayados de color chispeante. Lo light no margina ningún sector social, su permeabilidad es total. Es parte de su naturaleza: en cuanto se vuelve un fenómeno de élite pierde su calidad light, esto es, pierde su vigencia. Y esto equivale a morir.

 

 

[Lo light como metáfora del tiempo.]

Lo light se presenta como un estallido de frivolidad. La permanencia no es su característica pues sobrevive del cambio, la renovación y el desechamiento. La temporalidad humana tiene su metáfora en lo light. Tránsito y metamorfosis, alteración y circunstancia, decadencia y promesa de futuro: el mundo light es atractivo por su raigambre en la conciencia mítica de los seres humanos. El tiempo de vida es corto, tal y como los beneficios y comodidades de lo light, de tal modo que no puede ser perjudicial. Al menos, no si se adopta y ejerce de manera dosificada. Una novela mala pero entretenida cumple su función: no deja huella y posibilita el consumo repetido. Lo light se materializa en la forma de un arpón que no deja escapar a los consumidores, y que además los ata al potro del retorno previsible.

 

 

[Lo light como prosperidad.]

Lo light no es sinónimo de comodidad pero comparte varios elementos con ella. Evita el esfuerzo, la dedicación y la disciplina. Lo light es inmediato, la proximidad y el desvanecimiento de los obstáculos: se empaca y siempre está listo para ser utilizado. La felicidad tiene la forma de un plástico que se desgarra y encierra dentro de sí un fragmento de paraíso. El ruido que produce la apertura de un producto es una promesa de bienestar. Lo light no sólo produce un beneficio in situ al consumidor privilegiado, sino que tiene la doble función de generar deseo y envidia en los potenciales observadores. El mundo light lucra con la incomodidad y el deseo ajeno: ningún impulso es más poderoso que el afán de tener lo que otros ya poseen.

 

 

[Lo light como entrega.]

Los usuarios cotidianos de lo light entregan, de manera voluntaria o involuntaria, su capacidad para integrar con elementos propios una visión del mundo. Es más fácil adaptarse a valores preexistentes. Esa declinación, en apariencia inconcebible, está vigente y funciona sin obstáculos. Lo light genera ilusiones portentosas: el consumo tiende puentes hacia la posesión de una individualidad espejeante. Ese destello, bruma sin obstáculos, es uno de los elementos esenciales del mundo light. Sin su brillo característico, los objetos pierden corporeidad y se disuelven en la maraña: pierden su razón de ser.

 

 

[Lo light como liberación.]

El encuentro con la libertad jamás había sido tan sencillo: basta caminar por el sendero de lo light. Lo que en otro tiempo fue exploración, valoración ética y debate, hoy se empaca con eficiencia y prosperidad. La existencia de lo light es una puerta de entrada a la liberación por causa de los avatares de la vida. Decidir jamás fue tan sencillo: destapa y gana.

 

 

[Lo light como modelo de vida.]

Lo light se presenta como modelo a seguir. Se puede consumir y ser asiduo pero no tardan en aparecer las ventajas de los productos light. Es una acción y un paradigma del ser. Ontología mercantil. El consumo light genera un sentimiento de superioridad frente a los demás componentes humanos de la realidad. Por minúsculo que pueda ser el objeto light que se consuma, el portador viaja en el tiempo y se instala como cortesano de un reino que obedece a sus leyes y dictados. Lo light es imaginación lista para usarse.

 

 

[Lo light como posible cultura.]

Cultura de masas y consumo light no son sinónimos aunque aquélla se ha valido de éste para volver adictos a los individuos. Lo light, siendo producto humano, es cultura y lo es desde una perspectiva elemental aunque efectiva: facilita las actividades cotidianas. Lo light es barroquismo desgarbado, inmoderación deliberada, exceso voluntario. Su torpeza se torna vapor frente al golpeteo incesante de las campañas publicitarias. No existe mentalidad que pueda quedar al margen de los aromas hediondos de su toqueteo. Aún en la negación y el rechazo, existe reconocimiento a su existencia y potencialidades. Lo light no deja a nadie indiferente: es una actividad de reacción inevitable.

 

 

[Lo light como censura.]

Acusar de light es una de las formas modernas de la condena instantánea. Toda realidad sospechosa se vuelve interpretable y podría ser clasificada como light por cuantos la merodeen. Decir que algo es light es un acto propio del mundo light. Juego interminable de espejos, la descalificación es autoinclusión involuntaria.

 

 

[Lo light como popularización.]

Lo light nació como un intento por llevar a más público los productos de la alta cultura. Pero en el trayecto lo light cobró vida y como la creación del doctor Frankestein no admite reduccionismos y reclama su sitio en el mundo. Lo light es una categoría intelectual independiente con la cual juzgar al mundo. Es una ganancia sin esfuerzo, es la ventaja sin opositor y sin competencia. Escandalosa alteración de las normas elementales de la actividad humana, se presenta como una modalidad de la trasgresión hecha de colorines y papel luminoso: una luz que sin alumbrar, ciega.

 

 

[Lo light como certeza.]

Los nuevos intérpretes de la realidad y el mundo de lo venidero son los comerciantes: seres dotados de clarividencia para dictar los gustos de lo popular y con ello legislar con sabiduría. Los consumidores de lo light se entregan, como en el trance producido por un fervor místico, a los dictados de sus creadores. Lo light no puede estar equivocado pues es la expresión de la voluntad popular. Los medios de comunicación se erigen como entidades calificadoras y consignadoras del ingreso al mundo light. La violencia de su inmediatez y su feroz potencial comunicativo hace que nadie ponga reparos o pueda emitir titubeos. La televisión ejerce una dictadura blanda de efectos duros. Lo que aparece ahí, de manera instantánea, se vuelve trendy.

 

 

[Lo light como eufemismo.]

En la era light son innecesarias las agresiones verbales y los calificativos para la mecánica de los debates e intercambios intelectuales. Con decir el atributo de algo o alguien y agregarle el epíteto light, se logran efectos espectaculares: marxista light, punk light, literatura light. Nunca un calificativo tuvo características tan ambivalentes: puede ser una negación rotunda de valores estéticos o ideológicos, o una exclamación incontenible de beneficios y positividad. El consumidor light juzga el mundo que lo rodea.

 

 

[Lo light como novedad verbal.]

Chic, nice, in, cool, look, fashion, slim, etc.: el mundo light crea su terminología y es un asunto de índole verbal. A mayor acopio de términos mayor conocimiento de las ventajas y beneficios del mundo light. Su lenguaje es una herramienta que vive a expensas de los usuarios y no a la inversa. No hay palabra que no se pueda crear ni extranjerismo que no se pueda adaptar. Por primera vez los hablantes tienen la facultad para legislar en términos gramaticales. Crearlo, usarlo y distribuirlo es fashion.

 

 

2. El revelado y la impresión.

Después de estas quince instantáneas del mundo light, queda repasar las imágenes: el hilo conductor es la inasibilidad de la forma retratada. Todo se emborrona y aparece entrevisto en sueños de noches calurosas. El mundo light se expresa como una rebeldía pop que elude los conceptos facilones e improvisados. Después de las instantáneas quedamos con las manos vacías. El lector, en ejercicio de su derecho a catalogar los fenómenos del mundo, puede juzgar que estas instantáneas son light y hasta el libro mismo y quizá lo sean. Laus Deo.

 

 

 

 

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