Presentamos dos relatos breves del narrador y periodista hidalguense Axel Chávez (Pachuca, Hidalgo; 1991). Chávez obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Universitario y una Mención Honorifica en el Premio Nacional de Narrativa Elena Poniatowska, ambos en 2013. Recientemente fue becario del Encuentro Regional de Literatura Los signos en rotación 2014 del Festival Interfaz de ISSSTE-CULTURA, en Acapulco, Guerrero.
Agua en el desierto de tu boca
Ahí estaba yo, hecho nudo, entre tus brazos, como cuando las raíces de dos árboles crecen en un mismo espacio y, a pesar de ser dos tallos distintos, se entrelazan, se unen uno al otro, en alguna parte de sus troncos, y enramados se convierten en uno solo.
Ahí estabas tú, como lirio entre mis espinos, con tus pechos tendidos al mío, con tus labios buscando agua en el desierto de mi boca.
Así, hasta que la muerte asechó mi lecho y todo empezó a desvanecerse, sin preverlo, sin darnos cuenta…
Tropecé con tus besos por casualidad, cuando me miraste con esos ojos miopes que nadaban en un lago de tristezas, por los que, aún con la amargura, revoloteaban dos iris verdes como mariposas sobre la hierba. Levanté tus anteojos que casi destruyo con mis pies torpes y, sin pensarlo, pasé mi mano rasposa por tus mejillas, y limpié con los nudillos la nostalgia de tu corazón, con sólo secar tus lágrimas.
Me sonreíste y hasta ahora no has dejado de hacerlo. Desde esa primera vez que sentí tus brazos sobre mi espalda y puse los míos cerca de tus caderas, ambos se convirtieron en ramas que se acarician entre dos árboles…
Pero hace inviernos que se empiezan a caer mis hojas, y el agua de tu boca ya no es suficiente para nutrir mi tallo, donde aún late mi corazón enamorado. Por dentro me pudro y me ahueco, y siento que cada vez son más frágiles mis manos, como si larvas devoraran por dentro todo mi cuerpo.
A veces los dolores son tan fuertes que siento arder en leña, y que la quemazón de mis órganos viejos podridos por el cáncer deja en el aire un olor a tristeza, a añorar tu mirada miope y mi palma limpiando tus lágrimas.
Ayer, una vez más, la muerte vino y jaló de mis ramas. Se escabulló entre la noche hasta este hogar enclavado en los suburbios y quiso arrebatarme de tus brazos, pero tú te aferraste a mi pecho y no me dejaste ir. Peleaste con todas tus fuerzas, a puño limpio, contra las tinieblas para que mi cuerpo aún no sea devorado por gusanos y ratas.
Pues la muerte es cobarde cuando la enfrentan, pero alevosa cuando le temen. Como un mar que espera a quien seducir con su canto y sumergirlo en las profundidades de su vientre, donde sólo hay olvido y sufrimiento.
Por eso, cuando tu mano limpió el sudor frío de mi frente, tocó mi pecho helado, y sentí los huesos de tus manos como la caricia de un esqueleto tratando de calmar mis penas, supe que cada vez estoy más cerca de la muerte, de soñar por siempre ese sueño de tormento del que nadie jamás despierta.
Quisiera poder marcharme en paz sin pensar en tus noches solas, en lo que habrás de sentir cuando la muerte al fin logre arrebatarme de tus ramas, y tu tronco quede mocho con un agujero enorme en las entrañas. Que en ti ya jamás se poseen los pájaros, que tus hojas se caigan con el paso de la niebla y no haya más agua que sacie la sed en el desierto de tu boca.
Me preocupa, amor, que en ese instante, te dejes morir cobardemente y esperes a que arranquen las raíces de tus pies y corten el latido que aviva en tu tronco, para que ardas, con tristeza, entre las llamas del fuego.
Hasta secar el agua de tu boca
Cuando desperté aún tenía el rocío de tus labios en los míos y sentía la caricia de tu mano sobre mi pecho.
Una vez más apareciste, te escabulliste en mis sueños y, sin decir una palabra, tu cuerpo se hizo uno con el mío enredado entre tus brazos.
Qué pretendes, tú, con tenderte en mi lecho, con tus pechos desnudos sobre el mío, con los que después das de beber a mi boca.
Y me tomas de la mano y besas mis pies, y ellos corren libres tras de ti hasta que logro alcanzarte y, prensado a tu cintura, nos dejamos caer en un huerto de lirios. Reímos y rozo tus labios como si no hubiese mañana y trenzo tus alas con mis piernas para que no puedas abandonarme.
Por qué apareces así, con el dulce néctar de tus labios, con tus pies fríos y tus muslos lisos como la ceda que suben sobre mí, para después dejarme volver a una vida que no se vive detrás de los párpados cerrados.
Despierto y siento como todo mi cuerpo se va secando de tu aroma, de tu sudor, del agua de tus besos, y poco a poco empiezo a endurecerme, a convertirme en piedra y perder de nuevo la movilidad de mis piernas.
Y de nuevo no siento los pies, de nuevo no puedo mover los muslos ni las rodillas. Trato de descubrir tu rostro en el cielo, tu aliento en la brisa de mañana que cubre a las flores, pero no estás, otra vez desapareciste.
Tendré que esperar, tendido como piedra sobre la cama, a que llegue la hora de que mis ojos se venzan por el cansancio y la tristeza y vengas de nuevo a dar vida a mi alma y, que corriendo tras de ti, vuelva a sentir que también viven mis piernas, que no soy un bulto inútil incapaz de moverse.
Esta vez, cuando regreses, no volveré a abrir los ojos, dejaré que toda la fatiga de mis párpados viejos caiga sobre nosotros y cuando juntes tus labios con los míos no cesaré de besarlos hasta secar toda el agua de tu boca.
Datos Vitales
Axel Chávez (Pachuca, Hidalgo; 1991). Obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Universitario y una Mención Honorifica en el Premio Nacional de Narrativa Elena Poniatowska, ambos en 2013. Fue articulista de la revista de divulgación científica y cultural Álef. Ha colaborado en revistas digitales de literatura como Palabras Malditas, Destiempos, El Patológico (Chile), entre otras.
Fue becario del Encuentro Regional de Literatura -Los signos en rotación 2014- del Festival Interfaz de ISSSTE-CULTURA, en Acapulco, Guerrero. Es editor y reportero.
Actualmente laboral en Milenio Hidalgo, donde realiza reportajes, cobertura diaria en fuentes de noticias y trabajos de periodismo de investigación. Trabajos suyos han aparecido en Animal Político y Diario 24 Horas.
Es Licenciado en Ciencia de la Comunicación por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, y promotor cultural y profesor de lenguajes artísticos egresado del Departamento de Educación Artística de la SEPH.