En el parteaguas, poema de Efraín Bartolomé

Presentamos “En el parteaguas”, poema de Efraín Bartolomé. Se trata del Primer texto del libro Cantando El Triunfo de las cosas terrestres, publicado por la Universidad de Ciencia y Tecnología Descartes y la Casa Juan Pablos. Bartolomé mereció el Premio Aguascalientes de Poesía en 1984. Valparaíso Ediciones publicó en España recientemente Cuadernos contra el ángel. 

 

 

 

 

 

 

 

 

ADVERTENCIA

 

En la primavera del año 2000, invitado por el Instituto de Historia Natural de Chiapas, visité la casi inaccesible Reserva de la Biósfera El Triunfo, en las alturas de la Sierra Madre. La estancia en uno de los últimos territorios sagrados del planeta, los inesperados regalos del generoso azar, la conmovedora belleza del entorno y sus criaturas, así como el desasosiego generado por la conciencia de su fragilidad, generaron el libro Cantando El Triunfo de las cosas terrestres.

En sus páginas, prosa y verso contribuyen al intento de nombrar la luz… o de agudizar sus perfiles dramáticos en su eléctrico encuentro con la sombra.

Todo para que nuestro hermano y semejante vea.

                        

EB

 

 

 

 

 

EN EL PARTEAGUAS

 

 

 

 

1

 

En la cumbre de la Sierra mayor

La más grande

: la Madre

Allá

En lo alto

Bajo el ala del cielo

Al alcance de la mano de Dios

de su aliento nuboso que vaga entre los árboles

bendiciendo los labios de la Madre

la piel agreste de la Madre

sus pechos y su vientre y su entrañable genitalia ardiente

 

Allá

En lo alto

Bajo aquel cielo

Soportando el peso del sol y las constelaciones

Resistiendo el peso bruto de la gloria

Bajo las nubes más cargadas

Bajo el viento

 

Allá

que es aquí

pongo mi casa pasajera para ver los misterios y cantar

y celebrar el triunfo de las cosas terrestres y su gloria magnífica

Sí: las cosas terrestres

y su amada

su impensable

su indefensa fragilidad

tan frágil

como la alta belleza de esa hoja que se asoma al abismo

desde una rama que apenas la sujeta por un pecíolo leve

ya roto

 

Aquí

que es allá

pongo mi casa temporal bajo el brillo de todas las estrellas del mundo

bajo la gloria de todos los árboles del mundo

bajo el canto de todos los pájaros del mundo

 

Los pájaros

Ah los pájaros

Los pájaros que oigo cuando el sol sale

y mientras dura

y cuando el sol se pone

 

Los escucho cantar     gorjear     silbar

gorgoritear     chillar     chirriar

parlotear     crascitar     graznar      trinar

silbar

silbar

silbar

 

Oigo los trinos amarillos brincando de una rama a la otra

Los trinos rojos     los trinos negros      los trinos azules

los trinos verdes y anaranjados y multicolores

saltando y revoloteando en su primario y encendido primor

 

Oigo los trinos largos y entrecortados

Escucho los silbidos prolongándose como lanzas de hielo

o los sonidos cortos y contenidos

como el resuello del que detiene su respiración en medio del espanto

 

Oigo los gorjeos leves y excitados y luego largos y ágiles

y de pronto ese canto desbordándose

desde cien mil laringes que trituran el cristal de la música

en lujurioso concierto de zampoñas y pífanos

y flautas y ocarinas y prístinas siringas incendiarias

 

Algo pasa en el aire y el sonido se apaga

: el sonido es de agua que se va por una grieta en la roca

ahogado     grave      casi triste

 

Y de pronto otra vez el surtidor agudo y desesperado

y nuevamente calmo y neblinoso

o alegre y encendiéndose con fuerza tal

que le da más luz al cielo

 

Los pájaros:

los oigo rastrillar el cristal luminoso de su trino

en el aire vibrante que repentinamente se adormece

y se queda callado por un rato

y de pronto parece despertar con sobresalto

de su leve sueño

 

Yo también canto

Yo también canto y celebro la belleza

mientras advierto los peligros del mundo

¡Claro que me doy cuenta!

 

Yo también despido al sol y doy la bienvenida a las estrellas

Yo también despierto con el alba

Yo también me asombro con la mañana

Yo también agradezco la lluvia y la sombra del follaje

 

Por eso voy cantando por la luz y por la niebla hasta que el día se va

Hasta que cae la noche

Hasta que los cantos y los pájaros y yo

confundidos

nos vamos con nuestra música a otra parte

: caemos lentamente      como soles que se hunden poco a poco

en el sacro silencio.

 

 

 

 

 

2

 

Mi corazón es también ese pájaro rojo

Mi corazón también tiene alas negras

Mi corazón también abre los breves ojos para mirar el mundo

 

Mi corazón tiene también dos patas quebradizas

: delgadas ramas secas     sí

pero que pueden posarse en los misterios

 

Mi corazón también se asusta en su jaula

 

Mi corazón tiene también hambre de cielo

Tiene hambre de ebriedad

Hambre de arroyos limpios

Hambre de ráfagas y de cascadas

Hambre de claridad

Hambre de nube

 

Por eso le duelen las barras y las trampas

las redes y las mallas y las flores artificiales

Por eso le atemoriza el peso de la noche

 

Por eso junto todas estas voces en mi canasto para lavar café

: las lavo en el arroyo

: las ato con un hilo de sol

: las pongo en esta página

 

Por eso canto

Por eso reflexiono en voz baja

Por eso voy por esos caminos en el monte

o por las calles atestadas o desoladas de la gran ciudad

con este brillo en los ojos

 

Voy como escuchando voces

 

Intento balbucir el alto nombre

con estos vagos murmullos entre dientes.

 

 

 

 

 

3

 

Estoy en el parteaguas

Me miro desde un alto promontorio

en el paisaje que hay dentro de mí

 

Hacia el oriente vuela la mirada

 

Hacia el poniente cae

 

Hacia el oriente descenderá mil metros deslizando su vuelo

como esa mariposa que vaga por el aire

hundida en su belleza eléctricamente azul

 

Al poniente caerá como una piedra

arrojada con fuerza sobre las aguas del mar

Volará entre pendientes afiladas que son hermanas del escalofrío

Bajará con la fuerza de esos ríos que huyen de la montaña

desesperados por alcanzar el mar

Allá van

con la fuerza de los que saben que van a morir pronto

 

Hacia el oriente la montaña repta

: se mueve lentamente como una gran culebra

 

Hacia el poniente salta

como un jaguar con hambre.

 

 

 

 

 

4

 

Los altos vientos del mar

chocaron contra la cumbre

: comenzaron a volar cansados de tanta lumbre

 

Llegaron a este paraje

: el frío los hizo bajar

: los hizo una niebla densa sobre el espeso follaje

 

Buscando no sé qué cosa el sol bajó poco a poco

y con su paso dudoso entró en la niebla lechosa

 

Ensoñando

el espíritu reposa

 

Aparece en el ensueño un niño ciego:

es Dios

que ha de andar buscando

su pelotita de fuego.

 

 

 

 

(Primer poema del libro Cantando El Triunfo de las cosas terrestres, Universidad de Ciencia y Tecnología Descartes-Casa Juan Pablos, México, 2011.)

 

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