Cuento mexicano joven: Marcia Ramos

Presentamos un breve relato de  Marcia Ramos (Tijuana). Estudió la Lic. en Lengua y Literatura de Hispanoamérica en la Universidad Autónoma de Baja California. Los libros de su autoría más recientes son Poesía Catártica y Cantarsis. Este año fue becaria del encuentro los Signos en Rotación del Festival Interfaz Issste.

 

 

 

 

 

 

CANCIONES DESDE LA CÁRCEL

 

Rubén permíteme abandonarte como una mariposa que se quema, que se cuelga de tus anginas para gritar mi libertad. Tú me has dicho algo de la ruptura y yo lo he interpretado como algo veloz. Se queda en nuestros nombres y después no significa nada y al final es todo ¿Qué es el todo? Me dices con una voz cínica como sino supieras de mi origen polvo, mis manos huellas o mi voz cruel. Quizás todo se debe a que no encontraste boletos para ir a un concierto de Metallica, escuchar Radiohead mientras te peinabas o hacer el amor con música ¿de? oh si mi amor, nosotros sólo somos insectos no tenemos cuarzo en nuestras venas, por supuesto olvidaba que no hacemos el amor, sólo copulamos, no tenemos sangre roja, ni azul, ni negra, ni morena, ni blanca. Tú me dirás: always love. El amor no tiene color. Y si nos ponemos necios también podríamos discutir de la nada y hacer de cuenta que nuestros cuerpos están conformados por huesos y, que de nuestra boca surgen conceptos y no palabras.

Aunque ya es muy tarde, me dijiste que Josefa se fue y se llevó a tus hijos y que con ella una sombra de calor. No tengo la culpa puesto que tú pusiste la bala, yo jalé el gatillo y los niños corrieron mientras disparaba y todos morían. Acuérdate como te atormentaba con Pimpinela, Lupita D alesio, Alejandra Guzmán e incluso la buenaza de Paquita y tocabas desesperado la puerta de mi cuarto. Te dejaba entrar en mi lengua, eras mi señor y yo la chacha. No me lo eches en cara, fue tu madre la que te obligó a casarte con una señorita de sociedad.

Yo no te invité al parque de la calle cuarta ni te compré un helado y ni te hablé de una gran boda con pura gente nice. Yo sólo te dije que quería estudiar, terminar la prepa, superarme y soñar contigo, pero no, tenias que casarte con una mujer que sólo iba al Club Campestre a presumir sus joyas, a las tiendas de los Estados Unidos y a discutir el futuro de unos hijos que tardaron en nacer.

Me da gusto que te cases otra vez con alguien nice como tú decías en los 80s, mientras yo sigo aquí adentro de estas cuatro paredes escuchando el infierno y de vez en cuando a todos esos grupos y cantantes en español que siempre criticaste. No me condenes ni tengas lastima por mi a quien todavía acompañan los gritos de tu esposa y de tus hijos que ahora son más míos que tuyos.

 

 

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