Presentamos dos fragmento del poema Un punto en el desierto olvidado de Esteban López (Cuatitlán Izcalli, 1994). Reside en Mexicali, Baja California desde su infancia temprana. Fue becario del encuentro Signos en Rotación, del festival Interfaz del ISSSTE en febrero del 2015 y ahora se desempeña como dramaturgo para la compañía teatral “Metateatro”.
de Un punto en el desierto olvidado
II
Cuando surgen espejos,
evades la mirada de tus ojos,
secos, incapaces de llorar.
Los espejos se siembran,
penetrando tierra y concreto,
despellejando a sus hijos.
Los espejos reflejan el ídolo del olvido
la trinidad incompleta,
al padre muerto devorado por universos infinitos,
al hijo encarnándose en el vientre de una ramera,
al espíritu disuelto en el humo de una fábrica de polietileno.
Los espejos reflejan la sagrada escritura,
Z-71-42
Y-12-83
X-54-24
y se desvanece en una marcha de bestias
que ennegrecen el pavimento.
El concreto acepta a los espejos en sus templos,
sus templos de olvido
olvido, fornicación
fornicación, obscenidad,
obscenidad y liturgia,
liturgia que alaba coños vírgenes,
vergas flácidas,
y
Mierda
Mierda
MIERDA
Los espejos nos obligan a hacer comunión
con nuestra propia carne y sangre,
servida en griales de plomo
AK-47
bendecidos por las santas cedes de Sinaloa, y el golfo
la Z, los caballeros templarios y la familia.
Por los espejos vivimos,
por los espejos morimos.
In nomine patri
Et fili
Et speculum sancti.
Se licuan en mercurio
forman lagos de donde emerge la bestia
que se congela en cuanto nace,
mascándonos
a nosotros, traidores,
de aquí, al final de los tiempos.
III
Hacemos el amor con navajas.
En la noche,
cada grano,
cada verruga,
cada póstula llena de grasa
que huele a vómito,
vibran ante las canciones
que solloza
una radio agonizando entre óxido.
Mueve la cuchilla
y desgarra el cuello de la libertad
del estado
de la democracia.
Destripa las voces que cantan
Liberté, Égalité, Fraternité,
y despelleja la vulva seca
SINE LABE CONCEPTA
El concreto romperá los espejos,
La tierra volverá a parir.
Los que vivimos en el desierto,
y no hemos muerto inmolados,
vivimos bajo el manto del olvido,
esperando en la arena
la voluntad perpetua del aire.
Pues cuando mueres en el desierto,
eres carroña que se seca,
esperando a ser consumida por la Diosa muerta,
cuyo nombre nadie recuerda.
Y el vulgo que grita “VENGA A NOSOTROS TU REINO”
no hace más que observar a la bestia
y arrojarse a sus pies ofreciéndole más sangre.
Los hijos de la tierra,
incluso los que somos concreto,
nos hemos vuelto los hijos del desierto,
los niños de Caín,
sin nombre,
sin nación,
caminamos entre la miasma,
buscando el vientre ya muerto que nos dio vida,
alimentándonos del verbo.
Datos vitales
Nacido en Cuatitlán Izcalli, Estado de México en 1994, Esteban López reside en Mexicali, Baja California desde su infancia temprana, se formó literariamente en el programa de CONACULTA “Valores de Baja California” a cargo de la profesora María Edma Gómez, fue becario del encuentro Signos en Rotación, del festival Interfaz del ISSSTE en febrero del 2015 y ahora se desempeña como dramaturgo para la compañía teatral “Metateatro”. Recientemente fue admitido en la licenciatura en Lengua y Literatura Modernas Inglesas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.