Iniciamos un dossier de poesía árabe actual preparado por Álvaro Solís. El primer poeta de esta muestra es el poeta sirio Akram Alkatreb (Salamiah, 1966). Tiene cinco libros de poesía publicados. Escribe y publica artículos en la prensa literaria árabe desde principios de los años noventa. Alkatreb ha trabajado como crítico de arte y periodista desde 1996, como corresponsal en medios de prensa en Líbano, Londres y Siria. Es parte del movimiento conocido como generación joven dela poesía Siria. Las versiones son de Rifaat Atfé.
Porque está cerca el mar
Siria es luna mojada sobre los tejados de las casas,
pero no es país de muertos.
La quiero porque está cerca del mar.
Tiene dos ríos al norte,
donde se bañaban los antiguos dioses
y en uno de sus lados duerme, para siempre,
mi amigo Abdulatyf Jattaab.
Tu país parece ser el último lugar sobre la faz de la tierra
Por ejemplo:
puedes enorgullecerte de tu dura vida,
mientras comes, con afligida alma, chorizos en la estación del tren.
Respiras en el desconocido lugar,
mientras tu país parece ser el último lugar sobre la faz de la tierra,
llevado sobre tus hombros como mercancías necesarias para la nostalgia.
Todos los lugares se cometen estúpidos crímenes,
y se cometen allá exagerados genocidios
contra gentes estupefactas, mayores o menores que tú,
y hay quien pide socorro sobre el escenario del teatro.
La muerte ya no significa nada,
mientras la artillería abate desde el monte Qasiun
en las afueras de Damasco.
Los caballos expiran su último aliento, a los pies de la virgen,
los caballos degollados desde hace medio siglo.
Los caballos que duermen sobre el trigal
ya no sienten dolor.
Casa del alba
En los lugares inundados por la lluvia voy a morir.
Miraré, como tú, al cielo,
alrededor de cuyo árbol lejano jugábamos,
cuando Dios era niño, como nosotros
y se acostaba cara al cielo en el banco,
en los lugares donde temblábamos de frío y miedo.
Al mediodía vimos tu cara,
eras una niña con cinta azul.
Y éramos semidioses, llevando sobre nuestros hombros harapos
y pan robado de la casa del alba,
allí en los lugares donde Dios bailaba desnudo y triste.
Mi buen pueblo
Por el dolor esta vez.
Por las preguntas de mi niño sobre las ciudades,
que duermen bajo las alas de las palomas.
Le hablaré de mi buen pueblo
que vive en un calabozo
y de noche habla con los fantasmas.
Por el dolor, esta vez,
y la sangre que cubre las calles donde jugábamos
el juego de Alí Babá y los cuarenta ladrones
y caíamos al final, muertos de risa y hambre.
Mi pueblo, aquel dios de brazos abiertos,
va solo por los trigales a los inolvidables lugares,
mientras cae todos los días
hablando de amores.
Mi pueblo que se baña en la sangre de sus hijos en abril
se va ahora al sol,
sin que nadie lo vea.
Por el dolor esta vez,
el amable guerrero no renuncia.
El guerrero, obsesionado por las liebres, flores y música clásica
teme a la oscuridad.
Es fácil llorar por los muertos a miles de millas de distancia
en tanto que las casas, detrás de cuyas paredes jugábamos
futbol y hacíamos columpios de madera, caen sobre todo,
hasta sobre nuestras sombras, que se quedaron allí
y nadie las saca, debajo de los escombros.
Porque el viento juega en la casa y no queda de ella ni
huella: no hay diferencia entre ventana cerrada y otra abierta.
Sólo hay gente en la intemperie que huele el olor puro de la
madera. La sangre derramada no es la raíz del árbol, de aquel
árbol debajo del cual reía, el árbol hacia el cual huían los
pájaros de la tierra: me desmayo. Pongo los cepos y los libros
escolares para secarse.
El árbol que fue mi casa en el campo de Dios lo vi desde lejos
llevado en un tractor.
Datos vitales
Akram Alkatreb nació y creció en la ciudad de Salamiah, Siria; ciudad reconocida históricamente por sus poetas. Graduado en Leyes por la Universidad de Damasco. Reside en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos. Tiene cinco libros de poesía publicados. Escribe y publica artículos en la prensa literaria árabe desde principios de los años noventa. Alkatreb ha trabajado como crítico de arte y periodista desde 1996, como corresponsal en medios de prensa en Líbano, Londres y Siria. Es parte del movimiento conocido como generación joven dela poesía Siria.
Biografía del traductor
Rifaat Atfé (Siria, 1947) realizó estudios en Siria y posteriormente en España, donde obtuvo la licenciatura en Filología Hispánica. A su retorno a Siria dirigió el Centro Cultural Árabe de Misyaf, combinando con activa vida cultural en Damasco y otras ciudades sirias, así como en Líbano, Jordania y España, entre otras. Es miembro de la Unión de Escritores Árabes y ha realizado intensa actividad ligada al Instituto Cervantes en Damasco. La traducción ha formado una parte fundamental de su obra, siendo uno de los más reconocidos en los vínculos de la cultura árabe y la hispánica, habiendo traducido Don Quijote de la Mancha y autores como Otto-Raúl González, Rafael Alberti, Pablo Neruda, Antonio Gala o Gabriel García Márquez, entre otros. Es autor de cuento, novela y poesía. En éste género es reciente su título Poemas de amor y de esperanza.