Antología de Poesía Peruana: Enrique Verástegui

En esta nueva entrega de la Antología de Poesía Peruana, seleccionada por Martín Zúñiga Chávez, presentamos al poeta y filósofo Enrique Verástegui (Lima, 1950). Autor de  libros de poesía como Typewriter concerto (1977), Praxis, asalto y destrucción del Infierno (1980), Leonardo (1988), Angelus novus (Tomo I y II [1988-1990]), Splendor IV  (1995) y En los extramuros del mundo (2012), entre otros.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Leonardo

(fragmento)

 

 

  1. Programa para combinatoria de 12 signos

 

 

Verástegui_poema

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2:            Toda imaginación es un sistema de signos, una inteligencia admirable como cuerpo de muchacha y el profesor  –no el burro azul y con pestañas doradas– debe perforar sus tarjetas mecanografiando este sueño.

 

3:            a)  1 x 1                5 x 6       9 x 10                  1 x 2       8 x 10                    5 x 1

2 x 3                6 x 7       10 x 11                  2 x 4       10 x 12                  1 x 3

3 x 4                7 x 8       11 x 12                  4 x 6       12 x 2                    3 x 6

4 x 5               8 x 9       12 x 1                    6 x 8       2 x 5                      6 x 9

 

  1. b) Tú amas tú amas contemplar fábricas

fábricas flores flores el cielo de tu cuerpo

el cielo de tu cuerpo donde donde

florece esta mente florece esta mente

y sueñas                             y sueñas

no ser otoño aún:

 

  1. Todo esto (estudios/combinaciones) son tautologías posi-

bles como un cielo abierto en una flor que acaricias

y es sólo innegable apariencia porque su cam-

bio de sentido, en gramática, cualifica tu mundo.

 

No han concluido aún los primeros estudios

pero su aplicación empieza:

tu cuerpo y el mío son el conjunto, una alegría

de flores bajo su propia sabiduría: no

una proyección geométrica con curvas tristes

y cifras ignorando estos sentimientos revueltos: la Bauhaus,

Kandinsky, Malevich, Le Corbusier han buscado integrar

el concepto de humano a la técnica, las formas

que cambian transfiguran los conocimientos marchitos.

pero el hombre, homo lundens, o faber,

permanece. Este poema, por ejemplo, elabora

un saber en el que podemos tranquilamente habitar

como en un sueño cuya realidad sólo procede

de poemas como éste impeliéndome a poner en marcha

al mundo, una verdad en cuyo sueño el hastío se quiebra.

 

 

 

 

 

Si te quedas en mi país

 

En mi país la poesía ladra

suda orina tiene sucias las axilas.

La poesía frecuenta los burdeles

escribe cantos silba danza mientras se mira

ociosamente en la toilette

y ha conocido el sabor dulzón del amor

en los parquecitos de crepé

bajo la luna

de los mostradores.

 

Pero en mi país hay quienes hablan con su botella de vino

sobre la pared azulada.

 

Y la poesía rueda contigo de la mano

por estos mismos lugares que no son los lugares

para filmar una canción destrozada.

Y por la poesía en mi país

si no hablaste como esto

te obligan a salir

en mi país

no hay donde ir

pero tienes que ir saliendo

como el acné en el cascarón rosado.

Y esto te urge más que una palabra perfecta.

 

En mi país la poesía te habla

como un labio inquietante al oído

te aleja de tu cuna culeca

filma tu paisaje de Herodes

y la brisa remece tus sueños

–la brisa helada de un ventilador.

Porque una lengua hablará por tu lengua.

Y otra mano guiará a tu mano

si te quedas en mi país.

 

 

 

 

 

El arte de la yerbaluisa

 

Beber un sorbo, después otro sorbo y después otro sorbo, como si probara suspiros limeños. El primer sorbo, no muy caliente, llena todo el paladar, impregnándolo de un sabor delicado mientras se escurre por la garganta hacia el estómago. Ese primer sorbo, definitivo, como el big-bang, llena de excelsitud al ser y ayuda a comprender la estetización mental de la biología. El segundo sorbo, probado cuando se ha llegado a la excelsitud del ser, rememora el sabor del primero y ayuda a comprender la infinitud del universo. El tercer sorbo, y los siguientes, hasta agotar la taza de porcelana oriental, sitúan la mente en el mundo y al cuerpo en su máximo de comodidad. Esta planta se puede recortar y, colocada bajo los rayos del sol, ponerse a secar para utilizar luego en la infusión. Un puñado de trozos de oro en la mano. Si se desea, se puede echar en la taza de yerbaluisa tres cucharaditas de azúcar.

 

 

 

 

Simetría

Tan bello como hacer el amor es pensar simétricamente al mover las piezas del ajedrez: 64 cuadros fundan la variación infinita de la mente, tanto como el placer causado por las 64 posturas fundamentales del Kamasutra. Tanto el perfume francés Chanel como el pachulí hindú, convenientemente usados, constituyen un despertar espléndido de la poderosa sexualidad armonizada en todas las chakras del cuerpo humano. Si mis trabajos filosóficos son superiores a Platón y Aristóteles no es por otra cosa más que por la invención magnánima de mis matemáticas que expresa la riqueza hecha universo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Datos vitales

Poeta, ensayista, narrador, dramaturgo, guionista, físico y matemático peruano. Estudió economía en la Universidad Mayor de San Marcos. Fundó el Movimiento Hora Zero, junto a los poetas: Jorge Pimentel, Juan Ramirez Ruiz, Jorge Nájar, Enriqueta Belevan y Carmen Ollé. En 1976 obtuvo la beca Guggenheim de New York que le permitió viajar a Barcelona, Menorca y París, donde llevó cursos de sociología de la Literatura en la École des Hautes Études en Sciences sociales.

Entre sus obras tenemos: En los Extramuros del Mundo (1971), Praxis, Asalto y Destrucción del Infierno (1980), El Motor del Deseo (1987), Ángelus Novus (1989-1990), Monte de Goce (1991), Terceto de Lima (1992), Taki Onqoy (1993), Albus (1995), El Modelo del Teorema (1997), Teoría de los Cambios (2009), Splendor (2013).

 

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