En el marco de la muestra de Nueva Poesía Colombiana, preparada por Federico Díaz-Granados, presentamos la poesía de María Gómez Lara (Bogotá, 1989). Ha publicado Después del horizonte (2012) y Contratono (2015), libro con el que mereció el XXVII Premio Loewe a la Creación Joven, publicado por la editorial Visor. Actualmente cursa un doctorado en Literatura en el Departamento de Lenguas Romances de la Universidad de Harvard.
Contratono muestra la necesaria conjunción de una voluntad poética y de una expresión que asume —no podía ser de otro modo— las múltiples fuentes que el aluvión humano venido de tantos puntos hizo coexistir en Latinoamérica. Y, por supuesto, la tradición clásica española que tenemos legítimamente como nuestra. A esto se suma lo que proviene de otras lenguas, en una apertura a lo diverso que quizás sea la expresión más visible de la modernidad literaria en esas tierras a las que también a veces la reducción exclusiva a lo propio empobrece.
«El nombre de este libro, Contratono, alude, pienso, a un modo de relación con el mundo, a una forma sobria de expresar el desconcierto en que se vive. Su expresión lírica es, por ahora, la obvia, auténtica respuesta que el poeta da a un estado espiritual. Donde podía haber un poema de amor, ya al comienzo del libro, encontramos restos de fuego, vacío, ceniza y todos los vaciados, los negativos que el lenguaje ofrece para dar cabida al hueco, para rodearlo y expresarlo como tal. Su forma es su coraza y su nutriente. Espero que sea recibido también como su lección de humildad y su forma de, generosamente, inventar el mundo.»
Ida Vitale
Astillas
Los verdaderos poemas son incendios
Vicente Huidobro
voy frotando una astilla contra otra
y es inútil
no habrá fuego
en mis restos de madera
pude rescatar del naufragio
un trozo de leña
hueco de tormenta
atravesado por tanta agua salada
lo quebré
para inventar dos trizas que se juntan
dos chispas
que no estaban
el revés de un vacío un agujero
aquí sigo todavía estrellando mis astillas
nada que encender
y te haces humo
nada que apagar
y eres ceniza
La luz inútil
La soledad es estar ahora entero
Arturo Carrera
qué extraña completud
ya sin relojes
ni calles cerradas
qué extraña completud el aire abierto
la sola luz
la luz inútil
al fin sin nudo ciego
para qué ver si nada que alumbrar
de este equilibrio hueco
ningún nombre
ningún árbol
ningún edificio torpe que vaya a derrumbarse
para qué el estupor suspendido
si no hay dónde caer
La otra muerte
no habíamos visto antes
la mano amenazante
el arma
y otra muerte
que no
se entreveía
no habíamos intuido
el ruido del viento contra los cristales
la ruptura
no sabíamos cómo
cubrirnos del estruendo
cómo esquivar las balas
en el aire no
creíamos
que fuera a ser así tan inmediato
mirar a todos lados
temiendo al asesino y no
veíamos aún esta otra muerte dibujada
no escuchábamos sus pasos
acercándose
no contábamos con la sombra
nos estaba velado
el monstruo tras la puerta
caminábamos tranquilos sin saber
que hace ya tanto llevábamos a cuestas
una muerte otra más antes del miedo
Variaciones sobre la muerte
I.
Si es por la muerte, su peso es doble y ya no nos suelta.
No es por las puertas donde se asoma nuestro abandono.
José Lezama Lima
será por las ventanas
cuando quedan entreabiertas en la noche
la muerte se va acercando
no abandono sino brisa
tras los vidrios
los empuja
casi imperceptible
van cediendo
no hace falta quebrarlos
ellos mismos son la llave
sin puerta
mientras nosotros
esperamos
II.
golfo de sombras anunciando el puerto
Luis de Góngora
pero es agua todavía es tormenta
vemos una forma cóncava
apenas dibujada entre la bruma
y nos vamos anudando sin la tierra
para zarpar después donde no hay barcos
Mudanza
Rara vez nos asiste
en las tareas pesadas
como mover los muebles,
cargar las maletas,
o recorrer caminos con zapatos apretados
Wislawa Szymborska, “Algo sobre el alma”
Dice Szymborska que al alma
le aburren los trasteos
no corre armarios
no empuja cajas
Ojalá sea esta vez la rara vez
Ahora
que moví ciudades
y libros
y maletas
y atravesé la tierra
cargada de equipaje
y llegué a este país de extranjeros
no estaría demás
un alma
que me echara una mano
llevando algunas cosas
Mi alma
si la tengo
si la tuve
está perdida en estos huesos torpes
que no levantan
ni una mesa ni una silla
está atascada en este cuerpo enclenque y distraído
que poco sabe
poco entiende
poco carga
y hasta se lleva a sí mismo a duras penas:
un día
por ejemplo
le sobran las manos
no ve dónde ponerlas
otro
en cambio
tiene unos pies
que se despiertan
extraños a la tierra
se creen alas
pero no vuelan
lo intentan y tropiezan
y al otro
la espalda se le tuerce
aunque no lleve nada
quizás le pesa el aire
tal vez en esos días
el alma se aparece:
le endereza la espalda
le entrelaza las manos
le empuja los pies para que avancen
Convendría
entonces
mudarme
un día de esos
(no antes
ni después)
cuando pueda caminar
con los zapatos apretados
Octubre
Naciste
en otoño como yo
decías
y es de nuevo octubre
querías arrastrarme
con tus hojas secas
querías convertirme en caída
y yo habría sido abismo
para que te quedaras
contestaba siempre
que diciembre es otoño
aunque los árboles sean ramas
y el aire nos congele
a fuerza de palabras me abría espacio
entre los tiempos medios
asentías complacido
inmóvil todavía contra el suelo
pero hecho ya huella ya huida
Llega otra vez octubre
y no queda ni tu sombra
camino para borrarte ante todo no me detengo
y sé que voy a estar bien mientras los pies aguanten
esquivo a zancadas esta ciudad que era mía
la que fuiste derrumbando con las manos
me aferro entonces
a la nieve que no tuve:
yo nací en invierno
yo nací en invierno
yo nací en invierno
Para borrar tu ciudad
para borrar tu ciudad fantasma
tuve que trazarle pasos a tus pasos
cruzar caminos
aparecer surcos
y había que cavar hondo
para aplacar la maleza
me aferraba a los rastrillos a las palas
cargaba herramientas de hierro
como un niño recoge sus crayolas
luchaba contra el cemento
decía que era tierra:
a fuerza de palabras lo ablandaba
para borrar tu ciudad
fui construyendo la mía
Contratono
único tono
el agua contra el agua
Blanca Varela
aprendimos
a despertar en medio de la noche
con el ruido del agua
conocíamos la errancia
de hace años nuestro sueño era frágil
los ojos entrecerrados casi abiertos dormíamos
como quien vela
atentos al derrumbe
las manos en la cabeza
por si los escombros
y los pies alzados
ya para correr
pero una madrugada gota
a gota
lo intuimos
oímos resonar
el nuevo escape
algo nos cantaba
en contratono
que esta vez huir
sería quedarse
Un pozo
Quiero no recordar lo que no hemos olvidado,
arrojar una piedra en el pozo de la ausencia
y escuchar cómo suena a agua y a oscuridad
Nikola Madzirov
quién sabe cómo suenas
pero digo que el agua cura
y eres un pozo vacío
que se llena
de a poco menos hondo cada vez
todos los días
camino sobre el cemento
huyo
de las esquinas que derrumbaste con las manos
esta vez no hay líneas ni relojes
no hay caminos
una tarea sin tiempo redundante
una materia extraña que moldeo
con las horas
con los dedos con los codos
puede ser agua barro arcilla
ya no se trata de ganar una carrera
es apenas cubrirte con algo