Presentamos algunos textos que el poeta argentino Hugo Mujica (Buenos Aires, 1942) a propósito de la obra “Cuídese mucho” de Sophie Calle, expuesta en la Primera Bienal de Performance 2015. En 2013, Vaso Roto publicó su Poesía completa 1983-2011. Su último libro de poesía es Cuando todo calla (XIII Premio Casa de América de Poesía Americana).
En el marco de la Primera Bienal de Performance 2015, en el CCK, bajo la cura de Maricel Alvarez, en Buenos Aires, Sophie Calle presentó su obra “Cuídese mucho”.
En el catálogo escribe: “Recibí un email [de “X”] diciéndome que todo había terminado. Terminaba con la palabra, “Cuídese mucho”. Y así lo hice. Le pedí a 107 mujeres, elegidas por su profesión o habilidades, que interpretaran esta carta. Que la analizaran, la bailaran, la cantaran. Que la respondieran por mí. Era una forma de darme tiempo para cortar. Una manera de cuidarme.”
En Buenos Aires, sobre la obra, la misma montada en varios países, agregó una variante: 7 hombre fuimos convocados a dar una mirada masculina sobre la carta. Yo, como poeta, fui uno de ellos, para lo cual escribí e interpreté el texto –que permanece filmado en la muestra- que aquí adjunto, con la foto, tomada por S. Calle, que se expone junto al video.
RITUAL DE UNA AUSENCIA
I.
Es una misma luz
la que a todos
nos es dada,
lo de cada uno
es su propia sombra:
la noche
que no encendimos,
el duelo
por lo que no creamos:
la ausencia
que no acogimos.
Es que todo nace de una ausencia y también esto:
este no estar de “X” que nos convocó a estar aquí,
en esta performance, en este rito tan antiguo que acontece nuevamente, que nunca ha cesado,
el de la fecundidad del vacío,
el ritual de una ausencia.
ya Orfeo, arquetipo del arte, de la poiesis,
de la creación, nos cuenta el mito,
descendió al Hades para rescatar a Eurídice,
su amada.
Pero una vez más lo arrancado se marchita,
lo empuñado se sustrae…
una vez más al querer aferrarla la pierde,
desolado y solo
Orfeo regresa a tierra
Y canta desde entonces lo perdido,
lo que en su cantar renace,
lo que todo arte transfigura.
Tal desde entonces, Y siempre,
la alquimia creadora:
que lo que no es y lo que es no se bifurquen,
se reúnan, se abracen, se fecunden.
II.
Raro relámpago del
instante,
brilla y ciega sobre
un plato blanco y vacío.
Hay que acoger el fulgor de la ausencia,
reflejar
el don de lo que no está
en cada cosa que creamos.
“X”, para volver a él,
le habla a Sophie de su angustia,
y angustia es la conciencia de angostura,
de no caber donde se vive
ni sólo desear donde se ama,
y lo angosto asfixia y lo estrecho expele.
ante la angustia “X” toma una decisión,
y decisión es escisión, corte:
corta con Sophie,
huye hacia Adelante
y abre detrás esta huella en la que estamos
su estar fue pasar,
su dejar fue dejar un tajo.
Hay tajos
que son de amor
que nos abren un adentro;
hay tajos,
esos mismos tajos,
que nos salvan de nosotros:
que nos regalan su afuera.
III.
Otra vez tajo y,
por ser de amor: herida…
otra vez bordes que se abren,
otra vez el don de lo que no es para que lo que aún no es sea,
porque sin ruptura hay solo prolongación,
costumbre de lo igual,
repetición de lo mismo,
en la ruptura, tajo o fisura,
hay posibilidad de otro inicio,
de otros bordes para arropar el vacío.
IV.
Siempre hay algo
que no llega a volverse carne:
no es que nos falte
es que nos excede.
La vida no cabe en la vida
por eso siempre,
en algún lugar, se nos parte.
Nacer, es nacer afuera, parto es partida,
parto del parir del que parte lo engendrado, separación,
y la vida creciéndose lejanía,
haciendo del atrás su propio olvido.
El artista, el creador, Sophie,
cambia el destino
revierte la biología,
hace de la partida un parto:
del atrás futuro
de lo que se fue lo que llega,
sabe que solo abrazando el vacío en ese abrazo se crea.
V.
Gotea el grifo
y algo de la piedra se va en el agua,
muere
como si fuese humana.
buscamos retener lo que en el otro
se va yendo,
lo que a veces se derrumba
pero es apenas la despedida
lo que el abrazo abarca.
Diótima, la única voz femenina que se escucha en el banquete de Platón, interviene para corregir nada menos que a Sócrates:
“El amor –le enseña- no es amor de lo bello sino amor de lo que se crea a partir de lo bello.”
si, el manantial es manantial manando
y El amor es amor creando,
quizás sea esto lo que enseña el arte,
enseña con señas señalando hacia nada:
hacia esas perdidas,
esos tajos que nos abre la vida para que en ellos brote lo aún no nacido,
para que podamos dar a luz,
creándolo,
algo de ese todo que anhelamos y que late callado en la nada que somos.
Es en lo que no es
que la luz
se expande luz,
sobre lo que es
muestra lo que es
lo que ya carga
con su sombra,
y es en el vacío que
resguardamos
-allí donde no somos-
donde encuentra
espacio la vida
para seguirnos creando.