Presentamos, en versión de Ariel Magnus, un breve texto de Walter Benjamin (1892-1940) a propósito de México y lo mexicano. Se trata de un sueño recogido en el volumen de fragmentos Calle de mano única, publicado en Argentina bajo el sello de el cuenco de plata.
Embajada mexicana
Nunca paso frente a un fetiche de madera,
un Buda dorado, un ídolo mexicano, sin decirme:
Tal vez sea el verdadero Dios.
Charles Baudelaire
Soñé que estaba en México, como miembro de una expedición exploradora. Tras haber atravesado una selva de copas elevadas, llegábamos a un sistema de cuevas superficiales en la montaña, donde desde los tiempos de los primeros misioneros se había conservado hasta hoy una orden cuyos hermanos continuaban con la tarea de conversión de los nativos. En una inmensa gruta central, con techo de punta gótica, tenía lugar un servicio religioso según el rito más antiguo. Nos acercábamos y podíamos ver su apogeo: un sacerdote elevó un fetiche mexicano hacia un busto de madera de Dios Padre, expuesto a gran altura sobre la pared de la caverna. En ese momento la cabeza de Dios se movió, negando tres veces de derecha a izquierda.