Antonio Deltoro y Yolanda Pantin, ganadores del premio de poesía del Mundo Latino

Comparten el premio de poesía: Poetas del Mundo Latino Victor Sandoval 2015, los poetas: Yolanda Pantin (Caracas, 1954) y Antonio Deltoro (México, 1947). El galardón se entregará en Aguascalientes, el próximo 27 de octubre, durante la ceremonia de clausura del Festival de poesía Poetas del Mundo Latino, en la Casa de la Cultura Victor Sandoval. A continuación un par de poemas de los autores premiados.

 

 

 

 

 

 

De la poeta venezolana, Yolanda Pantin:

Poema de las dos cabezas

 

 

Este es el poema de las dos cabezas

 

Sol

Cuello Cortado

descansa sobre la hierba

 

Cabeza Soberbia partió a los Australes

 

Sol

Cuello Cortado

dejó que un insecto

revoloteara en sus labios

 

y durmió un instante

 

Cabeza Soberbia

cansada del viaje

haló de los pies a su amante

 

Estuvieron parloteando un largo rato

 

Una tormenta siguió a la otra

mas estas cabezas tenían mucho que decirse

 

Sol

Cuello Cortado

saltó sobre la nieve

 

y posó sus labios

sobre la boca tumefacta que hervía

sobre un hervidero de palabras

 

Se contaron sus vidas

 

Esto era todo lo que tenían que decirse

sus vidas sus amores

 

La noche las encontró

bajo un bloque helado

 

-el viento ululaba en el paisaje blanco-

“Es un presagio”

 

dijo Sol

Cuello Cortado

 

“No hagas caso”

 

Cabeza Soberbia sintió pánico

y entrechocaron sus orejas en un largo abrazo.

 

La canción fría, 1989 

 

 

 

 

 

Las vacas  (Lyons la Foret)

 

Aquí, en la Normandie

fui inmensamente infeliz

 

A la sombra de las vacas

tomé un coche

 

-vagaré por estos mundos

tan extraños tan profundos-

 

Sentí miedo

por los verdes diluvios

 

por los cisnes en los lagos

y el camino serpenteante

 

-lloraba en los brazos

de la Francia impenetrable-

 

Nunca más veré este cielo

ni a estas vacas de tersas orejas

 

les dije: adieu

 

Rumien hermosas también

sus dulces sueños

 

del prado al establo

 

En el bosque

miré al cielo

 

donde dios habita

mudo imperturbable

 

-Dios es bueno-

 

Las vacas mugían

locas de miedo

 

Quise acariciar

la pelambre de sus pechos

 

susurrar a las orejas

tatuadas de metales

 

 

-registros sementales

fríos rendimientos-

 

 

Nada es puro

en esta noche

 

ni estos animales

 

-tontas vacas en las verdes colinas-

 

pienso en ustedes

sin nostalgia

 

rumiando conmigo la última cena.

 

 

Los bajos sentimientos, 1993

 

 

 

Del poeta mexicano, Antonio Deltoro:

 

 

 

 

Ángeles cobardes

 

Tienen alas y no vuelan. Su mirada estúpida y cruel, su grotesco y ridículo estar aquí. Desterradas del infierno, insoportable su mezquindad para los seres grandiosos y soberbios. Ángeles caídos con las alas atrofiadas por la impotencia. A ciegas, sin saberlo, buscan con el pico sus infernales orígenes. Condenadas por su cobardía a la superficie, llevan en su carne, carne de gallina, el castigo. Muchedumbre de soledades en el corral que en venganza se matan a picotazos. Demonios desterrados, ángeles caídos, tienen alas y no vuelan, condenados por su cobardía a la superficie.

 

 

 

 

Jueves

a los amigos del jueves

 

 

 

El jueves amanece a la misma hora que todos los días y mucho más abierto.

Es tan generoso conmigo que me entra en la mano caluroso y preciso como una pelota de

esponja.

Discreto, como esas cosas que por fuera son nada, a veces amanece nublado

como si el miércoles no lo anunciara con sus gritos agudos.

Es tan grave, sin duda, que sirve a la sorpresa caminando tranquilo por las noches del

viernes.

Se come a gajos como una mandarina y por las tardes sabe como una manzana.

En todos los jueves está presente el jueves, aun hoy que es martes está presente el jueves.

Se puede caminar los jueves como Cristo en las aguas del lago Tiberiades

e ir sin pisar jamás ni lunes ni domingo derechito hasta el jueves.

Sus mañanas están pobladas de aceras, de calles, de periódicos,

hay gente que las vive miércoles y hay gente que las vive viernes,

yo las vivo jueves como un viaje intensísimo y largo o como un sueño que no quiere

acabar.

Apenas son las doce y ya he conocido mujeres que me han llevado al entusiasmo,

la pelota ha golpeado la pared, me ha llenado de vejez un anciano.

Los jueves el tiempo se detiene, surgen la poesía y los amigos,

es un día de piernas fuertes y de mirada serena en donde por las noches transcurren muchas

vidas.

Abandono el volante y me voy a volar, es jueves en el tiempo del mundo,

es jueves en este acantilado sobre esta playa tenue,

es jueves hoy por la mañana, es jueves en los labios del jueves.

En el viaducto blancas paredes conducen al auto por  la noche,

todo tiempo es jueves entre un puente y otro hacia la casa.

El árbol de los jueves es ancho como el tiempo de los jueves,

los pájaros cubren sus elevadas ramas y surcan el espacio:

el cielo de los jueves es un archipiélago de islas alargadas.

Trepar a las primeras ramas de ese árbol es mirar de cerca la distancia, montar en el

asombro,

saber que si un jueves es un tigre, el otro puede ser volcán y parecerse.

De mañana, cuando el patio se abre suspendido en el juego,

cuando se entra por fin a la clase de historia,

cuando las tardes estimulan la fuga y se quedan atrás,

olvidados en el aula, los apuntes de química, entre niños estudiosos y niñas aplicadas

se prepara a lo lejos el partido nocturno.

También los jueves la gente se suicida, pero no es la misma del lunes o del sábado,

los suicidas del jueves son suicidas serenos, irrevocables,

que se hunden en las aguas del jueves para siempre.

 

 

 

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