Poesía argentina: Gabo Ferro

Presentamos algunos poemas de Gabo Ferro (Buenos Aires, 1965). Poeta, músico e historiador. Profesor en Historia egresado con honores (Medalla de oro de la Academia Nacional de la Historia, Premio Museo Mitre entre otros). Como músico tiene una amplia trayectoria dentro del rock y la música popular contemporánea. En 2014 se edita Costurera carpintero (La Marca Editora) antología con las letras de las canciones de sus ocho discos. Durante este 2015 publica su primer poemario Recetario panorámico elemental fantástico y neumático y un nuevo libro de historia 200 años de monstruos y maravillas argentinas (Beatriz Viterbo Editora). La fotografía del autor es de Nora Lezano.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Del Recetario panorámico elemental fantástico y neumático (Ciclo 3 Ediciones, 2015)

 

 

III

 

Trozar aceites perfumados en cuartos o en mitades

Colar el cerdo en partes desiguales sobre un velo de novia

Subirlo todo a un árbol

Diluir el enigma que se forma en la nata durante siete días sin sus noches salvo que no haya luna. La luna da un color que proyecta y amarga el sabor terciopelo

Medir el calor con la palma del pie, con los ojos cerrados

Subir el frío

Colocar como los relojeros una mora en la morera y una manzana verde con los perros afuera

Olvidar los ingratos

Sacudir a los cuervos lo que dure media medianoche

Endulzar con una miel cualquiera

Mirar tres puntos en la arena

Toda la masa turbia irá así al cuero

Coserla sin aguja y asar en la tormenta

 

 

XXVII

 

Suelte los gallineros sin las aves

Arme un horno de barro por fuera de la pluma

Venza la timidez de los desnudos, use el rubor para adobar el cuero

Destrone un huevo

Si es mujer sin marido apadrine un tomate, si es viuda sólo arroje el duelo o la mantilla al aire o a la sopa

Desvista de sombreros y coronas las garras y los picos

Conserve el músculo y los ojos, deseche de inmediato su mirada para un sutil veneno para ratas

Haga pesto del fuego, del vuelo y del recuerdo

Gire y haga girar dos mundos; uno durara un sol, el otro doce

Sí enferma que se coma sin la piel

No habrá visita

 

 

XXIX

 

Poner todo a pudrir, pudrirlo todo

Si no se pudre sólo, o no es posible, pudrirlo con ayuda de los monos pero pudrirlo todo

Hacer yogur de los camastros, del azul y del rojo, de las imágenes, de todas las imágenes, hasta de los grabados milagrosos, de la luz, del papel, del arte, de la poda, del arrebato y del Japón

Hacer queso de las visitas recurrentes, de los juguetes y juegos de los niños, de los árboles rastreros, de las picas, de las repitencias y de las recurrencias

Hacer hongos que fermenten las cunas y las máquinas hasta que se luditen las matronas del puerto y las del campo

Cultivar la saliva en cada celda de todos los panales y paneles de cada biblioteca

Aflorar en la flor del intestino

Pudrir que es transformar, hacer un cuajo viejo sano sabio de la casa y las cosas por un camino extraño de un modo extraordinario, fermentado

Para que bien resulte, que siempre algo se pudra en cada cuerpo y bien adentro y cerca de la casa

 

 

XLIX

 

Si un plato va a la infancia quitarlo del menú

Montarlo en la memoria

Ser discreto al pasarlo

Se aturden los sabores con las cosas

Cuando el sabor perdido reaparece y hay presente y pasado visitado en un bocado simple la cabeza hace apenas lo que puede, casi nada

Estallan las señales en picada entre caras y cuerpos y bestias y partidas y blanco y bienvenidas y una carta de amor encontrada y perdida en infinito y un viaje en barco y especias de otros puertos y otras puertas y vecinos y manos enguantadas en mesadas extrañas y manteles y sogas entrenudos anudadas y gritos de las bestias, piares y corridas y cuchillos y desplumes y risas, risotadas y jugos que revientan al fin en una sola mueca descompuesta, turbada

¿Dónde quedan los ojos?

¿A qué altura?

Y al fin vendrá ese abrazo delicado

y ese trozo de pan, el del regreso

Aunque pague con oros y laureles, si el comensal no sirve para el viaje, no cocine este plato, ni trate, ni lo intente

 

 

LII

 

Que nadie se acerque a la cocina si no tiene un secreto

Todo vale

Un ingrediente, una muerte, una pasión opaca deslumbrante, una tensión, una memoria, una voz, un planeta guardado, un robo, un asalto, una canción, una historia aberrante, un silencio, un escondite, un plato o un amor

La masa lo percibe

Quien no tenga un secreto que ni apile la leña, ni corra las cortinas, ni se acerque al calor

 

 

LXXVII

 

Regular a los otros en la literatura

Corregir lo inofensivo como en otra dimensión y con ceguera

Tomar lo que nos quede a tiro de la mano aunque no esté

Cavar toda la línea hasta que llegue su sentido y el dulce alrededor y así de pronto a plomo cada fruta se hará un guante, uno solo

Ocurrirá el poema mientras buscamos el par en lo perdido

 

 

XCV

 

Las cosas ya no son su superficie

El celo ha vuelto más hermosa a la bestia

La granja se derrama al universo

Se deflagran las leches y los jugos

Todo es montura y monte

Condena la hermosura

Los colores se cubren, se destapan, arden, se decoloran, se destiñen, se arrecian, aúlla la lamida fundida en el encaje, en la invasión, en encomiarse al músculo que no estuvimos, quedamos mientras dura, no seremos tal vez ya nunca más

¿Quién sabe?

Los charcos de tan blanco y de colores

El negro se ha escondido en el invierno, le han robado las noches y la siesta

Arden los cementerios, se desploman las lápidas y hasta los mausoleos, los gatos y los perros se derrumban

Los árboles que enmarcan de colores al ahorcado que artista es picoteado por chimangos

Novias de telaraña, amantes descubiertos en pregunta y ceniza

¿Cómo somos de libres?

¿Hasta dónde me dejo?

¿Me permito hasta dónde?

A cada cual su incendio, su propia fantasía que aunque el guante parezca universal, cada pieza encajará y encaja sin más en su medida

 

 

CXXX

 

Ya comenzó hace tiempo

Vamos temprano y tarde, la astilla ya está hecha

Apuremos los fuegos. Hay tanto que cantar cuando abrimos los brazos y tan poco cuando los encerramos

Armemos panoramas, una mesa paisaje para los que regresen

Un jugo tan brutal que haga salir serpientes de los nidos y de las madrigueras

El aire como carne

El fuego va por fuera

Soltarse de lo dolido y lo que duela. Es tiempo de confianza y de alegría

Desatarse al precipicio de la siesta

 

 

CXXXII

 

Despotricar

Sacarse los caballos del encima de uno

Durar sin dar un golpe en esa mansitud de la montura

Con todo lo de afuera inundado de adentro sin la violencia propia de la cabalgadura

Casi puro latido entre los fardos

Apenas, invisible y entre sueños

Paciente, indiferente, insensible, neutral, conforme, satisfecho

Sin crin y sin historia, sin libertad, sin viento, sin espuma

Un comadreo, un aire que no puede acoplarse a ningún viento, un agravio, un gesto imperceptible, una ofensa, una gota de leche, un ultraje a cada músculo del cuerpo, un renegar de la belleza de la fuerza, un sacrilegio, una alabanza a nadie para nada, una sorda implosión de una bestia impalpable a un paso de pasarse a los olvidos

 

 

CLXV

 

Intentar no olvidarse pues olvidar contagia

Una papa, cebolla, una montaña

Te verde, rojo y negro

Carne de fruta, piel, pudrir la leche para que se haga el cuajo y la cuajada

Montar a contrapelo de los ciervos para traer el agua

Controlar que se acopien los hambres hasta el salto

Advertir con ganas y cuidado la basura, no el desperdicio amable, la basura. La basura que espanta, esa va en otro mundo, lejísimo muy siempre, puntualmente

 

 

 

CLXII

 

Cartonear por la gramática y por el universo

que si nos hacen ricos, si nos hacen bien hechos,

ya no tendremos que tirar a la olla

 

 

CLXVII

 

No aceptar

Quedar tozudamente en suspensión

No ir

Ejercer abandono

Tomar aire

Exhalar siendo ausente

No estar en las estrellas, ni arriba del después ni en los cipreses

No levantar la mano

No haber sido pudiendo haber estado

Practicar lo invisible como el aire virtuoso sin lugar en su sitio

No comentar

Refractario, inhallable, como un pimpollo eterno o como una semilla

Cultivar lo no dicho como nadie jamás

Ejercitar el silencio sin entrar

No contemplar

Profesar la mirada, la pausa, el equilibrio mejor que en el desmayo

Negar la superficie, lo profundo, el contraste, la pasión de los goznes y todo lo que guarden las alturas

La araña alada arrasará la casa

Un momento

¿Qué pasó?

¿Qué pasa?

Recuperarse lento a conmoverse

Volver a deletrearse cuando sea, muy despacio, como los silabarios, acompasadamente

 

 

CLXXIII

 

Algo ha muerto y a la vez agoniza más allá del lenguaje

Desde la orilla se oye tan claramente

Entender va quedando tan lejos del sentido

Algo se filtra entre el ruido de la lengua salpicando en la cueva

Nos armamos un nombre en nuestro nombre, en la urdimbre del habla y en su falta

Armamos con el síntoma lo que quieren decirnos

Somos buenos porque intentamos entenderlos

Cuando se nos escurra la voluntad del Bien y de lo bueno que orbita entre nosotros, no se entenderá nada

 

 

 

 

 

 

 

Datos vitales

 

Gabo Ferro es Magister en Investigación Histórica y tiene cursado su doctorado en Historia. Ha editado artículos en revistas nacionales e internacionales y dos ensayos históricos; el primero – Barbarie y Civilización. Sangre, monstruos y vampiros durante el segundo gobierno de Rosas – obtuvo la Mención Honorífica del Fondo Nacional de las Artes. Como músico tiene una amplia trayectoria dentro del rock y la música popular contemporánea. Ha recibido el premio Clarín Revelación Rock 2006, el Premio Gardel a la Música Mejor Álbum Canción de Autor 2014, la nominación al Gardel de Oro 2015 y el Premio Konex 2015 entre otros. Protagonizó diversas óperas para el Centro de Experimentación del Teatro Colón de Buenos Aires y para el Centro Nacional de la Música. Protagonizó – junto a E, García Wehbi – la performance ARTAUD 1: Lengua ∞ Madre para la Primera Bienal Internacional de Performance 2015. En 2014 se edita Costurera carpintero (La Marca Editora) antología con las letras de las canciones de sus ocho discos. Durante este 2015 publica su primer poemario Recetario panorámico elemental fantástico y neumático y un nuevo libro de historia 200 años de monstruos y maravillas argentinas (Beatriz Viterbo Editora). Además, varios de sus poemas, canciones y cuentos fueron material de trabajo y composición para relatos coreográficos, piezas escénico-vocales, documentales y films argentinos e internacionales.

 

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