Nuevos autores de Puebla: Carmen Amat Shapiro

Como parte del dossier Nuevos autores de Puebla, preparado por nuestra editora Andrea Muriel, presentamos un ensayo de Carmen Amat Shapiro (1990). Estudió la licenciatura en Lingüística y Literatura Hispánica en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Ha recibido un par de becas para realizar investigación, en E.U. como en el Distrito Federal, en distintas instituciones de estudios superiores. Escribe ensayo y narrativa. Actualmente es becaria de investigación en la Fundación para las letras mexicanas.

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Nunca somos lo mismo[1]

Souvenir

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Nadie se baña en el mismo río dos veces, dijo alguna vez un viejito griego. Mi hermano Luis estudió Filosofía cuatro años. Ésa fue la primera de las cátedras caseras que me impartiría. Desde los doce cuando me contó del viejito en toga, hasta mis casi veinticuatro, me he preguntado incesantemente si la proposición de Heráclito refiere el cambio al río o a la persona que explora sus aguas: ¿Qué cambia si se trata del mismo río y la misma persona? ¿Cambia el contexto o cambia el individuo? ¿Cambia el tiempo o cambia el espacio? Es lo mismo pero no es igual, dijo mi hermano aquella vez.

Juan, mi primo, estudió fotografía en múltiples diplomados, talleres y cursos. Apasionado como lo estaba, mis tíos le compraron el equipo necesario para tomar fotos profesionales. Fotografió a sus amigos en poses extrañas, en contextos imaginarios. Viajó a Europa y, en vez de tomar típicas fotos de monumentos, edificios y paisajes, decidió enfocar con su lente a los turistas. Le interesaba retratar al retratador de ocasión. De ahí surgió Souvenir.

Entro al edificio de Tlalpan. Tengo veintidós y el pelo más largo. Aún mantengo el aire de provincia característico del neófito chilango. Creo que es abril. Subo las escaleras y en el interior de la pequeña galería están todos; mis tres tíos y mi sobrina, orgullosísimos. Los amigos del fotógrafo que no paran de hablar del montaje y de la luz y de si quedó bien ahí o no. Mi primo, guapo y sonriente. Dos fotógrafos para retratar el evento. Canapés y vino.

No conozco a casi nadie, así que después de saludar a mis familiares decido recorrer la exposición. Paseo a través de las fotos de turistas borrachos y a través de los itinerarios proyectados en los muros lisos. La mayoría de las piezas está en un formato pequeño y ha sido dispuesta a manera de collage. Pero hay una imagen muy grande, con un muro reservado para ella sola, que contrasta con el resto de la exposición. Se trata de un montaje: dos fotos que son la misma toma pero con diez años de diferencia. La foto anterior en el tiempo, amarilla, se sobrepone a la más nueva, como insinuando que en el presente se instaura el pasado.

Cuando Juan tenía doce años viajó a Berlín y a París a visitar a una tía. Del viaje no recuerda mucho pero guardó en un cajón una foto que tomó sobre la Torre Eiffel. En ella se alcanza a ver el barandal viejo de la torre y tras él se extiende el campo Marte hasta perderse con el horizonte norte de la ciudad. La foto fue tomada con una cámara de la época, para nada profesional. Imagen de turista típico, ni él sabe por qué la conservó.

Cuando tenía veintidós años se subió a la misma torre y tomó a instancias de un conciudadano, una imagen en el mismo ángulo, ahora sí con una cámara profesional. Dice que no recordaba la primera toma y que esta segunda foto fue hecha bajo la presión del compatriota, quien no dejó de insistir al notarle la cámara profesional al cuello. En la imagen nueva no hay un barandal, pues éste fue retirado de la torre, pero el panorama es exactamente el mismo.

No me engaño, no se trata de la misma foto: ¿Quién cambió; el río o el que se internó en él? ¿Cambió París o cambió Juan? ¿Por qué, si ambas fueron tomadas en el mismo lugar, en el mismo ángulo, por el mismo fotógrafo, no puedo decir que se trata de la misma foto?

Cuando la exposición terminó el montaje fue a parar por petición mía a la sala del departamento que compartimos un año. Al momento de mi regreso a Puebla decidió regalármelo y ahora cuelga, austero, en mi recámara.

Pero algo, nuevamente, ha cambiado: la foto vieja sobrepuesta a la primera se vuelve, con el transcurrir del tiempo, cada vez más amarilla. Lo sé porque el día de la exposición uno de los fotógrafos hizo una toma de mí, de espaldas, viendo el montaje –un souvenir de Souvenir. En esta última foto se aprecian mejor los colores originales de la pieza. No son los mismos.

Si el montaje ahora cuelga en otro lugar –no una galería con muros dispuestos e iluminados, sino una recámara sencilla que no se preparó para albergarlo-  y además está destinado a mutar de piel perpetuamente, me pregunto si se puede afirmar que se trata de la misma pieza.

Juan ya no practica la fotografía de manera profesional. Y Luis, tras estudiar Filosofía, trabaja actualmente como Master Technician para la VW. Yo tengo el pelo más corto y menos inocencia. Hay una foto que sugiere que el montaje que cuelga en mi cuarto no es el mismo que colgaba en la galería de Tlalpan en abril del año pasado: ¿Somos los mismos?

Aún no he descifrado el misterio de Heráclito. No sé a qué se refería el día que pronunció esas palabras. De hecho, creo que ni la mejor edición crítica puede traer de vuelta el referente. Pero me quedo con lo que dijo mi hermano, que es en fin lo que se instauró en mi cabeza a partir de ese día: “nadie se baña en el mismo río dos veces”; piensa un poco en la experiencia, Carmen, es la misma, pero no es igual.

Creo que mi gusto por la pieza estriba en lo que ésta me susurra. El pasado emerge del presente y recuerda que el mismo evento, aun replicando condiciones, no acarrea una experiencia idéntica para la persona en la que acontece: nunca somos lo mismo.

Carmen Amat Souvenir[3]

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Datos vitales

Carmen Loretta Amat Shapiro nació en 1990 en Valladolid, Yucatán, pero creció en la ciudad de Cholula, en el estado de Puebla. Está terminando la licenciatura en Lingüística y Literatura Hispánica en la Universidad Autónoma del estado. Ha recibido un par de becas para realizar investigación, en E.U. como en el Distrito Federal, en distintas instituciones de estudios superiores. Escribe ensayo y narrativa. Ha realizado corrección de estilo para diversos números de la revista Cartucho además de labores de traducción particulares.

 

[1] Este texto fue elaborado en el marco del taller Palabras, Imágenes, Textos que impartió Iván Ruiz en la ciudad de Puebla, en junio del 2014.

[2] Juan Manuel Outón Alvear (2013). Souvenir.

[3] Carlos Dorantes (2013) souvenir de Souvenir. 2000 pixeles.

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