Presentamos, en versión de Yong-Tae Min, algunos textos del poeta coreano Ko Un (1933). Su salud física y psicológica se vio minada después de la guerra de Corea y una golpiza propinada por la policía en 1979. Durante diez años fue monje budista. A partir de 1962, después de una vida monacal, se entregó a la poesía. Según Yong-Tae Min, “el taoísmo de Ko Un llega a ser a veces sexual, erótico y místico”. Es el poeta mas representativo de la Corea del Sur contemporánea. Estos poemas pertenecen al volumen Unas horas con los poetas muertos. Poesía esencial 1997-2011, publicado por Huerga & Fierro editores en España.
Annapurna
Voy al pico de Annapurna en el Himalaya
Yo he estado ya
desde hace mil quinientos años
Es una cosa reciente:
por fin nos encontramos de golpe
con un agasajo emocionante y caluroso al recibirme allí
los dos oyes nos chocamos
nos destruimos con todo brillo:
destrucción deslumbradora
que no perdona ninguna letra ni alfabeto
Así nace una oscuridad total analfabeta
allí al pie del Annapurna
Ya no hay yo
¡yo que he sido mendigo, a veces hipócrita durante demasiado tiempo!
Autorretrato
Las canciones que yo he cantado
las canciones que no he podido cantar
todas vienen corriendo con luz encendida
en tropel
hacia donde yo
yo no sabía que se dirigía a mí
este remordimiento deslumbrante que era yo
Fascinación
Me voy cayendo en el pozo de tus ojos
Mis pies se han parado en el tiempo del meteoro tan rápido
como una flecha, entre tu palabra y palabra.
Desde ahora en adelante, la oscuridad espléndida de tus huesos
se quedará quieta y silenciosa hasta después de cien años.
Te amo.
Aliento
Qué quieta la cara del hombre que acaba de morir
Aún se queda el hilo del aliento
en el borde de aquel rostro
quieto
Prohibido lamentar