“Pocas veces el futbol regala gemas como la de hoy, en donde sin jugar, Leicester City FC se ha coronado campeón de una de las ligas más competitivas del mundo”: Los zorros finalmente logran cazar al cazador. Una nueva entrega de la columna, Il Calcio, del poeta Álvaro Solís.
Los zorros finalmente logran cazar al cazador
“Si un asteroide se dirigiese hacia la Tierra, estoy seguro que Kante lo detendría”.
Gary Lineker
Pocas veces el futbol regala gemas como la de hoy, en donde sin jugar, Leicester City FC se ha coronado campeón de una de las ligas más competitivas del mundo.
Vivimos todo el tiempo en una zona de confort, cuando nos acercamos a los límites de lo que se espera sea nuestra capacidad, las luces rojas comienzan a encenderse cerca de nosotros. Así, muchos pasan los días y sus años y nadie parece notar lo que eso conlleva, el modo en que el espíritu se amilana, se achata y se echa a perder.
Al principio de la temporada de la Liga Premier, nadie, salvo los hinchas de sepa, ponía su corazón en uno de los equipos más modestos de la liga. Habían luchado por no descender la temporada pasada, nadie, salvo algunos despistados habrían dado una libra esterlina porque este equipo fuera campeón por sobre tremendos trabucos como Chelsea, Manchester City o el Mancester United.
Más allá de la expectativa el Leicester fue construyendo la posibilidad de un sueño. A media temporada los focos de la prensa especializada comenzaron a señalarlos. La racha no pasará de la pausa de diciembre, decían algunos. Se esperaba que se cayera el equipo, que en algún momento otro club recuperara su nivel y lograra apoderarse del trofeo de campeón de la liga. Sin embargo eso no pasó. Leicester sobrevivió íntegro después de la pausa de diciembre, mantuvo su nivel sosteniendo triunfos por la mínima diferencia, mordiendo cada jugada, vaciando la sangre y el sudor hasta el último minuto de cada partido. Mantuvo su nivel a pesar de que su sombra estaba asediada por el Tottenham que finalmente sucumbió a su sueño ante un luchón Chelsea.
El campeonato del Leicester no es sólo una joya para el mundo del Futbol, sino una joya de la vida que nos muestra que los límites muchas veces son ilusorios, muros imaginarios que nosotros mismos construimos para hacer de nuestra vida un trayecto mucho más cómodo.
Esta tarde he compartido con mi pequeño hijo José Carlos la alegría de un equipo al que comencé a seguir a media temporada. Mi hijo no entiende todavía que la existencia nunca es fácil, pero algo del espíritu de este equipo que hoy ha hecho historia, modelará su propio espíritu, le dará un pequeño impulso, cuando le falten las fuerzas. Larga vida al Leicester, ese equipo de perdedores (son palabras de Rainieri) que hoy se convirtió en el equipo campeón de la Liga Premier.