Today at Círculo de Poesía: Santiago Espinosa (Bogotá, 1985) Poet and literary critic. He studied Literature and Philosophy at Universidad de Los Andes. Currently he teaches at Gimnasio Moderno in Bogotá Colombia. In 2010 he published Los ecos, his first collection of poems. Lo Lejano, his second book, was published in Ecuador by El Ángel Editor, in 2015. Last year Valparaiso Ediciones (Granada, Spain), published his book Escribir en la niebla, a compilation of 14 essays about Colombian poets. His poems have been translated to Italian, Arabic, Greek and English.
English versions by Olivia Lott[1]
Presentamos seis poemas de Santiago Espinosa (Bogotá, 1985). Poeta y crítico literario. Licenciado en Literatura y Filosofía de la Universidad de los Andes. Actualmente es profesor del Gimnasio Moderno de Bogotá donde coordina su Escuela de Maestros. Poemas y ensayos suyos han aparecido en diversas publicaciones de su país y del exterior, y ha sido traducido al italiano, al árabe, al griego y al inglés. En 2010 publicó Los ecos, su primer libro de poemas. Lo lejano, su segundo libro, fue publicado en Ecuador por El Ángel Editor (2015). El Año pasado la editorial Valparaíso de Granada, España, publicó su libro Escribir en la niebla, compilación de ensayos sobre 14 poetas colombianos. Las presents versiones al inglés son de Olivia Lott.
Soliloquy of a Coca Leaf Harvester
With these hands
I plant seeds of wind.
I wait for their blades
to bloom
brown, aged like the earth.
The leaves are the faces
of unresting children
growing in the jungle,
forgotten
stars or corals
whistling among trees.
I have breakfast. Think about the father
of Mondays
facing a broken bowl,
I scan for scars.
Clean dry leaves
off a notice board,
calmly,
like one washing away a golden flood
deep in his house.
In the seed there’s the black sun
of harbors,
breathing in the distance.
Wind reaches the pockets of night.
Wanders along plazas I don’t know, deserted avenues.
Stores where a promise is settled
in the collections office.
Rests in the fury of keys,
traces two lines of fire on the bar’s ledge.
Builds palaces and banishes old houses,
houses with white gates next to a mirrored lake.
My trade is my father’s trade.
I look after salt, my fist, measure crystals,
scare away black birds from my house.
With these hands
I’ve harvested tempests.
Soliloquio de un raspachín
Con estas manos
planto semillas de viento.
Espero su floración
de limbos pardos
antiguos como el suelo.
Las hojas son los rostros
de los niños sin descanso
creciendo en la selva,
estrellas o corales
olvidados
que silban entre los árboles.
Desayuno. Pienso en el padre
de los lunes
frente a un pocillo roto,
repaso cicatrices.
Limpio las hojas secas
sobre una tablilla,
en calma,
como el que lava un aluvión de oro
en lo profundo de su casa.
En la semilla está el sol negro
de los puertos,
respirando a la distancia.
El viento llega a los bolsillos de la noche.
Recorre plazas que no conozco, avenidas desiertas.
Tiendas donde se paga una promesa
en la oficina de recaudos.
Descansa en la furia de las llaves,
traza dos líneas de fuego en la repisa del bar.
Construye palacios y destierra casas viejas,
casas de rejas blancas junto al espejo del lago.
Mi oficio es el oficio de mi padre.
Cuido la sal, el puño, mido los cristales,
espanto de mi casa pajarracos negros.
Con estas manos
he cosechado tempestades.
The Butcher
The matter
“diaspora of stars”
are for Don Orlando
kilos
lukewarm weight in his hands.
And time, from black to white,
buzzes in his ear
like afternoon flies.
Among ribs, hips,
white handfuls of fat,
pass by Don Orlando’s days.
That’s why he slings meat over his shoulder
no thinking about processions.
Reads the messages on the fibers
no getting hung up on omens.
No shyness when
he kissed his son through placenta.
When he held him in his arms,
and in both their eyes
the same mist,
his hands, unaware,
mimed the steelyard.
The son’s insides were veiled,
when glimpsing the light by the knife of others.
Don Orlando doesn’t rely on guesswork,
his mother taught him it’s not polite to speculate.
And still
he won’t forget the blessing
before making any cuts.
You’ve gotta wash your hands well
no matter the cost of soap.
El Carnicero
La materia
“diáspora de estrella”,
es para Don Orlando
kilos
peso tibio entre las manos.
Y el tiempo, del negro al blanco,
le zumba al oído
como moscas en la tarde.
Entre lomos, caderas,
blancos puñados de grasa,
pasan los días de Don Orlando.
Por eso alza las carnes al hombro
sin pensar en los cortejos.
Lee los mensajes de las fibras
sin detenerse en augurios.
No hubo pudor cuando
besó a su hijo entre placentas.
Cuando lo tuvo en los brazos,
y en los ojos del uno y del otro
la misma bruma,
sus manos, sin saberlo,
imitaron la balanza romana.
Las vísceras del hijo se velaron,
al ver la luz por el cuchillo de otros.
Don Orlando no hace conjeturas,
su madre le enseñó que era malo especular.
Y sin embargo
no olvida la bendición
antes de hacer los cortes.
Hay que lavarse bien las manos
sin importar el precio del jabón.
At the Edge
Evening of thirst,
it rains on the streets
behind what I write
rain always lingers.
Music opens a sphere
where ghosts
I’ve never seen
slip in and out
gravity halts
beneath their wet boots
and it rains
within.
Al margen
Tarde de sed,
llueve sobre las calles
detrás de lo que escribo
siempre hay lluvia.
La música abre una esfera
donde entran y
salen los fantasmas
que no he visto
cesa la gravedad
bajo sus botas mojadas
y llueve
adentro.
The Imaginary House
Like a tree
forging a path in the middle of the sea,
the house, its forgotten language of stairs,
of nets and radiant voids,
was born in the architect’s dream.
“A house,” they’d say,
“life’s print,
that has for a face
the care of one anonymous…”
“that embodies the mountain
no cuts no solutions”.
“Pure and secluded like a fire”.
And from the house came dwellers.
Its tall walls
losing their strangeness,
when guests wandered through hallways
turning blind corners into
refuge,
where manliness could mourn debts
from behind the gates
and where sex would reach
children’s talk.
The uproar of every newscast sounded.
Abandonment
in soccer defeats.
There were also dubbed movies
talking of Africa,
of a different dryness
one that started in thighs
and ended up in the lines of faces.
There were many memories
stolen away by the attic.
Grandpa’s lifeless cape,
Seashells with fugitive echoes.
Children playing army
with top hats
or embarking on a hunt for Mohán
in their imagined jungle.
Meanwhile, at night, the others
heard their conscience testing out the wood,
taking its first steps.
In the middle of melon aromas, always unalike,
seeing the light cut across stained-glass,
a sound from an antique clarinet
slipped through the window,
peopling the house with ghosts
and ships taking on water.
With the farewell from tuberose, growing in the doorway,
perhaps there was only time to look at one another
to clink our glasses face to face with the mountain.
There was time to raise them up
and toast again for the absent ones.
The work was complete.
For Guiseppe Volpini
La casa ilusoria
Como un árbol
que se abre camino en la mitad del mar,
la casa, su olvidado lenguaje de peldaños,
de redes y vacíos luminosos,
nació en el sueño del arquitecto.
“Una casa”, se dijo,
“huella de la vida,
que tenga por rostro
la prudencia del anónimo…”
“Que interprete la montaña
sin cortes sin remedos.”
“Pura y aislada como la hoguera.”
Y de la casa surgieron moradores.
Sus altos muros
fueron perdiendo la extrañeza,
cuando por el pasillo circularon las visitas
haciendo de los rincones escondites,
refugios,
donde la hombría pudo llorar las deudas
de rejas para dentro
y habría de llegar el sexo
a la lengua de los niños.
Sonaron los estruendos de cada noticiero.
El abandono
en las caídas del fútbol.
También hubo películas dobladas
que hablaban del África,
de una aridez distinta
a la que comenzó en los muslos
y terminó en el trazo de los rostros.
Fueron muchos los recuerdos
que se robó la mansarda.
La capa adusta del abuelo,
Caracoles de ecos prófugos.
Los niños jugando a la guerra
con sombreros de copa
o emprendiendo la caza del Mohán
en la selva imaginada.
Mientras tanto, en la noche, los otros
oían a su conciencia traquear en la madera,
dando sus primeros pasos.
En medio de los aromas del melón, siempre distintos,
viendo la luz colarse en los vitrales,
por la ventana entró el sonido
de un antiguo clarinete,
poblando la casa de fantasmas
y de barcos que se hunden.
Con el adiós de los nardos, creciendo en la portada,
quizás solo hubo tiempo de mirarse a los ojos
para estrellar las copas de cara a la montaña.
Hubo tiempo de alzarlas
y volver a brindar por los ausentes.
La obra estaba completa.
Para Guiseppe Volpini.
Sand and Omissions
It is the desert that inhabits itself:
its solitude is ours.
Carlos Obregón
Your memories have gathered
upon the white of an image,
holding you accountable.
What among this is yours and what’s for everyone else.
Where does the pain of others begin.
Feeling your way, like a sleepwalker,
you sought a link between your voice and things,
You wondered about the wound of an inheritance,
when at the end of the road
there was nothing to grasp.
So you got used to your scribe work,
in the glow of lost things.
You had to build to lose.
Sidestepping carnival goers
to be left so alone like at the start.
You’d have to raise a staircase toward the invisible
to learn to knock it down later.
The door opened
and now you look at what’s yours in the silence
of the unformed, kin to endless mystery.
Let the dead reconcile with the dead.
The traveler you never were be fulfilled among his own,
to never return.
The student and the woman wearing a hat
make the same oversights once more,
the victim cross the street
with his eternal executioner
neither recognizing the other.
Shadows or ghosts, some and others will pass by.
The celebration of the living keeps on in the margins.
Don’t you hear the music engulfing
mountains in its ascent,
in the balancing of breasts
where a world bends,
and exile is milder?
Listen to it silently, don’t look back.
This and no other was your story:
time gazed upon within cracks in the sand,
the slow ripening of limitless deserts.
La arena y los olvidos
Quien se habita es el desierto:
su soledad es nuestra.
Carlos Obregón.
Se han reunido tus recuerdos
sobre el blanco de una imagen,
pidiéndote cuentas.
Qué de esto es tuyo y qué de los otros.
Dónde comienza el dolor de los demás.
Tanteando en torno, como sonámbulo,
buscabas la conexión entre tu voz y las cosas.
Te preguntabas por la herida de una herencia,
cuando al final de los caminos
no había nada por comprender.
Así fuiste habituando tu labor de escribano,
en el fulgor de las cosas perdidas.
Tenías que construir para perder.
Darle la vuelta a la comparsa
para quedar tan solo como al principio.
Había que alzar una escalera a lo invisible
para aprender a derribarla después.
Se abrió la puerta
y ahora miras lo tuyo en el silencio
de lo informe, pariente de un misterio perpetuo.
Deja que los muertos se concilien con los muertos.
Que el viajero que no fuiste se realice entre los suyos,
y que nunca regrese.
Que el estudiante y la señora de sombrero
vuelvan a cometer las mismas equivocaciones,
que la víctima se cruce por la calle
con su eterno verdugo
y que no se reconozcan.
Sombras o fantasmas, unos y otros pasarán.
Sigue ocurriendo al margen la fiesta de los vivos.
¿No oyes la música que envuelve
las montañas en su acenso,
en la balanza de los senos
donde un mundo se inclina,
es leve el destierro?
Escúchala en silencio, no mires para atrás.
Esta y no otra era tu historia:
el tiempo contemplado en las fisuras de la arena,
el lento madurar de los desiertos sin límite.
Ode to Celan
“Sous le pont Mirabeau coule la Seine”
Apollinaire
We went to the Mirabeau Bridge
to keep our promise to you.
Hours passed
over the Seine, lives,
more and more miniscule
and faster too. All of us so naïve,
thinking a victim of suicide
picked just one edge of the Tower
nothing stops falling
we threw a coin
to the water.
For Carolina Londoño
Oda a Celan
“Sous le pont Mirabeau coule la Seine”
Apollinaire
Fuimos al puente Mirabeau
para pagarte una promesa.
Las horas pasaban
sobre el Sena, las vidas,
cada vez más diminutas
y más rápidas. Confiados,
pensando que un suicida
escogió el lado de la Torre
que nada termina de caer
arrojamos al agua
una moneda.
Para Carolina Londoño
Santiago Espinosa (Bogotá, 1985) Poet and literary critic. He studied Literature and Philosophy at Universidad de los Andes. Currently he teaches at Gimnasio Moderno in Bogotá Colombia. In addition, he coordinates a professional development committee at school, named ESCUELA DE MAESTROS. His writings have been printed in different publications. His poems have been translated to Italian, Arabic, Greek and English. He was the chairman for La hoja, a newspaper in Bogotá. He frequently writes for the Colombian Opera and the Modern Arts museum of Bogotá. In 2010 he published Echoes (Los ecos), his first collection of poems. The distance (Lo Lejano), his second book, was published in Ecuador by El Angel editor, in 2015. Last year Valparaiso editions for Granda, Spain, published his book Writing among the fog (Escribir en la niebla), a compilation of 14 essays about Colombian poets.
Santiago Espinosa (Bogotá, 1985) Crítico y poeta. Licenciado en Literatura y Filosofía de la Universidad de los Andes. Actualmente es profesor del Gimnasio Moderno de Bogotá donde coordina su Escuela de Maestros. Poemas y ensayos suyos han aparecido en diversas publicaciones de su país y del exterior, y ha sido traducido al italiano, al árabe, al griego y al inglés. Fue jefe de redacción del periódico La Hoja de Bogotá hasta su desaparición, en 2008. Escribe habitualmente para La Opera de Colombia y el Museo de Arte Moderno de Bogotá. En 2010 publicó Los ecos, su primer libro de poemas. Lo lejano, su segundo libro, fue publicado en Ecuador por El Ángel Editor en Junio de 2015. El Año pasado la editorial Valparaíso de Granada, España, publicó su libro Escribir en la niebla, compilación de ensayos sobre 14 poetas colombianos.
[1] Olivia Lott is an incoming Ph.D. student in the Hispanic Language & Literature department at Washington University in St. Louis, specializing in contemporary Spanish American poetry and literary translation. She is the recipient of a 2015-16 Fulbright grant to Colombia to translate contemporary poetry from the region.
Olivia Lott es estudiante del programa de doctorado en Lengua y Literatura Hispánicas de Washington University en St. Louis, con una especialización en la poesía hispanoamericana contemporánea y la traducción literaria. Recibió una beca Fulbright 2015-16 para traducir la poesía colombiana contemporánea.