Poesía mexicana: Moisés Robles

Presentamos la poesía de Moisés Robles (Tlaxcala, México. 1984) Licenciado en Filosofía. Becario Interfaz-ISSSTE 2014. Actualmente concluye estudios de Maestría en La Universidad Veracruzana.

 

 

 

 

 

 

Periplo

 

 

 

I

 

Navegar así.

 

Despegar los pies del piso

sin saber si navegando se llega

sin saber

el final de la odisea.

 

Navegar a paso lento.

 

Abriendo

las velas

lentamente

con un susurro ensimismado.

 

No pensar en nada.

 

Sin dirección

a algún puerto

también se llega.

 

II

 

Navegar es la forma más certera de errar

errar es del acierto

su correlativo esencial.

 

Por eso navegar,

ese instante de fuga y movimiento,

revela la manera más fortuita

el trance adecuado

de errar la vida para nunca

volver a errar.

 

III

 

De niño nunca supe

hacer barquitos de papel.

 

Mi barco es un acorazado

los golpes de la vida me enseñaron.

 

IV

 

Mientras el sol se oculta

el mar se hace camino.

 

V

 

Caminar es navegar.

 

Sortear el tráfico de ruinas

escombros

cosas

rostros

ruidos

transeúntes

estridencias en desgracia:

 

histeria musical

maullidos

ladridos

fantasmas.

 

Las calles

como mar embravecido.

 

VI

 

El mayor peligro de perderse es volverse a encontrar.

 

Llegar al mismo sitio donde atraca el aburrimiento,

al espejo acuoso de los propios ojos.

 

Al mar

al mar

al mismo mar

 

al mismo mar.

 

 

Mirar los estantes de libros vacíos

arañar en el polvo la carne blanca de la angustia

 

Dirigir miradas ansiosas en busca de algo

sin saber qué

pero en busca de algo

 

Algo como el aire limpio en una cajetilla de cigarros

 

Algo como el silencio en el frenético correr furibundo de un río

 

Algo

como el algo que falta

 

Abrir los ojos y atragantarse

llenarse las pupilas de nada

querer encontrarlo todo

saciarse con nada

 

Devorar montones de hojas escritas

 

Pestaña a pestaña beberse la tinta añeja de los libros

 

Atragantarse

Atragantarse

 

Embriagarse de versos proscritos

 

Beberlo todo hasta el punto final

sin suspenso sin comas

sin estorbos sin calma.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bienaventurados

Los terriblemente insatisfechos

los deseosos consagrados al misterio de la añoranza.

 

En ellos la contemplación es sustanciosa,

la mueca de la angustia es la postergación vuelta esperanza.

 

Bienaventurados porque anhelan,

y de ellos

no de otros

será la eternidad que no palidece,

 

presencia de belleza descrita por sus manos.

 

 

 

 

 

 

 

 

Un silencio me muestra la noche

que llena mis ojos.

 

Palabras,

luciérnagas muertas

sin eco.

 

 

 

 

 

 

 

 

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