Poesía, fama y poder: Barack Obama, así es como se ve un feminista.

En esta nueva entrega de nuestra sección, Poesía, fama y poder, presentamos: “Así es como se ve un feminista”, de nuestro más reciente colaborador, Barack Obama (1961). En este artículo nos recuerda: “Esto es de lo que se trata el feminismo del siglo veintiuno: la idea de que cuando todos somos iguales, todos somos más libres (…) Este otoño comenzará una elección histórica. Doscientos cuarenta años después de la fundación de nuestra nación, y casi un siglo después de que las mujeres finalmente ganaron el derecho al voto, por primera vez en la historia, una mujer es nominada para la presidencia. Sin importar tus preferencias políticas, este es un momento histórico para Estados Unidos”.  La traducción del inglés es de Andrea Rivas.

 

 

 

 

 

“Así es como se ve un feminista”

Por: Barack Obama

Hay muchos aspectos difíciles de ser presidente. Pero también hay algunas ventajas. Conocer personas extraordinarias a través del país. Ejercer una función donde puedes hacer una diferencia en la vida de nuestra nación. Air Force One.

Pero quizá el más grande e inesperado regalo de este trabajo ha sido vivir en la trastienda. Durante muchos años mi vida fue consumida por largos trayectos ―desde mi casa en Chicago hasta Springfield, Illinois, como senador de estado, y luego hasta Washington, D.C., como senador de los Estados Unidos. A menudo, esto significaba que tenía que trabajar incluso más duro para ser la clase de esposo y padre que quería ser.

Pero durante los últimos siete años y medio, el trayecto ha sido reducido a 45 segundos ―el tiempo que toma caminar desde mi sala hasta la Oficina Oval. Como resultado, he sido capaz de pasar mucho más tiempo mirando a mis hijas crecer y convertirse en inteligentes, graciosas, amables y maravillosas jóvenes.

Esto tampoco es siempre fácil ―mirarlas prepararse para dejar el nido. Pero una cosa que me hace sentir optimista respecto a ellas es que estamos en un tiempo extraordinario para ser una mujer. El progreso que hemos hecho durante los pasados 100 años, 50 años, y sí, incluso durante los últimos ocho años ha hecho la vida significativamente mejor para mis hijas de lo que fue para mis abuelas. Y digo esto no solo como presidente, sino también como feminista.

En lo que llevo de vida hemos pasado de un mercado laboral, que básicamente confinaba a las mujeres a un puñado de posiciones a menudo mal pagadas, a un momento en el que las mujeres no solo significan aproximadamente la mitad de la fuerza laboral sino que son líderes en todos los sectores, desde los deportes hasta el espacio, desde Hollywood hasta la Suprema Corte. He sido testigo de cómo las mujeres han ganado la libertad de tomar decisiones sobre cómo vivirán sus vidas ―sobre sus cuerpos, sus educaciones, sus carreras, sus finanzas. Se han ido los días en que se necesitaba un esposo para obtener una tarjeta de crédito. De hecho, más mujeres que nunca, casadas o solteras, son económicamente independientes.

Así que no debemos restar importancia sobre lo lejos que hemos llegado. Esto significaría una injusticia para todos aquellos que han pasado sus vidas luchando por la justicia. Al mismo tiempo, aún hay mucho trabajo que tenemos que hacer para mejorar las perspectivas de las mujeres y jóvenes aquí y alrededor del mundo. Yo seguiré trabajando en buenas políticas ―desde igualdad de pagos por el mismo trabajo hasta proteger los derechos reproductivos― hay algunos cambios que no tienen nada que ver con la aprobación de nuevas leyes.

De hecho, el cambio más importante es, seguramente, el más difícil de todos ―cambiarnos a nosotros mismos.

Esto es algo de lo que hablé extensamente en junio, durante la primera cumbre de United State of Women en la Casa Blanca. Tan lejos como hemos llegado, frecuentemente seguimos encasillados en estereotipos sobre cómo los hombres y mujeres deben comportarse. Una de mis heroínas es la Congresista Shirley Chisholm, quien fue la primera afroamericana en postularse en un partido para una nominación presidencial. Ella dijo una vez “Los estereotipos emocionales, sexuales y psicológicos de las mujeres comienzan cuando el doctor dice “es una niña’”. Nosotros sabemos cómo estos estereotipos afectan la forma en que las niñas se ven a sí mismas desde una edad muy temprana, haciéndolas sentir que si no se ven o actúan de cierto modo, son de algún modo menos valiosas. De hecho, los estereotipos de género nos afectan a todos, sin importar nuestro género, nuestra identidad de género o nuestra orientación sexual.

Ahora, las personas más importantes en mi vida han sido siempre mujeres. Crecí con una mamá soltera, quien pasaba mucho tiempo de su carrera empoderando mujeres en países en desarrollo. Vi cómo mi abuela, quien ayudó a criarme, hizo su camino trabajando en un banco sólo para toparse con barreras instituidas. He visto cómo Michelle ha equilibrado las demandas de una carrera ajetreada y la crianza de una familia. Como muchas madres trabajadoras, ella se preocupaba por las expectativas y juicios de cómo debería manejar las concesiones, sabiendo que muy pocas personas cuestionarían mis decisiones. Y la realidad es que cuando nuestras hijas eran pequeñas, yo constantemente estaba lejos de casa sirviendo en la legislatura del estado mientras hacía malabares para cumplir con mis responsabilidades de enseñar como profesor de leyes. Puedo mirar atrás y ver que, mientras yo ayudaba, era usualmente bajo mis términos y mis horarios. La carga cayó desproporcional e injustamente en Michelle.

Así que me gusta pensar que he estado muy al tanto de los retos únicos que las mujeres enfrentan ―esto es lo que ha moldeado mi propio feminismo. Pero también tengo que admitir que cuando eres padre de dos hijas, te vuelves incluso más consciente de cómo los estereotipos de género impregnan nuestra sociedad. Puedes ver las sutiles y no-tan-sutiles señas que son transmitidas a través de la cultura. Sientes la enorme presión bajo la que están las jóvenes de verse y comportarse, e incluso pensar de cierta manera.

Y estos mismos estereotipos afectaron mi propia conciencia cuando joven. Ya que crecí sin padre, pasé un largo tiempo intentando descubrir quién era yo, cómo me percibía el mundo, y qué clase de hombre quería ser. Es fácil absorber todo tipo de mensajes de la sociedad sobre masculinidad y comenzar a creer que hay una forma correcta y una forma incorrecta de ser hombre. Pero mientras me volvía mayor, me di cuenta de que mis ideas sobre ser un chico cool o un chico rudo no representaban lo que yo era. Eran una manifestación de mi juventud y de mis inseguridades. La vida se volvió mucho más fácil cuando empecé a ser simplemente yo mismo.

Así que necesitamos romper con estas limitaciones. Necesitamos seguir cambiando la actitud que cría a nuestras hijas para ser recatadas y a nuestros hijos para ser asertivos, que critica a nuestras hijas por hablar y a nuestros hijos por derramar una lágrima. Necesitamos seguir cambiando la actitud que castiga a las mujeres por su sexualidad y premia a los hombres por la suya.

Necesitamos seguir cambiando la actitud que permite el acoso rutinario a las mujeres, ya sea que vayan caminando por las calles o que se atrevan a navegar en la web. Necesitamos seguir cambiando la actitud que enseña a los hombres a sentirse amenazados por la presencia y el éxito de una mujer.

Necesitamos seguir cambiando la actitud que felicita a los hombres por cambiar un pañal, estigmatiza a los padres de tiempo completo y penaliza a las madres trabajadoras. Necesitamos seguir cambiando la actitud que valora ser confiado, competitivo y ambicioso en tu lugar de trabajo ―a menos que seas una mujer. Entonces estás siendo demasiado mandona, y de pronto las mismas cualidades que pensaste que eran necesarias para el éxito terminan cayendo sobre tu espalda.

Necesitamos seguir cambiando una cultura que destella una luz particularmente sin perdones sobre las mujeres y jóvenes de color. Michelle ha hablado constantemente sobre esto. Incluso luego de conseguir un triunfo con todos sus derechos, sigue teniendo dudas; tiene que preocuparse por si miraba hacia el lugar correcto o si actuaba de manera correcta ―si es que estaba siendo demasiado asertiva o demasiado “enojona”.

Como padre, ayudar a tus hijos a levantarse por sobre estas restricciones es un constante proceso de aprendizaje. Michelle y yo hemos criado a nuestras hijas para hablar cuando ven un doble estándar o cuando se sienten juzgadas injustamente por su género o raza ―o cuando notan que esto le pasa a alguien más. Es importante que ellas vean modelos de roles, afuera en el mundo, que escalen a los más altos niveles de cualquier campo que ellas elijan. Y sí, es importante que su papá sea un feminista, porque ahora eso es lo que ellas esperarán del todos los hombres.

Es absolutamente responsabilidad de los hombres combatir también al sexismo. Y como esposos y padres y novios, necesitamos trabajar más duro y ser deliberados al crear relaciones verdaderamente igualitarias.

Las buenas noticias es que a cualquier lugar al que vaya a través del país y del mundo, veo gente echando hacia atrás las presuposiciones sobre roles de género. Desde hombres jóvenes que se han unido a nuestra campaña It’s On Us para terminar con los ataques sexuales en los campus, hasta las mujeres jóvenes que se han convertido en las primeras Rangers femeninas del ejército en la historia de nuestra nación, su generación se rehúsa a ser confinada a las viejas formas de pensar. Y ustedes nos están ayudando, a todos nosotros, a entender que forzar a las personas a adherirse a anticuadas, rígidas nociones de identidad no es bueno para nadie ―hombres, mujeres, homosexuales, heterosexuales, transgénero, o cualquier otro. Estos estereotipos limitan nuestra habilidad de ser simplemente nosotros mismos.

Este otoño comenzará una elección histórica. Doscientos cuarenta años después de la fundación de nuestra nación, y casi un siglo después de que las mujeres finalmente ganaron el derecho al voto, por primera vez en la historia, una mujer es nominada para la presidencia. Sin importar tus preferencias políticas, este es un momento histórico para Estados Unidos. Y es solo un ejemplo más de cuán lejos han llegado las mujeres en la larga jornada hacia la igualdad.

Quiero que todas nuestras hijas e hijos vean que ésta es también su herencia. Quiero que sepan que nunca ha sido solo sobre los Benjamins; es sobre las Tubmans también[1]. Y quiero ayudarlos a hacer su parte para asegurar que América es el lugar donde todas y cada una de las niñas puede hacer de su vida lo que quiera.

Esto es de lo que se trata el feminismo del siglo veintiuno: la idea de que cuando todos somos iguales, todos somos más libres.

 

 

 

 

 

Tomado del inglés de la revista Glamour: http://www.glamour.com/story/glamour-exclusive-president-barack-obama-says-this-is-what-a-feminist-looks-like

Traducido por: Andrea Rivas

 

 

 

 

Nota de la traductora

[1] Harriet Tubman y Benjamin Mays, líderes en las luchas históricas de los afroamericanos en Estados Unidos. Harriet Tubman (1822-1913) durante el periodo abolicionista y Benjamin (1894.1984) en el Movimiento Afroamericano por los Derechos Civiles en Estados Unidos.

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