Presentemos en Círculo de Poesía una muestra de Wilberth Alejandro Rejón Huchin (Mérida, 1997). Estudiante de la Licenciatura en Literatura Latinoamericana en la UADY. Ganador del primer lugar en el X y XI Concurso Estatal de Poesía de los Colegios de Bachilleres de Yucatán (auspiciados por el Sedeculta), participó en el XXIII Encuentro Académico de Jóvenes Escritores realizado en la ciudad de Huatulco en el 2014 y fue ponente en el Primer Encuentro Literario del Sureste realizado en la ciudad de Mérida en el 2015. Ha publicado artículos y poesía en las revistas: letralia, Triplo v (de Portugal), Almiar, Morbìfica, Revarena, Bitácora de vuelos, Revista sin fin, El grito literario, a buen puerto, Mal de ojo, Letrina, Monolito, entre otras. Dirige la revista de difusión literaria “Marcapiel”. Terminó el taller “Grandes poemas del siglo XX” impartido por el escritor José Díaz Cervera. Fue incluido en la antología de poesía hispana Nómada (2016) y en la antología virtual poetas del siglo XXI.
Niebla de sol
Donde la boca del alba siembra tus labios
el agua corre hasta el caudal del sueño,
se desata toda tu piel hasta
callar la noche como un alma que gime
sobre los focos de aceite
que tiñen los espejos,
disipan todas las aguas en tu color
despertando en lienzos donde
los bondadosos racimos se abran
como la arena entre los ojos,
figuras de ángel se incrustan en los tallos
hasta que tu vientre anidando los poros
dispersos en los pastos de aire donde va nuestra vida
refracta una gota de ceniza
como todas las lecturas
del barro que transporta nuestra carne.
Poema
Un tallo se derrama
verbalizando
los oídos que brotan
desde el ventanal
donde dialoga la luz.
Sin título II
El ángel busca su corazón en los pistilos de la niebla.
Sin título III
El ángel cortado de luz
no logra conciliar el sueño
de la niebla.
Caudal óptico
Una parvada de signos deglute con sus cristales
el estupor que se ilumina.
el oído del diluvio deja abierta la jaula de sonidos
que flotan en el borde de la imagen.
se desdobla un espejo en el fondo de la vista:
hilos de piel costuran los símbolos.
Sin título IV
Se detiene la llovizna sobre el párpado del agua.
Panteísmo inorgánico
Los diamantes del ultramar nacen de mi dama
menstruando un tiempo que no contiene latidos,
blando como la forma atiborrada de vahos desacelerando
el fruto perpetuo de la carne en el ayuno iridiscente,
mis bronquios son un circuito de espigas
donde bebe la mujer del instante toda sombra que se yergue.
Así,
los cinéticos universos sólo vieron
barros de lamentos
en la calefacción bondadosa
donde los labios de pieles
juntaron sus ramas atisbando
un bucólico ídolo
en el agua del reposo.
Lago volátil
Las mujeres saben que el sueño
descalzo sobre el umbral
no es una piel de algo
sino la espora deglutiendo
todo el paisaje inamovible:
la nieve que es líquido vientre
de flor eyaculada desde la superficie.
se vierten desde las bisagras
como un diluvio que consagra toda la
amputación del cardumen,
y piensan el latir desde una sombra que arrecia las nubes,
acarrean todo hasta ese arroyo
donde sangran las espigas,
dejando el todo al aire:
ciénega retratada.
Sin título VI
Un diamante estalla en los ciruelos,
anida las ramas de la psicosis oculta en el sueño del páramo
que piensa la textura del borde en el reflejo.
la luz se desliza en la memoria del acuario,
es una carne blanca como la lluvia que juega
con la sal de los jilgueros,
como la noche entrando en el espíritu de las aguas
en medio del sueño
el punto inaudible de su sangre forma los espejos
a orillas del trueno que lo apacigua todo,
que une el fulgor de las formas que se buscan
en la exhalación de los adentros.
Sin título V
Bajo la brizna de la infancia
Un jazmín llueve en su espalda
Y se connotan las imágenes como fulgor
De otro lago que mece las sombras
En el agua del tiempo.