Guía para defender la democracia durante la presidencia de Donald Trump (y para México también puede servir.)

Guía para defender la democracia durante la presidencia de Donald Trump (y para México también puede servir.)

 

 

 

Los americanos no saben más que los europeos los cuales vieron a la democracia ceder frente al fascismo, al nazismo o al comunismo. Nuestra única ventaja es que podríamos aprender de su experiencia sin tener que pasar por ella. Ahora es un buen momento para hacerlo. Aquí hay veinte lecciones del siglo XX, adaptadas a las circunstancias de hoy.

 

  1. No obedecer por adelantado.

Gran parte del poder que ostenta el autoritarismo lo obtiene gratuitamente porque nadie le ofrece resistencia suficiente. En tiempos como estos, muchas personas piensan en lo que un gobierno más represivo querría, y luego empiezan a hacerlo sin que se les solicite actuar. Si ya has hecho esto antes, detente. La obediencia anticipada enseña a las autoridades lo que es posible cometer y acelera la falta de libertad.

(En México, no podemos seguir soportando sin protestar a cada una de las ocurrencias de los políticos insensibles,  para antes de que acabe la década nuestro país será una ruina: sin recursos naturales, sin posibilidades de crecimiento económico, sometidos al dictado del mercado voraz.)

 

  1. Defender las instituciones.

Defiende una institución. Sigue en los tribunales o en los medios de comunicación, o en un periódico confiable las noticias. No hables de “nuestras instituciones” a menos que las hagas tuyas actuando en su nombre. Las instituciones no se protegen por sí solas. Se caen como fichas de dominó una tras otra, a menos que cada uno las defienda desde el principio.

(En México, congresos, tribunales, magistraturas, organismos autónomos como el INE, trabajan para alimentar una élite de políticos que viven enriquecidos mientras el pueblo empobrece.)

 

  1. Tenga presente los valores universales de la ética.

Cuando los líderes del Estado ponen un ejemplo negativo, los compromisos de la ética con la práctica justa se vuelven mucho más importantes. Es muy difícil quebrantar el Estado de Derecho sin abogados, y es imposible tener juicios ilegítimos sin jueces.

(En México, los partidos se reparten los despojos de nuestra antigua riqueza al antojo de una camarilla invisible. Donald Trump acaba de nombrar a su encargado de negocios en México, Luis Videgaray, el título oficial de su nombramiento es: Secretario de Relaciones Exteriores de México.)

 

  1. Al escuchar a los políticos, distinga claramente ciertas palabras.

Observe el uso expandido de términos como “terrorista” y “extremista”. Esté atento a las nociones pervertidas de estado de “excepción” y estado de “emergencia”. No acepte el uso traicionero del vocabulario patriótico.

(En México, Enrique Peña Nieto afirmó ayer que de no instrumentar el “gasolinazo” las consecuencias habrían sido mucho peores para los que menos tienen, ya antes Ernesto Zedillo dijo lo mismo en 1995 para instrumentar el FOBAPROA, el cual seguimos pagando.)

 

  1. Mantenga la calma cuando llegue lo impensable.

Cuando llegue un ataque terrorista o un saqueo, o un acto vandálico, recuerde que todos los políticos autoritarios en todo momento esperan o planean estos eventos para consolidar su poder. Piense en el fuego del Reichstag. El repentino desastre que requiere el fin del equilibrio de poder, el fin de los partidos de oposición, etc., este es el truco más antiguo del libro hitleriano. No caigas en él.

(En México tuvimos el “chupacabras”, el “error de diciembre”, el “peligro para México”, la “influenza porcina” y ahora el “gasolinazo”, ya nos las sabemos, pues.)

 

  1. Sea prudente con su lenguaje.

Evite pronunciar las frases de todos los demás. Piense en su propia manera de hablar, aunque sólo sea para transmitir esa cosa que usted piensa que todo el mundo está diciendo. (No use el Internet antes de acostarse, cargue sus dispositivos lejos de su dormitorio, y lea un buen libro.) ¿Qué leer? El poder de los sin poder por Václav Havel, 1984 por George Orwell, La mente cautiva por Czesław Milosz, El hombre rebelde por Albert Camus, Los orígenes del totalitarismo por Hannah Arendt, o Nada es verdad y todo es posible por Peter Pomerantsev.

(En México puede leer, además, El apando de José Revueltas, El presidente de Jorge Hernández López, Cartucho de Nellie Campobello y La sombra del caudillo de Martín Luis Guzman.)

 

  1. Póngase de pie y haga saber sus ideas.

Alguien tiene que hacerlo. Es difícil, en palabras y hechos, seguir adelante. Se puede sentir extraño hacer o decir algo diferente. Pero sin ese malestar, no hay libertad. Y en el momento en que ponga su ejemplo, el hechizo del status quo se rompe, y otros seguirán su propio camino.

(En México los familiares de los jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa han dado un ejemplo de gran pureza soportando el desprecio y la desatención de las autoridades durante más de dos años de impunidad. Gente sencilla puesta de pie y exigiendo justicia.)

 

  1. Cree en la verdad.

Abandonar los hechos es abandonar la libertad. Si nada es verdad, entonces nadie puede criticar al poder, porque no hay ninguna base sobre la cual hacerlo. Si nada es verdad, entonces todo es espectáculo. La cartera más grande paga por las luces más cegadoras.

(En México, Enrique Peña Nieto pagó su canal de las estrellas, su gaviota y nos metió en esta telenovela que cada día nos sale más costosa.)

 

  1. Investigue.

Evalúe las cosas por sí mismo. Pase más tiempo con artículos largos que expliquen con profundidad los procesos de su interés. Subsidie el periodismo de investigación suscribiéndose a los medios impresos. Hay que darnos cuenta si algo de lo que está en la pantalla está ahí para hacernos daño. Aprenda sobre los sitios que investigan el uso de propaganda extranjera o comercial que buscan pervertir el valor de la cosas.

(En México lea a Carmen Aristegui, Julio Hernández de La Jornada o Jenaro Villamil de la revista Proceso.)

 

  1. Practica la política corpórea.

El poder pervertido requiere que su cuerpo se ablande en su sillón y que sus emociones se disipen en la pantalla. Salga afuera. Ponga su cuerpo en lugares desconocidos con personas desconocidas. Haga nuevos amigos y marche con ellos.

(En México así pasó con el “desafuero”, después de esa muestra del millón de personas marchando hacia el zócalo, el Estado dividió a la sociedad y las “instituciones” le otorgaron a Felipe Calderón con la ridícula cifra del 0.56 la conducción del país, lo demás ha sido este envilecimiento de la vida republicana: los asesinatos por miles, las finanzas públicas por los suelos, las pandillas políticas arrebatándose el botín de lo que nos quedaba.)

 

  1. Haga contacto visual y converse en corto.

Esto no es sólo de buena educación. Es una manera de mantenerse en contacto con el entorno, romper las barreras sociales innecesarias, y llegar a entender muy bien a quién se le debe o no se le debe confiar nuestras ideas en el círculo más inmediato. Si llegáramos a entrar en una cultura de denuncia nos gustará saber de que está hecho el paisaje psicológico de nuestra vida cotidiana.

(En México durante el proceso fraudulento de 2006, se llegó a tal crispación social que la población quedó dividida entre los que vieron un fraude electoral clarísimo y aquellos otros que desoyeron el reclamo del conteo del “voto por voto casilla por casilla.”)

 

  1. Asumir su responsabilidad frente al mundo.

Observe con cuidado las esvásticas y las otras señales de odio. No desvíe la vista y no se acostumbre a ellas. Elimínelas de su entorno usted mismo y establezca un ejemplo para que otros lo hagan de inmediato.

(En México vemos como cada día la función de las televisoras y los medios masivos de comunicación es el de fomentar imágenes de odio y segregación,  ayer circularon con Radio Fórmula imágenes de violencia en Ecatepec que en realidad eran de países que ni siquiera usan nuestro alfabeto.)

 

  1. No acepte un Estado de partido único.

Los partidos que se hicieron cargo de los Estados fueron alguna vez otra cosa. Ellos explotaron un momento histórico de modo perverso para hacer la vida política imposible a sus rivales. Vote en las elecciones locales y estatales mientras pueda.

(En México tenga presente cómo PRI, PAN y PRD han construido una mafia de partido único con facciones discordantes, donde no se alcanza a distinguir los rasgos que les caracterizaban en sus inicios, no hay justicia social, no hay democracia efectiva, sólo intereses económicos en pugna.)

  1. Comparta sus aportaciones regularmente con buenas causas, si puede.

Elija una organización benéfica sin fines de lucro y suscríbase a su sistema de aportaciones. Entonces sabrá que ha hecho una elección libre y que está apoyando a la sociedad civil ayudando a otros a hacer algo bueno para el beneficio de quien lo necesita.

(En México hasta la caridad se ha pervertido. Aporte a la Cruz Roja. No acepte el sistema teletón de la televisión comercial ni las donaciones de centavos en el supermercado, todo ese sistema es un fraude para evitar pagar impuestos pero con su dinero.)

  1. Establezca parámetros de respeto a una vida privada.

Los gobernantes más pervertidos usarán lo que saben sobre usted para someterle y oprimirle. Purgue su computadora de virus. Recuerde que el correo electrónico es como escribir en el aire, alguien más puede estar leyendo sus comunicaciones. Considere el uso de formas alternativas de Internet, o simplemente hay que darse la oportunidad de usarlo menos. Tenga intercambios personales en presencia de las personas que más le importan. Por esta misma razón, resuelva cualquier problema legal que tenga pendiente lo más pronto posible. El autoritarismo funciona como un estado de chantaje, buscando el anzuelo para pescarte. Procure no tener demasiados asuntos pendientes.

(En México, la Secretaría de Hacienda es una agencia para perseguir a los que no pueden pagar sus impuestos, pero también para premiar a los grandes contribuyentes con exenciones millonarias y aún con créditos fiscales.)

 

  1. Aprenda de otros en otros países.

Mantenga sus amistades en el extranjero, o haga nuevos amigos en el extranjero. Las dificultades actuales aquí son un elemento de una tendencia general. Y ningún país va a encontrar una solución por sí mismo. Asegúrese de que usted y su familia tengan pasaportes.

(En México se tenía la opción de salir por el norte a buscar una nueva opción de arraigo y sobrevivir así a las crisis recurrentes, eso también ya se terminó con la llegada de Donald Trump.)

  1. Cuidado con los paramilitares.

Cuando los hombres con armas que siempre han afirmado estar en contra del sistema comienzan a usar uniformes y marchan con antorchas y fotos de un líder, el final está cerca. Cuando los paramilitares que tienen un líder visible y la policía y el ejército se entremezclan, el juego ha terminado.

(En México, los narcos funcionarían como paramilitares “de hecho”, tienen armas y sus líderes son narcotraficantes que responden a imperativos delincuenciales y al dinero. En nuestro país, delincuentes y autoridades en muchos casos son los mismos, el ejemplo más claro es el crimen de los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa.)

 

  1. Sea reflexivo si tiene que estar armado.

Si lleva un arma en el servicio público, Dios lo bendiga y lo guarde. Pero sepa que los males del pasado involucraron a policías y soldados que se encontraban, un día, haciendo cosas irregulares. Esté listo para decir que no. (Si no sabe lo que esto significa, póngase en contacto con el Museo del Memorial del Holocausto de los Estados Unidos y pregunte acerca del entrenamiento en ética profesional.)

(En el caso de México, las últimas horas han revelado que los disturbios y saqueos de comercios fueron alentados por la policía que custodió a los delincuentes y que participó, ella misma, en los saqueos con la anuencia de sus jefes y mandos. El Estado es criticado y envían a sus perros a generar el miedo por la violencia y el saqueo.)

  1. Sea tan valiente como pueda.

Si ninguno de nosotros está dispuesto a morir por la libertad, entonces todos moriremos sin libertad.

(En México, los lazos de convivencia social se han ido deteriorando según los fraudes electorales han viciado la vía democrática; desde 2006, nadie en este país confía en sus gobiernos ni en el Estado de Derecho. Quién podría confiar en presidentes como el alcohólico y asesino Felipe Calderón que quiere regresar al poder en la persona de su esposa o el abogado plagiario, Enrique Peña Nieto, que piensa que la corrupción es algo natural y propio del ser mexicano.)

 

  1. Sea un patriota.

El presidente entrante no lo es. Ponga un buen ejemplo de lo que América significa para las generaciones venideras. Lo necesitarán.

(En México, Enrique Peña Nieto y sus colaboradores no son patriotas, creen que ser corrupto es una cuestión cultural y no un imperativo ético de todo gobernante democrático.)

 

 

Timothy Snyder, Housum Professor of History, Yale University,

15 November 2016. En un post de Facebook.

Traducción y notas de Mario Bojórquez

 

 

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