Poesía argentina actual: Natalia Litvinova

Presentamos una selección de poemas de Natalia Litvinova (Gómel – 1986). Escritora argentina de origen bielorruso, dedicada al campo de la poesía y de la traducción. Siguiente vitalidad (Audisea, 2015) es su poemario más reciente, publicado en Argentina y reeditado en Chile, México y España.

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Cualquier momento dado -por muy trivial que sea, por muy ordinario- posee una cierta contención, está repleto de vida boquiabierta.

Anne Michaels

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VERSIÓN DE UNA TARDE

 

De niña corría tras las ardillas,

quería atrapar alguna,

forzarle la boca

para conocer su aliento

a nuez roída en la penumbra.

Ayer forcé tus labios,

fue la mejor versión de una tarde:

me deslicé por tu casa,

lenta como polvo viejo

y libre como polvo nuevo.

Te apunté con los dedos

a la cabeza y dije

que si no te entregabas

te revelaría mis secretos.

La luz atravesó la ventana

como una espada

y bailé con los senos

pegados a tu camisa.

Tantos años de orinar

a la intemperie,

si me vieras, amor,

sobre las ortigas.

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LA PIEL NO SE RENUEVA

 

Enamorada y sola

voy a arrancar mi corazón

de la lluvia

y lo voy a nutrir

 

*

 

La piel no se renueva, recuerda.

Es corteza de un árbol tatuado con una navaja

o el caparazón de un grillo que se raspó contra la amapola.

Soy un sol blanco que rueda por el desierto,

y los hombres me miran cubriéndose la cara.

 

*

 

Lloramos para interrumpir

el desierto de los ojos
así como indagamos la vida
para descansar de la muerte.
Los recuerdos que oculto

terminarán aullando.

 

 

*

 

¿Madre, te acuerdas de los niños

que lanzaban piedras a nuestra casa?

¿Por qué no les dijiste que sus sueños

caerían con más violencia?

 

 

*

 

Soy el bolsillo expuesto de mi cuerpo.

Los días como una tijera.

Despierto y digo en voz alta la oración

de mi abuela analfabeta

y corto el miedo con mi lengua.

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DOMA

 

¿Qué hacen los hombres de mi pasado,

qué ciudades destruyen? Cuando un caballo sin jinete

atraviesa el campo, veo en su mirada que lo han domado.

¿Qué hacen lejos de mí? ¿Y por qué los busco

en los ojos de los animales?

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LA ÚLTIMA CINTURA

 

Después de años de planos trazados a la perfección,

mi madre terminó remendando ropa ajena.

Un día llegó Juan con su leucemia.

Trajo pantalones para achicar. Estaba perdiendo peso.

Cada vez que venía, yo me tapaba la boca.

Quería arrojarme sobre su cuerpo.

Cinco pantalones reducidos para las cinco versiones

de su cintura. Juan, eras blanco cal,

la luz desperdiciada en la dimensión de tus ojos,

tus labios como si toda tu sangre se congregara allí.

La última vez que te vi trajiste el sexto pantalón

y lo destrocé sollozando hasta quedarme dormida.

A la mañana siguiente encontré a mi madre

con los ojos cristalizados, detrás de la máquina de coser,

iluminada por los débiles rayos del sol.

Al lado de toda esa ropa arrugada, indecente, sin dueño.

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CHERNÓBIL

 

Hay días blancos y días negros,

antes de mi nacimiento un día negro explotó,

y mi abuelo no vio más colores. Los sobrevivientes

pudieron escribir su nombre en la ceniza y volver

a la oscuridad del hogar.

 

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PRÍPIAT

 

Te empujaría lejos, hacia un paisaje limpio,

hasta el recuerdo del gusano que mi abuela

partió en dos con una pala

y las mitades siguieron vivas,

hacia el lugar secreto donde unas hormigas

escondían sus huevos y otras se los comían,

o al establo de las gallinas y de los cerdos,

cuando quise alimentar a uno,

intentó arrancarme la mano.

O mejor al bosque, donde hay flores, hongos,

radiación y casi no hay recuerdos.

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UN DÍA SE INICIÓ EL OLVIDO

 

Las partículas de tu rostro

comenzaron a desintegrarse.

Ahora todos los hombres

te retienen en sus rasgos.

Tus gorros roídos por las polillas

y los guantes deformes

por la ausencia de manos.

Un día todos los hombres

que caminaban bajo la lluvia

estuvieron hechos

a la medida de tu cuerpo.

Ya no recuerdo cuán ancha la espalda

o cuán suave la tela del abrigo,

un día el olvido comenzó,

estaba sola en el andén

y las puertas del vagón

se cerraban y se abrían

como si ingresara

una multitud de fantasmas.

La luz de la luna oscilaba

como un farol y las estrellas

parecían colmillos

de un animal al acecho.

Cesaron mi infancia y tu vejez

pero tu voz no,

campana indestructible,

trina en mi sien,

enferma de misterio.

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Datos vitales

Natalia Litvinova (Gómel – 1986) Escritora argentina de origen bielorruso, dedicada al campo de la poesía y de la traducción. Publicó: Esteparia (Ediciones del Dock, 2010), reeditado en España y en Uruguay, Balbuceo de la noche (Melón editora, 2012), Grieta (Gog y Magog ediciones, 2012) reeditado en España y en Costa Rica, Todo ajeno (Vaso roto, 2013) y Cuerpos textualizados (Letra viva, 2014). Compiló y tradujo varias antologías de poetas rusos. Siguiente vitalidad (Audisea, 2015) es su reciente poemario, publicado en Argentina y reeditado en Chile, México y España.

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