Poesía joven de México: Abel Rubén Romero

En esta ocasión presentamos algunos poemas de Abel Rubén Romero (Tecámac, 1984). Es poeta, ensayista y traductor. Este año publicará su segundo poemario Falsario del recuerdo, al cual pertenecen estos poemas.

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No ansiamos amor,

ansiamos la muerte;

la muerte de dientes

y lenguas que caen

cual vidrio molido,

de labios rasgados,

de ojos henchidos,

de ropa que cae

trozando la piedra,

de gritos bramados

desde las paredes,

desde el tragaluz,

desde los espejos;

la muerte de hundirnos

en sitios angostos,

en voces procaces

que mecen su nombre,

que mugen su nombre,

que mojan su nombre;

la muerte que al fin,

chispeantes los ojos,

vibrantes las manos,

vencidos los huesos,

nos llena de vida.

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Voz remota

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No el cuerpo ni los ojos,

la llama de lindes fatuos,

una cálida curva

hasta mi cráneo,

hasta mi sangre.

 

La llamada remota,

el tiempo incorruptible,

el pozo que acecha.

 

No los ojos,

el mirar de los dedos,

un respiro cuando la ansiedad se agolpa

y exhala en busca de sosiego.

 

No el cuerpo,

la carne.

No los ojos,

la mirada,

la ancestral llama(ra)da

siempre sola y sólo nuestra.

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Comunión

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Creen los deseosos,

las bestias de esperanza,

que algún día un hombre hallará

un trago de mil cuerpos sin fronteras

y un sopor de mar entre los muslos;

piensan que algún día un hombre de saliva

calzará luminiscentes lenguas

y abrirá al fin los ojos

y será carne pura su materia,

hombre largo, ancho, deslumbrante,

todo ojos de caricia

refugiado en un fuego sin extremos.

Entonces ese hombre

no tendrá dónde moverse

y será su carne extensa,

y su deseo, satisfecho

y perderá los ojos

y no será nunca más un hombre.

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Obstinación

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Donde otros ven cascajo

o escombros del incendio,

se yergue la melancolía.

El polvo es cordillera

de ayeres derruida;

la nostalgia, temblor

que apila el mundo en nuestros pasos.

Y por más que se quiera

prevenir quemazón y derrumbe,

escatimar el fuego, apuntalar la roca,

renovada imprudencia nos empuja:

quema nuevo el mundo en cada pecho,

quema un nuevo mundo antes sufrido.

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Bálsamo

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Para G, por la sed compartida.

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B(v)e(r)saré tu boca, tu cuello.

tus líneas aclamadas por los lobos y la tierra,

cada gota de sudor

que llama como incendio

para consumirse en tu alabanza.

 

B(v)e(r)saré

más allá de tus márgenes

para que cuando te desdibuje el tiempo

y resten sólo hilachos de memoria,

la palabra de mi boca testaruda

te preserve en esta luz que sobrevive.

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Datos vitales

Abel Rubén Romero nació en Tecámac, estado de México en 1984. Estudió las licenciaturas en Derecho (Universidad del Valle de México), Letras Hispánicas y la Especialización en Literatura Mexicana (Universidad Autónoma Metropolitana). Ha participado con poemas, ensayos y traducciones en las revistas Clarimonda, La Piedra, Los bastardos de la uva, Viaje inmóvil, La Soldadera, Círculo de poesía, WAM y en las antologías Entre el crepúsculo y el alba y En el borde I. En 2014 publicó el poemario Luminiesencias con Gorrión Editorial. Actualmente coordina un taller filosófico, uno de creación literaria y colabora en la revista Viaje Inmóvil. Este año publicará su segundo poemario Falsario del recuerdo, al cual pertenecen estos poemas.

 

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