Dentro de la columna Camisa de once varas, Édgar Amador continúa con la sección de Poemas para beber en el Starbucks. Ahora ensayando sobre un ingenioso y deslumbrante poema de José Emilio Pacheco.
Poemas para beber en el Starbucks: Occupy Pacheco y el ready-made
El bucolismo y la obra de Marcel Duchamp son dos extremos de una línea que no podemos decir que se tocan, porque nacen y se extinguen en un mismo punto: lo instantáneo de la belleza. La poesía bucólica celebra la naturaleza, canta a la belleza bruta y virginal del mundo tal y como nos fue dado. Marcel Duchamp, al exponer en una galería un mingitorio y una rueda de bicicleta empalada, decía que la sociedad industrial producía objetos de arte. El ready-made es la aceptación de la inutilidad del artista.
El artista es sólo un medio para que la naturaleza (el bucolismo), y la sociedad industrial (el ready-made de Duchamp), se expresen.¿Pero qué pasa cuando se trata no de objetos, sino de palabras? ¿Será posible que la sociedad industrial produzca palabras que sean ya poesía?
La naturaleza no produce palabras. Las palabras son el inicio de la civilización. La palabra es anti-natura. Así que dado que la palabra no existe en el paisaje, ¿Será posible que, así como el mingitorio convertido en fuente de Marcel Duchamp, las palabras producidas por la sociedad industrial avanzada -Marcuse dixit-, puedan convertirse en arte?
Entre a la escena José Emilio Pacheco.
Ya todos saben para quién trabajan
Traduzco un artículo de Esquire
sobre una hoja de la Kimberly-Clark Corp.,
en una antigua máquina Remington.
Lo que me paguen irá directamente a las arcas
de Gerber, Kellogg’s, Procter and Gamble, Nabisco, Heinz,
General Foods, Colgate-Palmolive, Gillette
y California Packing Corporation.
Cuando Pacheco escribe este poema había una discusión que en retrospectiva, era bastante inútil: ¿la poesía debe ser comprometida?, ¿debe servir a una causa?, ¿a la lucha de clases? La respuesta llegó sola con los años. La poesía debe estar comprometida con ella misma: hay poemas políticos preciosos y poemas no comprometidos que no valen la hoja en que fueron escritos.
Pacheco construye aquí un poema sencillo y maravilloso. Da un guiño a la poesía comprometida abordando un tema complejo, la ubicuidad de las multinacionales y el trabajo alienado (el título es inequívoco), pero lo hace con un tono que fue lo que siempre me atrajo de su poesía: un humor resignado.
En la sociedad industrial avanzada todos somos una pieza más, somos objetos de la sociedad de consumo, y el fruto de nuestro trabajo no nos pertenece. Pero decirlo de esta forma: acomodando las marcas de las trasnacionales para hacer un falso alejandrino (“de Gerber, Kellogg’s, Procter and Gamble, Nabisco, Heinz,”); un inusual tridecasílabo (“General Foods, Colgate-Palmolive, Gillette”), es una muestra del genio, la picardía, el pesimismo sublimado de uno de los mayores poetas del castellano.
Este breve poema es humor, dechado de virtudes técnicas, provocación política, ensayo de filosofía social, y California Packing Corporation.
(Así termina el poema, con un endecasílabo perfecto y ready-made, como la hebra suelta de una camisa tejida)
Ahora lo sé. Pacheco, en esta Oujia rara que son los sueños, me indujo el título de esta sección. ¿Será posible que este poema se pueda escribir hoy así?
Bebo un café en el Starbucks
con un iPad Pro de Apple Corporation
llena de apps de Instagram y Face
Lo que me paguen irá directamente a las arcas…(ustedes síganle)