El aire erotizante. Algunos poemas kavya de la antología Vidyakara

Presentamos una interesante muestra de los poemas kavya de la antología Vidyakara, en traducción de Sergio Briceño González.

 

 

 

El aire erotizante. Algunos poemas kavya de la antología Vidyakara.

 

Subhashitaratnakosha es el nombre completo de la antología de poesía en sánscrito de carácter lírico, llamada kavya, que preparó en el siglo XI el monje budista Vidyakara. En ella encontramos escenas íntimas únicas (la alusión al romavali, la línea de vellos que les crece a las niñas al transitar a la adolescencia y que conecta al ombligo con el pubis, es solo un ejemplo), consejos sobre cómo enfrentar a una mujer casada o profundos análisis del temperamento sexual femenino en cada una de sus edades. Cuenta la tradición que esta antología fue escrita en hojas de palmera, que para ese entonces -y aun hoy en ciertos rincones de la India- se considera la encarnación terrestre de la diosa, una de cuyos avatares, Durga, es patrona del frenesí copulatorio. Fue ella quien influyó en la mampostería orgiástica de numerosos templos budistas en el golfo de Bengala, pero también se hizo presente en los textos poéticos de la época, que las hordas islámicas intentaron -sin éxito- destruir en algunas de sus incursiones al subcontinente. Los poemas que traduje tienen su versión original en el tomo de H. H. Ingalls del que Octavio Paz recogió el material para sus ya conocidas traducciones. Debo agregar que la puntuación es tan despeinada como el propio objeto que describe. Además, la mayor parte de estos poemas celebra la maduración de las niñas.

 

 

 

RĀJAŠEKHARA

 

Ya no dejan sus crenchas en desorden,

buscan cómo amarrarse los cabellos;

se empiezan a preocupar por sus dientes y anudan sus faldas,

se ajustan a la práctica amorosa con las cejas;

se vuelve indirecto el movimiento de sus ojos:

se llenan de ambigüedad sus palabras,

a cada instante hay progresos en coquetería,

mientras la infancia se desliza hacia la juventud.

 

 

 

RĀJAŠEKHARA

 

La joven doncellez le ha puesto su huella en cada extremidad,

pero especialmente hábil ha sido al madurar sus ojos,

sabe que ella merece ver cada uno de sus gestos

y difunde las emociones que a través de él experimenta

para que se sienta orgulloso de la mirada suya.

 

 

 

LADAHACANDRA

 

En el vientre de las jóvenes hermosas

brilla el dulce romavali

como el estandarte que el Amor ha puesto

al fundar una nueva ciudad: la Juventud.

 

 

 

LAKSMIDHAR

 

Su respuesta flota cerca del amor,

pero todavía lo niega,

aunque ya dicho permanece medio oculto

le ruegas y le ruegas por su cara,

decide dártela a medias y a medias voltearse,

una mirada aduladora en la muchacha a mitad de camino entre la infancia y la madurez

¡qué dulce, cuando la pruebas, su ambigua inocencia!

 

 

 

RAJASEKHARA

 

Tarda en entender los juegos de azar de los amantes,

se deleita en comprender los dobles sentidos,

siempre trae un espejo en la mano

y hace de maestra ante la multitud de sus amigas,

ansiosa por copiar la conducta de las mujeres mayores,

todavía es demasiado tímida con su juventud;

hay un encantador progreso de coquetería al comenzar la mujerez.

 

 

 

BHOJYA-DEVA

 

Su mirada, aunque manchada de infancia,

intenta a cada rato asemejarse a la mujer;

su silueta no ha cambiado todavía

pero muestra una pizca de su riqueza en ambos pechos:

qué puede haber más delicioso que ver el cuerpo de una doncella a punto de probar el amor.

 

Lleva el corpiño abotonado hasta el cuello,

solo se ríe a través de los gestos de sus manos y dedos,

está cansada de jugar con sus muñecas,

sus miradas son oblicuas,

sus palabras crecen llenas de un doble sentido,

en cada parte aparece el encantador progreso de su coquetería,

mientras su infancia se diluye.

 

Mucho a muchos pájaros el hoyo en mis orejas ha bebido el canto entre los árboles de mango,

pero hoy mientras se aproximaba

esa música

me sacudí cada miembro;

mi corazón se entristeció, se estremecieron mis ojos;

¿por qué me pongo así, amiga, por qué?

 

 

VALLANA

 

Sus muslos han ganado peso;

se forman las tres hojas alrededor de su cintura,

la timidez se incrementa en su corazón,

su antiguo retozar se esfuma,

sus pechos han florecido hacia adelante,

sus ojos comienzan a volverse de lado,

el cuerpo de la esbelta muchacha crece hermoso

mientras su infancia se aleja.

 

El deseo de las mujeres lo arropará en sus ornamentos

creyendo que es todavía un niño;

en ellas de mala gana enterrará sus apetencias escondidas en el corazón

y si en la ausencia de las otras alguna lo mira tiernamente

él agacha la cabeza y sonríe;

así es su manera,

vestida en la belleza de su adolescencia

 

 

 

RAJASEKHARA

 

Muy tímida para dar una opinión,

cuando le preguntan solo mueve la cabeza;

solo confía todo lo que sabe y lo que hace a su mejor amiga,

pero es una experta en el arte de las miradas centelleantes

y cada uno de sus miembros ha sido marcado, también, para el arte del amor

ah, esta niña está cambiando de edad encantadoramente.

 

La viveza, abandonada por sus pies, pasa a sus ojos

sus muslos rechazan la delgadez

que ahora se refugia en su cintura,

su torso obtiene compañía con ambos pechos

y su cara permanece sola incomparablemente;

es así como la adolescencia intercambia atributos en cada uno de sus miembros.

 

 

 

¿BIRYAMITRA? (¿BHIKSU?)

 

Sobre este río de triple onda

su infancia pereció con toda su niñez,

en memoria de las cuales estos montículos funerales,

sus pechos de alabastro, han sido levantados.

 

Su cuerpo es una isla bañada por olas constantes

del mar de miel de la belleza;

aquí tiene las partes de la temprana juventud conspirando para edificar

una casa placentera de deliciosas vides,

en cuya refrescante sombra el bendito dios del amor,

apenas despertando, estará lleno aún de sueño.

 

 

 

SATANANDA

 

Mi corazón recuerda a mi amada, cómo, haciendo mucho simulacro, huyó de mí;

cómo sus amigas la arrestaron y la hicieron regresar

colocándola sobre la sábana,

cómo empezó y cómo se rehusaba a jugar las nuevas acrobacias

y cómo su miedo al final se fue reblandeciendo por la mano de la dulce experiencia.

 

Hay miedo y curiosidad

hay vergüenza y también hay deseo;

el corazón de una niña hacia el hombre que ama

nunca es tan puro y simple.

 

Visita a mujeres más grandes y atrevidas,

las escucha contar sus aventuras

que después con gestos hábiles

contará a sus amigas más jóvenes;

conoció a un hombre que deseaba su corazón

pero todavía no se le entrega;

así es la muchacha joven, pero solo por ser así se vuelve aún más atractiva.

 

Ella se estira. Sus brazos voluptuosamente levantados forman una graciosa puerta

a la que sus dedos entrelazados e inmóviles le forman la cornisa;

¿que podría celebrar esta puerta

sino la entrada del dios nacido de la mente?*

 

 

NARASIMHA

 

La adorable criatura ahora observa

la profundidad de su ombligo,

con una mirada lateral confirma el crecimiento de sus nalgas,

en secreto atormenta su cintura con corsetes,

pero se mantiene unida a la timidez

como a una vieja amistad.

 

Cuando las niñas, curiosas por los amores de unas y de otras,

empiezan a platicar de amor,

su cuerpo se endurece, las agujas les empiezan a recorrer la piel,

lo que me hace pensar que esta novicia de ojos de gacela

ha ofrecido su santidad a algún sacerdote consagrado,

algún devoto del paraíso carnal

para su iniciación

 

 

 

RAJASEKHARA

 

Sobre su rostro la ceja aprende a danzar con apenas una parte

de su extensión;

de algún modo los ojos se vuelven más maduros,

sus pechos empiezan a brotar,

su cintura a diario se adelgaza; su entrepierna se abulta

poco a poco en cada miembro;

la juventud va dejando una muestra de su compañero más cercano, el Amor.

 

 

UTPALARAJA

 

El año pasado, querido amigo, y el año antepasado

el dulce viento sopló desde Malabar

y el pájaro cantó,

pero mi corazón nunca se inquietó

y todo para nada

como esta primavera.

 

 

 

VITTOKA (S. VIBOKHA)

 

Esas encantadoras mujeres que practican la virtud, pero

en secreto desean pecar,

que darían su vida antes de entregar por completo

una sola de sus miradas al amante,

cuyas reglas son la prohibición

incluso a pesar de lo que más les gusta;

que ellas, cuya naturaleza difiere así de todo el mundo, sean gentiles contigo.

 

 

 

 

*Los cuatro kumaras son entidades perpetuamente infantiles que nacieron de la mente de Brahma y representan el celibato o la virginidad. (N. del T.)

 

 

 

 

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