Poesía cubana: Elizabeth Reinosa Aliaga

Presentamos una muestra de Elizabeth Reinosa Aliaga (Cuba, 1988). Ingeniera Informática. Miembro de la AHS. Ha obtenido diversos premios, entre los que se destacan el internacional de poesía Voces nuevas (España, 2016), el primer premio en el IV concurso de poesía La palabra de mi voz (Estados Unidos, 2017), el premio internacional Décima al filo (2015) y el premio Francisco Riverón de décima escrita (2015). Con el cuaderno Aves Migratorias obtuvo mención en el concurso Wolsan Cubapoesía en el año 2011. Ha publicado En la punta del iceberg (2011), Striptease de la memoria (2016), Formas de contener el vacío (2016) y Las Seis en punto (2017). En estos momentos, su cuaderno de poesía Brújulas se encuentra en proceso de edición (2018). Cuentos y poemas suyos aparecen publicados en revistas y antologías de España, Chile, Argentina, Honduras, Perú, México, Italia y Estados Unidos.

 

 

 

 

Fiesta

 

La familia con sus tortas de merengue

festeja nuestra júbilo

o simula que festeja

el gozo de tener la cabeza cortada

la lengua

y las piernas

nada de palabras

o zapatos que descubran las puertas para huir.

Una celebración con globos:

explosiones de sangre

que se activan con el filo del cuchillo.

Fiestas de la infancia

con bufones

y fotografías que ensayamos

hasta quedar

perfectos.

 

 

 

 

Claro y firme

 

Han sembrado posturas

para el silencio.

No quieren saber de mi arritmia,

signo de sangre desbocada,

de hipocondría,

visión minimalista del mundo.

 

Detrás del cristal

aprieto los dedos

que intentan ocultar el sol o ponerse de cruz

sobre los labios.

Todo era claro y firme

en los inicios,

pero ese tiempo puede durar toda una vida.

Todo era callar

y festejar el estiércol,

sujetar a la bestia,

mientras otros clavaban en su pecho

la derrota.


 

 

 

Lenguaje

 

No debes tener miedo

de la abuela

que habla como un santo africano.

En la casa oscura verás sus ojos

encendidos.

En su cabeza

solo hay cenizas del pasado.

Ella te ama

pero no te reconoce.

 

 

 

 

Boca ciega

 

La mujer flota en el agua

parece tan creíble

pensar que hace unos minutos

atrapaba un pez de espuma.

Que su mano soportó un cordel

que la hizo sangrar desde su origen.

Sobre la mujer no hay nubes

ni pájaros, ni moscas

solo signos que interrogan

el silencio.

 

 

 

 

Dolor real

 

Cuando era niña

jugaba con martillos

que golpeaban mis dedos.

Tenía una cuerda

para mi cabeza.

Tenía un árbol y una ventana

para saltar.

 

Pero la edad lo cambia todo

y ahora solo tengo

somníferos y espuma

solo agua

para purificarme

agua y pasiflora

y manzanilla

y tilo

plantas que crecen

en mi estómago

como un ojo

de huracán.

 

 

 

 

Brújulas

 

I

A dónde es que van los patos

de Central Park en invierno.

Todos piensan en lo eterno:

alimentan a sus gatos

todos añoran zapatos,

no alas.

 

Persiguen la orilla

de salvación,

no la arcilla

que moldee una ciudad

un país, una verdad

que salte como una astilla,

que duela como una cura

una muerte, un nacimiento.

Las aves y el firmamento

asemejan la ruptura

destruyen la arquitectura

del pasado.

Todo vuelo

lleva consigo un anhelo

de paz y de insurrección

cada paloma: un embrión

que germina en otro suelo.

 

 

 

II

Las aves, el horizonte

las ilusiones y el alba

son conceptos,

no me salva su retórica,

ese monte de símbolos.

Aqueronte simulando una balanza,

un extremo: la esperanza

en el otro: la apatía.

El mundo en asimetría constante.

No existe alianza

entre pasado y futuro

solo tiempo, solo abismo.

No creo en el exorcismo

pero practico el conjuro.

Nada es totalmente puro,

nada perdura en el borde.

Si hay agua existe el desborde,

una semilla es la selva.

 

No importa quién desenvuelva

el hilo,

hay un monocorde silencio,

no es el destino

es la ley del universo:

Cómo refutar lo adverso,

si se niega lo divino.

Cómo ser buen inquilino

de una casa sin paredes.

Cómo escapar de las redes

si la jaula nos distingue.

El fuego nunca se extingue

entre arboledas.

 

Ustedes

representan multitud

y yo me vuelvo un islote,

logro mantenerme a flote

pero no es una virtud.

Lo importante es la actitud

ante el fracaso, ante el miedo.

 

Lo sublime del viñedo

no es la fruta,

es la promesa.

Vamos juntos a la mesa.

Todos se van.

Yo me quedo.

 

 

 

III

Soy cómplice de la nieve

a través de un catalejo,

sinónimo de festejo

pero de cosecha breve.

 

Otro anuario que me debe

un obsequio, un regocijo.

Calendario, y acertijo:

los patos a dónde van

yo no sé si volverán

nuevamente a su cobijo

¿o prefieren el misterio

que nace en la incertidumbre:

que el sol funcione de lumbre

la luna de planisferio?

 

¿No hay ave sin cautiverio

ni palabra sin censura?

Una puerta se clausura

pero hay cientos de ventanas.

Hay destrucciones y hay ganas

de iniciar otra aventura.

 

 

 

IV

No hay brújulas,

pero vamos al norte,

siempre hay estrellas

ahogadas bajo las huellas.

Nadie sabe

que arrancamos las raíces,

que llevamos la tierra para nacer.

¿Quién ha visto florecer

el cactus en la nevada?

¿Y quién la coordenada

que nos impide crecer,

que atenta contra el hogar?

 

El mar no tiene raíces,

ni imanes, ni directrices.

Nos debemos al azar

pero es mejor naufragar

que sostener girasoles que no existen,

mirar soles que se apagan.

Es mejor, la espina de alguna flor,

que sufras a que te inmoles.

 

 

 

V

La patria no nos observa

la patria nos acompaña

sin exigirnos la hazaña,

sin convertirse en proterva filosofía,

ni en sierva.

Le debemos el abrazo,

la esperanza y el ocaso,

la cabeza contra el muro,

un rayo de sol oscuro,

la victoria y el fracaso,

el amor y la costumbre,

el origen, la floresta,

el destino, la protesta,

el silencio de la cumbre.

 

Es mejor que nos deslumbre

la palabra que el mutismo.

Un complejo mecanismo

nos ha nacido en los hombros

No son alas,

son escombros de la vida,

de uno mismo.

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