La escritura de la naturaleza sexual en Raúl Gómez Jattin. Texto de Alexandra Parras

Presentamos un lúcido ensayo de Alexandra Parras sobre la poesía de Raúl Gómez Jattin (1945-1997). Tras estudiar derecho, este poeta, convertido ya en un mito, vivió en las calles y estuvo internado en hospitales psiquiátricos. Murió arrollado por un autobús en Cartagena de Indias. Publicó, entre otros libros de poesía, Esplendor de la mariposa y Retratos.

 

 

 

 

La escritura de la naturaleza sexual en Raúl Gómez Jattin

 

Un par de líneas que nos ofrece Jattin en cualquiera de sus poemas es lo suficiente para saber que su lectura nunca será una compresión y ni un deleite convencional, encontrarse con lo particular de su discurso poético es habitar inimaginables imágenes que recogen las sensaciones inscritas en el tabú, como por ejemplo,  esta primera estrofa del poema Venía del mercado excitada y dispuesta de Raúl Gómez Jattin:

 

Maritza Qué nombre tan horrible Como su

cara Pero tenía un culo que sacaba la cara por ella

Y unas tetas como papayas blanditas

que no había necesidad de tocar.

 

Es posible preguntarse sobre la diversidad de pensamientos o cuestionamientos que efectuaría el lector. Lo primero es que tal vez se negaría a considerar que esas líneas son poesía y buscaría minuciosamente en su enciclopedia esas posibles características de los elementos propios de un poema “convencional”. Seguramente en cualquier institución académica recordará que las reglas que definen a un poema no puede constituirse por palabras coloquiales o bizarras, y que por lo tanto, su estética es el perfeccionamiento de todos los vocablos que lo componen e incluso, si sus conocimientos se definen en siglos muy atrás en la línea del tiempo, afirmará que las estrofas carecen de esa musicalidad o rima que le brinda un tono armonioso al mismo. Sin embargo, si encontrará la multiplicidad de imágenes que el caos y lo bizarro unen a las palabras, allí podrá habitar la metáfora desde la posibilidad de hacer con ésta las asociaciones entre una parte de la naturaleza y lo sensual que puede llegar a ser.

No obstante, luego de un quizás primer rechazo le sorprenderá que se pueda escribir un poema de esta forma y podrá reencontrar cómo la trayectoria de la misma poesía ha permitido comprender por qué Raúl Gómez Jattin es una de las mejores voces de la poesía contemporánea colombiana. Entonces, los primeros lectores que se acerquen a su estilo podrán tener conciencia de la forma en que operan sus gustos y delirios, así su lectura será mucho más significativa, pues el placer intelectual convergerá con el estilo estético de la pansexualidad como punto de lo grotesco, para sentir que cada verso retumba en las sensaciones del cuerpo y la mente. Porque el nuevo tono, que tiene que ver con ese toque de conversación es el nuevo estilo de la poesía, ese aspecto coloquial que permite que un poema como estos sea llamado poema. Tal y como lo expresa Eduardo Millan “El riesgo del poema no consiste en la profundización en el pantano autobiográfico. Es y será hasta nuevo aviso formal, la novedad reside en despistar al lector frente a lo que el lector cree que va a venir, de lo contrario no hay poesía”.

Raúl Gómez Jattin nace el 31 de mayo de 1945 y muere el 22 de mayo de 1997 en Cartagena de Indias. Fue abogado de profesión y poeta de pasión. Vivió muchos periodos de su vida en Cereté y Bogotá; la lectura de la poesía del cartagenero que se ha hecho mítico no sólo por sus creaciones sino por su constante visita a las clínicas mentales producto de su afición a las drogas y un final trágico (atropellado por un carro), es como una certera de los efectos irónicos y sugestivos de las interpretaciones que se pueden exponer en poemas como: “Donde duerme el doble sexo” mezcla de placeres entre el ser y la naturaleza, o “La gran metafísica es el amor” una línea de sensaciones del orgasmo que se entrecruzan con la virginidad. Es por tanto, una escritura contenida en polvos imaginarios, inundados de los gustos por palmar toda la naturaleza, y que  penetran la realidad con un lenguaje libre, fresco, sensato y crudo.

Hablar de su poesía es mencionar una cartografía de un mundo de cuerpos ardientes, orgasmos húmedos, del deseo caliente y el placer que genera todo lo erótico como lo dice: “ese culear con todo lo hermosamente penetrable” el roce con lo que nos rodea y el sexo cálido – fugaz que nos configura sus líneas, es en pocas palabras, un “bestialismo” donde se encuentra el más espeso de todos los deseos y que, se convierte en un acto que muy pocos seres conserva con agrado, ese quizás olvidado salvajismo.

 

…A los nueve años tenía una mujer de trece

Caliente como perra en celo Aunque

tenía cara de gata ¡No joda! ¡A los nueve!

Hoy me asombro Pero entonces le echaba

hasta dos polvos en la tarde…

 

En ese orden de ideas, el contacto con la naturaleza como sucede en “Donde duerme el doble sexo” conlleva habitarla sin posiciones o jerarquías experimentando las relaciones y expresiones con el entorno natural, aquí se encuentra el deseo de incorporación, las variaciones del consumo amoroso, el entusiasmo de ser parte del otro sin importar su sexo. En pocas palabras, un pansexualismo: la atracción sexual sobre todos los seres en sí; tal como lo expresa Onfray en Teoría del cuerpo enamorado: “El sexo es igualmente doble en los animales completos: algunos se componen de dos mitades masculinas, otros de dos pedazos femeninos, mientras que algunos revelan un compuesto de macho y de hembra. Bisexualidad, heterosexualidad y homosexualidad se encuentran de este modo legitimadas sobre un mismo plano de lectura, sin ninguna discriminación, sin ninguna jerarquía” (54).

Dicho poema es un índice de esta tendencia inobservante. Puesto que hace un repaso a los múltiples asedios sexuales que se pueden realizar con los animales descubriendo placeres y dolores…y cierra con estas afirmaciones:

 

Todo ese sexo limpio y puro como el amor

entre el mundo y sí mismo Ese culear con

todo lo hermosamente penetrable…

 

El poeta cartagenero trató la pansexualidad, es decir la posibilidad de relacionarse con todos los seres de la naturaleza desde otro tipo de imagen. Su escritura es una plena confesión de entregas y acciones sobre el cuerpo promiscuo, la imaginación liberada con todos y con el todo, ese lenguaje carnal que representa la riqueza transgresora y desmesurada que dejan filtrar tanto los deseos sexuales como la interpretación sobre el amor:

 

Te quiero burrita

Porque no hablas

ni te quejas

ni pides plata

ni lloras

ni me quitas un lugar en la hamaca

ni te enterneces

ni suspiras cuando me vengo…

 

Raúl Gómez Jattin deja en sus palabras una marca en la enunciación de sus devenires poéticos tanto para la literatura Colombia y latinoamericana. Lo primero que se puede rescatar en su escritura es el detalle de embellecer los placeres o pasiones más ocultas del ser humano; en ese tejer de imágenes, Jattin utiliza un lenguaje atroz pero riguroso que llega a las dimensiones de lo obsceno y que efectivamente está configurado en lo carnal, especialmente desde el plano sexual. Tal y como lo expone Belén Castellanos: “La práctica sexual es una de las cosas que el hombre conserva de la animalidad. Sin embargo, incluso en esos casos en los que el hombre se comporta animalmente, habría que matizar y decir que más bien, busca una especie de reencuentro, de recuperación de la animalidad, que ya no es tarea animal sino propiamente humana”.

 

Gladys era lo que decimos en mi tierra     

una calentadora Me restregaba el trasero

en las rodillas y me dejaba que le tocara

 esa verguita que tienen las muchachas

 en la chocha Pero no me lo daba (…)

Eran unos pajazos deliciosos

los que sabía hacer Gladys. 

Con esta expresión, Raúl Gómez Jattin rompe las maneras de sentir la poesía y es un inicio de atreverse a recorrer su lectura sin las ataduras convencionales sobre lo que es o no perfecto, como expone Marjorie Perloff “La poesía más allá de ser el vínculo comunicativo condiciona al lector a participar de la visión única y privilegiada del emotivismo”. Por otro lado, el tema de la sexualidad es el fundamento de su escritura, el cual  plasma con normalidad siendo ello el atractivo principal: La zoofilia, las relaciones homosexuales, heterosexuales hedonistas, recorren todo su lenguaje lírico. Por ello las formas en cómo direccionó a moldear sus gustos y emociones sexuales fue a través de la reelaboración de la palabra, una labor que sella su estilo no por el mensaje personal sino por convertir lo grotesco en bello.

La naturaleza sexual característica del poeta colombiano es un fundamento para la misma tradición poética del país, puesto que, le da el auge a los nuevos escritores de atreverse a habitar lo descarnado desde la estrofa, la rima y la voz del común,  encontrarse con su poesía es superar el léxico formal para reconocer los signos en sus versos. Y si bien no todas sus composiciones se fundamentan en lo carnal, de igual manera, encontramos un ejercicio espiritual fuera del plano del placer deshonroso (para algunos) y de los parentescos bestiales, porque Gómez Jattin también es un escritor polifacético:

 

Ya para qué seguir siendo árbol

si el viento no canta en mi follaje

si mis pájaros migraron a otros lugares

Ya para qué seguir siendo árbol

sin habitantes… 

 

Con ello podemos deducir que el poeta Gómez Jattin desborda su sensibilidad quiere superar los límites de la normalidad para entrar en otros estados que el común quiere ocultar y termina por recitar a Jorge Luis Borges “Ver asombro donde otros sólo ven costumbre. El poeta es sensible a los problemas del ser humano en general / desde los económicos hasta los psicológicos / y no cesa en su empeño de canalizar todo el dolor que le produce la humanidad a través de la palabra poética. También es sensible / y eso lo habrán experimentado todos aquellos que algún día han querido escribir un poema o un cuento / a los problemas a los que se enfrenta todo escritor cuando desea crear algo bello y original”. Así, toda su escritura vierte en la palabra de los miedos, el inconsciente y la liberación de sus propias inhibiciones, tal y como lo dice el propio Jattin: “La poesía es la única compañera / acostúmbrate a sus cuchillos / que es la única”.

De esta manera, la crudeza , los lenguajes coloquiales, lo chocante de sus gustos y  las vivencias, son los sentidos que debe de descubrir el lector, donde se  halla un camino de metáforas que por supuesto, transmiten imágenes que nos hacen pensar en el discurso poético, de decirnos que la poesía es al mismo tiempo dolor y esperanza, de burlar lo cotidiano a través de los  símbolos y la sensualidad en cada verso, de recordar que la poesía son lugares y experiencias que conmueven y a la vez chocan con las sensibilidades, y en fin, de decirnos que la poesía es perforar el cuerpo desde la emotividad y lo propiamente carnal.

 

 

 

Bibliografía

 

Bataille, Georges (2008). El erotismo.

Castellanos, Belén (2010). El erotismo como fascinación ante la muerte según Georges Bataille. Nómadas, Revista crítica de ciencias sociales y jurídicas

Gómez Jattin, Raúl  (2004). Amanecer en el Valle del Sinú. Antología poética. Bogotá: Editorial Tierra firme.

Fiorillo,  Heriberto (2003). Arde Raúl. Bogotá. Panamericana.

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