Sobre la poesía de Antonio Nazzaro

Fernando Salazar Torres comenta el poemario Amor migrante y el último cigarrillo (Ril, 2018) del poeta italiano Antonio Nazzaro (Turín, 1963). eriodista, poeta, traductor, video artista  y mediador cultural italiano. Colabora con la revista italiana de poesía Atelier y con la revista Fuori /Asse. En la revista digital, también de Italia, Parco Poesia es curador de la sección de poesía latinoamericana.  Sus poemas han sido publicados en revistas nacionales e internacionales.

Tres maneras de migrar

El poemario, Amor migrante y el último cigarrillo (Ril, 2018), de Antonio Nazzaro, suma dos momentos emocionales, por un lado el amor de dos modos, nada en común entre un caso y otro: el amor de pareja y el amor a la patria. El segundo momento la huida, la despedida. El poemario es bilingüe, los poemas aparecen en italiano, la versión original, y trasladados al español. La composición poética radica en la brevedad, poemas muy breves que forman unidad más por la temática y despliegue discursivo, que por la historia que pueda contarse, además del carácter, me atrevo a sostenerlo, creacionista o imaginativo. El poeta también considera más la expresión o frase, la imagen, que la medida del verso, la sentencia, la afirmación poética. Dada la brevedad composicional el vuelco entre un tema y otro, el amor confesional, evocativo expreso hacia la figura amorosa, recuerda algunos poemas de Petrarca, ciertamente Nazzaro conoce tal tradición.

            El libro está segmentado en tres partes: “Amor”, “Migrante” y “El último cigarrillo”. La primera sección, justamente, expresa, diría, ese modelo provenzal, cuya fijeza poética oscila en la idealización de la mujer, la amada en su ausencia, el recuerdo o el peso memorioso como factores constructivos del sentimiento, preparación oral. Dado esto, sí existe un contraste entre el modo coloquial de la expresión y el carácter creacionista del verso en la totalidad del libro, pero es posible, no obstante, en momentos también es manifiesto en esta primera parte del poemario de Nazzaro.

De ti sé poco:

el largo de tus brazos

el tiempo de tus besos

los húmedos del amor voraz

y los lentos del amor cotidiano.

(Nazzaro, 9)

            O bien este otro fragmento de otro poema:

Y en esta calle

entre la tierra y el cielo

acampamos una esperanza

de nosotros.

(Nazzaro, 10)

           

Cabe señalar que, además de la mujer amada, como presencia femenina, también se encuentra la hermana, la familia y el padre, figuras clave en el concepto de amor que Nazzaro figura en el poemario cuya sección es la más extensa del poemario.

Por otro lado, “Migrante”, al ser un tópico más ideológico que estético aunque no distante de éste último, el arreglo del poema igualmente presente esa doble naturaleza: coloquial y creacionista. Es posible que la misma biografía del poeta sea una las causas de este hecho estético. El impacto de la poesía latinoamericana y/o hispanoamericana serían otras causas, los vínculos fundados entre el uso de la lengua adoptada, es decir, la segunda, el español. El cruce de tradiciones. El tema de la migración, mismo que ha sido un tema central en varias partes países del mundo durante todo el siglo XXI, se torna en un amor a la patria, a la tierra madre, que también es la herencia verbal, la lengua de comunicación y la tradición del verso.

En esta segunda parte sobresale más el dolor, el extrañamiento, formar parte de ningún lado, ajeno a los territorios. Sin duda, “Migrante” es la parte plenamente autonarrada del poema, no digo autobiografía, pues no realiza un recorrido de la vida absoluta del migrante, tan solo señala hechos, sentimientos, actos, momentos de vida, narra segmentos vitales. El total poema siguiente, “Soy lluvia de África y de América / para que broten las flores del mundo.”, diluye la gran historia en un momento. No obstante, tal tema ideológico no deja fuera la fuerza imaginativa anteriormente señalada:

                                    

Noche de emigrante

donde las estrellas son la única luz

que queda como un farol

de una casa sin puertas.

(Nazzaro, 66)

Decir lo último respecto a esta parte tiene que ver con el uso del idioma, el poeta al hablar y escribir en español también es una manera de migrar, su condición de poeta al verse imposibilitado, por convicción u obligación, al usar el lenguaje materno, el idioma cuya expresión sería, acaso, más natural. El riesgo al cambiar el idioma italiano por el español es más, me parece, un beneficio que un perjuicio. Quizá habría un señalamiento, mantenerse en el mismo ritmo y cadencia a lo largo de todo el poemario y no variar la composición del verso según el tema, ya sea lo amoroso o lo político.

            Finalmente, la tercera sección, “Y el último cigarrillo”, es una serie de poemas meditativos, reflexivos respecto a las influencias del propio poeta. En esas páginas pueden detectarse, como lo dijo Jorge Luis Borges, los precursores, los intereses literarios personales y, en efecto, destacan los autores, varios, que escriben en español. Pero también es el momento solitario del autor, situación aprovechada para hacer un diagnóstico de vida.

            En suma, Amor migrante y el último cigarrillo, es una terna, tres momentos o circunstancias que pueden ser también episodios poéticos: el amor, el destierro y la soledad. De rápida lectura, tanto por la extensión como por la brevedad de los poemas, este nuevo poemario de Antonio Nazzaro, de origen italiano, pero de vida latinoamericana, publica en Santiago de Chile, un título valioso.

 

 

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